FLASHBACK: EL 2022 EN PELÍCULAS
La hermosa superstición de que un año culmina para dar paso a una renovación total de las expectativas y las esperanzas suele propiciar un ejercicio de memoria. Lo que permanece en la conciencia es siempre un procedimiento de montaje: recuerdos imborrables, hechos notables, instancias olvidadas que se rememoran por gracia de un estímulo involuntario.
En el 2022 pasó de todo: los cines volvieron a funcionar normalmente, los festivales de cine se hicieron como antaño, los estrenos recuperaron el ritmo de los jueves y las plataformas prosiguieron imponiendo su dominio. Quien pueda abarcar todo lo que sucede en materia cinematográfica hoy debe tener dos vidas al unísono o más. Será un desafío para los historiadores del cine de fin de este siglo acopiar información y segmentarla por categorías. Pero a ninguno de estos hipotéticos estudiosos se les escapará un dato decisivo del 2022: el 13 de septiembre murió Jean-Luc Godard.
La muerte de Godard no es solamente el deceso de un cineasta. Con él, y también con el otro gran cineasta moderno que murió apenas unas semanas después, Jean-Marie Straub, comienza a desvanecerse la relación del cine con el siglo XX, esos 100 años en los que la yuxtaposición entre la historia del cine y la Historia se confundieron con razón. La imagen-movimiento con sonido y los modos de construir relatos y documentos fueron una invención extraordinaria por la cual el concepto de archivo conoció una dimensión cualitativa y cuantitativa inesperada. Esos cineastas fueron decisivos en establecer el lazo entre cámara y conciencia, plano y palabra, registro y verdad. Todos ellos supieron que Noche y niebla de Alain Resnais era un hito en la historia del cine: aquel cortometraje sobre los campos de concentración y su funcionamiento dejó el precedente insoslayable por el cual el cine y la memoria del siglo eran indisociables. ¿Qué es el cine del siglo XXI? Todavía no lo sabemos, aunque el último Godard diseminó algunas pistas de lo que puede aún vincular un siglo a otro.
Nuestra memoria
El cine argentino recuperó presencia en el extranjero, congregó mucho público en salas y volvió inesperadamente a estimular la discusión pública. En grandes festivales como la Berlinale, Venecia y San Sebastián se estrenaron películas argentinas en secciones clave. En la Viennale de Austria se presentó un foco sobre cine negro argentino, éxito rotundo de público y crítica; el Festival des 3 Continents, en Nantes, Francia, le dedicó una retrospectiva a Raúl Perrone. La única película argentina que ganó un premio principal en el extranjero fue la película cordobesa Sobre las nubes de María Aparicio. Esa máxima distinción la obtuvo en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Valdivia.
Argentina, 1985 de Santiago Mitre empezó en Venecia y fue el acontecimiento vernáculo del año: pasó el millón de espectadores en un mes, despertó el fervor de muchos y el rencor de pocos, tuvo apologistas varios y cuestionamientos diversos. Lo que es indudable es que el Juicio a las Juntas constituye un acto jurídico sin precedentes en la historia latinoamericana del siglo XX, un juicio que restituye la noción de verdad, concepto que goza de un deletéreo desprestigio.
Es curioso que una ficción pueda conmemorar la relación del cine con la verdad, razón por la cual los pasajes de mayor elocuencia son aquellos en los que Laura Paredes retoma las palabras dichas en el juicio por Adriana Calvo de Laborde. Que el registro televisivo (no emitido en vivo) de 1985 fuera de espaldas a la testigo y sobreviviente y que la reconstrucción cinematográfica imagine el rostro de la física que dio a luz en cautiverio y en un taxi a su hija constituye la intersección misteriosa entre la ficción y la verdad. Ahí despunta el secreto del poder del cine.
El año de las encuestas
Se estrenaron algunas películas destacables durante el año, y muchas habrán de aparecer en las listas anuales: Licorice Pizza (Anderson), Memoria (Weerasethakul), Crímenes del futuro (Cronenberg), Crónicas de un affair(Mouret), El gran movimiento (Russo), Apolo 10 ½: una infancia espacial (Linklater), El perro que no calla (Katz), ¿Qué vemos cuando miramos el cielo? (Koberidze), El fulgor (Farina) o Herbaria (Listorti) son títulos que ameritan reconocimiento.
Pero más allá de las discusiones que el mes en curso convoca para enumerar las favoritas del año, las encuestas que todavía incitan polémicas son las realizadas por las revistas La Vida Útil, Taipéi y La Tierra Quema en Argentina sobre las 100 mejores películas vernáculas y la recientemente publicada por la legendaria revista británica Sight & Sound acerca de las 100 mejores de la historia. En ambas, dos películas realizadas por mujeres encabezaron las listas: La ciénaga de Lucrecia Martel y Jeanne Dielman, 23, quai du Commerce, 1080 Bruxelles de Chantal Akerman. De más está decir que el estatus epistemológico de tales listas puede ser muy robusto o muy endeble, pero siempre es inestable y ninguna película está llamada a ocupar una posición en forma apodíctica. Lo que es indesmentible es que la hegemonía masculina empieza a debilitarse en la historia del cine. Los machos cinéfilos podrán rebuznar y quejarse, pero al fin la ubicua testosterona pierde espacio y otra forma de hermosura se consolida en el presente.
II
La contundencia del tiempo y acaso también de mi propio tiempo en el tiempo tiene efectos sobre mi memoria. Lo reciente lo recuerdo menos; lo lejano, aquello vivido décadas atrás, persiste, como si las memorias tempranas fueran más decisivas y obstinadas. Eso mismo pasa con el recuerdo de las películas, que también forma el entramado de la memoria. La noche del cazador o El día de la marmota las recuerdo, plano a plano y secuencia a secuencia. Lo visto recientemente, no. Y, sin embargo, como si ya fueran patrimonio de mi historia, algunos planos de películas vistas en el 2022 parecen adherirse a un territorio de recuerdos que serán patrimonio de lo que soy. (Misterioso fenómeno el recuerdo: una vez que ya es recuerdo, no tiene distinción en el tiempo. Es pasado vivo, pasado disponible de evocar).
Por eso recuerdo meticulosamente el baile frenético del psicótico de When the Waves are Gone, quizás porque Lav Diaz lo hizo bailar así porque comprendió antes que nada que ese policía era quien era porque un régimen violento lo ha había moldeado perversamente y por ende podía prodigarle en su retrato una distanciada piedad. Es la mejor película de Diaz, una de las proezas de esta década. ¡Qué ceguera la de Venecia de no incluirla en la competencia! ¡Vergüenza! Aún siento, más que recuerdo, el sonido de Pacifiction. Sí, persiste, como cuando un agudo en un concierto de una banda metálica se escapa de la consola y el oído enloquece por la frecuencia. Lógicamente, de ese film genial de Serra todavía veo el mar, elevado por el catalán al rango de encantamiento. De Sean eternxs de Perrone puedo repetir en mi mente casi toda la película. A esa la he estudiado. ¡Qué cosa tan esplendorosa! ¡Es un escándalo que esa película no haya sido estrenada en un festival internacional! En esa omisión se puede leer todo lo que está mal de los festivales. Es sabido que a los latinoamericanos solamente se les pide crueldad estetizada. ¿No se dan cuenta de que Perrone es uno de los grandes maestros del cine contemporáneo? ¿Quién puede filmar los rostros de los jóvenes como Perrone? Tal vez George en su notable Nuit obscure, película que está en las antípodas de la injuria con la que se la calificó por ahí de miserabilista. Justamente es lo opuesto a ese epíteto relevante, pero los dogmáticos emplean conceptos sin razonarlos y no ven más allá de sus certezas. Como dijo Cíntia Gil en la deliberación abierta que tuvimos juntos en la Muestra de Lanzarote, Unrest es una película que devuelve la fe en el cine (y no solamente, porque la experiencia de una subjetividad colectiva es tangible, y constituye otra especie de esperanza). Y eso mismo podría decirse de Tales of the Purple House y The Novelist’s Film, películas que saben señalar que en la experiencia cotidiana hay episodios extraordinarios. La otra película que viaja conmigo desde que la vi como corresponde en una sala de Gijón es la hermosa Onde fica Esta Rua? ou Sem Antes nem Depois. Es un misterio: se trata de una película terapéutica: fue rodada en la pandemia, pero la vitalidad con la que se plasmó en los planos vence a la muerte. Incluso, revive Los años verdes de Paulo Rocha y a su principal protagonista. Podría seguir enumerando otros fragmentos, pero es tiempo de detenerse.
Muchos dicen que en el cine contemporáneo no está todo bien. Es cierto, no está todo bien. Pero tampoco está todo mal. Todos los años, mal que les pese a tantos, hay algunas decenas de películas que mantienen prendida la llama de la gran tradición cinematográfica; es la misma luz tenue que encendieron Chaplin, Tati, Lewis y Brooks; la misma con la que iluminaron Dreyer, Bresson y Kaurismäki.
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Mis películas de 2022
No estrenadas
1. When the Waves Are Gone / Kapag wala nang mga alon (Lav Diaz) // Pacifiction (Albert Serra)
2. Sean eterxs (Raúl Perrone) // Akyn / Poet, (Darezhan Omirbayev)
3. Obscure Night – Wild Leaves (The Burning Ones, the Obstinate) / Nuit obscure – Feuillets sauvages (Les brûlants, les obstinés) (Sylvain George) // Dry Ground Burning / Mato seco em chamas (Adirley Queirós, Joana Pimenta)
4. Unrest / Unrueh (Cyril Schäublin) // Onde fica esta rua? ou sem antes nem depois/ Where is this street? Or without before or after (João Pedro Rodrigues and João Rui Guerra da Mata)
5. Vanskabte Land – Volađa Land/ Godland (Hlynur Pálmason) // Tales of the Purple House (Abbas Fahdel)
6. Soseolgaui Yeonghwa / The Novelist’s Film (Hong Sang-soo) / Clorindo Testa (Mariano Llinás)
7. Skazka / Fairytale (Alexandar Sokurov) / Sinfon14 (Raúl Perrone)
8. Armageddon Time (James Gray) / Les passagers de la nuit (Mikhaël Hers)
9. Schlachthäuser der Moderne / Slaughterhouses of Modernity (Heinz Emigholz) / Una serie de problemas matemáticos (Mariano Donoso) y Potemkiniștii / The Potemkinists (Radu Jude)
10. Geographies of Solitude (Jacquelyn Mills) / Trenque Lauquen (Laura Citarella)
Estrenos comerciales en cines y plataformas
1. Memoria (Apichatpong Weerasetakhul)
2. Crímenes del futuro (David Cronenberg)
3. El fulgor (Martín Farina)
4. Licorice Pizza (Paul Thomas Anderson)
5. Apollo 10½: Una infancia espacial. (Richard Linklater)
6. Todo lo que se olvida en un instante (Richard Shpuntoff)
7. EAMI (Paz Encina)
8. Herbaria (Leandro Listorti)
9. Crónica de un affair (Emannuel Mouret)
10. (…) el mismo río (Alejandro Fernández Mouján)
III
Unas palabras finales. Breves. Hasta el 16 de enero no habrá publicaciones en este sitio. Espero en el nombre de todos los que acá colaboran y publican que estén muy bien. Esperamos mejorar nuestro trabajo en este año. Ojalá nos acompañen.
*La primera sección fue publicada por Revista Ñ en el mes de diciembre de 2022.
Roger Koza / Copyleft 2023
Como soy nuevo por acá, no sé si esto ya lo hacías, pero aprecio que haya listas separadas entre estrenos comerciales y de festival
Estimado Tomi: bienvenidos, me alegra que tengamos un nuevo lector. Casi siempre hizo eso. Saludos. R
Me sumo a esta publicación.. amo el cine..en el cine y siempre es bueno tener la mirada de otro amante…además muy sabio .