EL VIEJO MITO DE LA ARMONÍA PERDIDA
La fantasía tiene a sus mayores acólitos en Californiana, capital de la Nueva Era. Todo empezó unas décadas atrás, cuando se entrevió que Occidente y su ideal de progreso eran secretamente una envestida decadente contra la naturaleza. El mito es el siguiente: en tiempos remotos, se rompió un equilibrio esencial en el orden de la naturaleza. La humanidad se separó de su ser esencial y desde entonces es un agente de destrucción.
A esta presunta desgracia metafísica, Cameron responde con un sendero universal al que se refiere como “el camino del agua”. En algún pasaje de su nueva Avatar —película que, si fuera un cuerpo humano, tendría el volumen anabólico e hinchado del de un fisicoculturista— la doctrina se enuncia y se ilustra. Cada ser viviente pertenece a un todo, incluso hay acá formas de solidaridad ontológica entre las especies. Un símil de ballena —el mamífero más grande entre los vivos y más vulnerable a interpretaciones delirantes, después de los delfines— mantiene una relación de reciprocidad existencial con los habitantes de la tribu de los arrecifes. Cada miembro de los metkayinatiene su doble en un cetáceo.
La Nueva Era es una filosofía impostora, porque nada tiene de nueva. La vindicación ubicua sobre la familia como un valor supremo es la prueba del conservadurismo a secas del relato. Zoe Saldaña como Neytiri puede ser una guerrera admirable, pero los valores patriarcales regulan cada una de las relaciones y acciones, tanto las afectivas como las bélicas, y la figura del padre es el organizador simbólico por antonomasia.
Desde que el cine conquistó la emancipación digital de la imaginación, ningún relato pudo avanzar hacia un mundo lejos de la repetición de letanías reaccionarias. Y acá tampoco la estética se beneficia. La estéril visión política de Avatar está erigida sobre un kitsch hiperbólico que logra incluso sustraerles la hermosura al mar y sus criaturas. El exceso cromático transforma cualquier plano en una espantosa imagen de diseño propia de la iconografía de un protector de pantalla. Una imagen para no mirar.
*Publicado en La Voz del Interior en el mes de enero 2023
Roger Koza / Copyleft 2023
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