Herbaria (Leandro Listorti)

En un pasaje lúdico, una niña relata una pequeña historia que comienza con una planta asesina y culmina con el fin del mundo. En otro momento, la cineasta alemana Narcisa Hirsch medita sobre el concepto de extinción en su casa de Bariloche en Argentina. Listorti sabe muy bien que las especies desaparecen, y lo que viene sucediendo con las especies botánicas desde mediados del siglo XIX es escandaloso. Pero no solo mueren las especies, también las películas e incluso los saberes alrededor de la proyección y la conservación de los materiales fílmicos. En ese legítimo paralelismo, Listorti emplea testimonios de botánicos y de personas ligadas a cinematecas y museos, yuxtapone películas científicas y de otra índole con sistemas decimonónicos de conservación de especies, y añade cuando es pertinente información sobre el estado de existencia del mundo de las plantas y de los fotogramas. Al ser un lúcido tratado sobre la extinción, la película no prescinde del humor ni de la hermosura. La cantidad de planos inolvidables de flores es una prueba irrefutable del placer que puede prodigar el cine y de su relación directa con el conocimiento, placer que las flores suscitan por esa condición paradójica de invocar tanto la vida como la muerte, como se insinúa en el epílogo con elegancia y precisión.

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