Pegar, cortar y reír

Ningún cine nacional tan diverso y sólido como el coreano. Pueden ser comedias o policiales; pueden ser películas de autor o experimentales. El cine coreano tiene una extensa historia y una tradición con maestros de ayer y de hoy. Que se estrenen en cines películas llegadas de Oriente es siempre bueno para una cartelera en la que el idioma inglés impera. También resulta placentero entrever que el ritmo y la velocidad en un policial pueden ser diferentes en otras cinematografías. En ese sentido, Fuerza bruta es oxígeno estético frente a la prepotencia del mercado, que insiste en su destino estadounidense. 

La continuación de Fuera de la ley es tanto un policial y una comedia. La única relación de Fuerza bruta con la precedente reside en algunos personajes, y en especial el que interpreta el corpulento Don Lee, quien vuelve a darle vida al detective Ma Seok-do. La simpatía del personaje es tan ostensible como su heterodoxa agilidad física. El cuerpo del actor luce a punto de estallar, como si la piel y la carne no fueran suficientes para contener la fuerza que emana del cuerpo. Tal condición anatómica es central en la puesta en escena, porque la comicidad proviene de ese desborde de fuerza. Toda la película pasa por esa condición física. Verlo caminar, solamente, es de por sí gracioso.

El relato transcurre en el 2008, primero en Ho Chi Minh, Vietnam, después en Seúl. Un secuestro y el rescate concomitante ponen en movimiento el relato, cuya resolución es apenas necesaria, porque a Lee Sang-yong le importa más deslumbrar visualmente con sus coreografías elegantes (tanto en espacios reducidos –en un auto o en un ascensor– como en espacio abiertos –calles y estacionamientos–) que trabajar sobre el costado dramático de la trama. El humor está por encima de la tragedia, del mismo modo que la integridad de los personajes lo está sobre el empleo de la violencia, jamás contenida, ridículamente excesiva y por esa razón inocua. La clave pasa por exacerbar los estereotipos y matizarlos a través de cierta amabilidad retenida del detective y sus ayudantes, procedimiento paradójico y similar con el que se filman los actos de violencia. En Fuerza bruta el sonido del filo de los cuchillos y las hachas es casi música, al igual que las trompadas.

Ni Fuerza bruta ni Fuera de la ley traspasan el legítimo entretenimiento, como sí sucedía con una obra maestra del género como Memoria de un asesino, de Bong Joon-ho, una película extraordinaria en la que la eficiencia narrativa, las destrezas formales y la elocuencia sociológica iban a la par. Lee Sang-yong retiene lo primero y lo segundo. Es suficiente.

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Fuerza bruta / Beomjoidosi 2, Corea del Sur, 2022.

Dirigida por Lee Sang-yong. Escrita por Kim Min-seong.

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*Publicada en La Voz del Interior en el mes de octubre 2022.

Roger Koza / Copyleft 2022