RAFAEL FILIPPELLI (1938-2023)
Si se quisiera caracterizar a la figura de Rafael Filippelli – recientemente fallecido-dentro de nuestra cinematografía de manera sintética es probable que se lo pudiera definir como un free lance. Es que a pesar de haber sido asistente de Leopoldo Torre Nilsson y de haber formado parte de algún grupo ocasional con otros colegas en los años 70, su trabajo siempre tuvo un grado de independencia que lo alejaba de cualquier escuela o movimiento. Intransigente y reacio a congraciarse con la mayor parte del cine contemporáneo, tuvo sin embargo sus ídolos cinematográficos, vg., Godard o Bresson. A pesar de que nunca fuimos amigos tuvimos una buena relación y en conversaciones ocasionales varias veces le escuché decir que no veía cine actual porque lo aburría (un concepto con el que muchas veces me siento identificado). Luego de haber realizado un corto, un mediometraje y participado de un film colectivo, en 1976, al asumir la nefasta dictadura militar, se exilió en México y Los Angeles, regresando al país en 1982, realizando su primer largometraje, Hay unos tipos abajo en 1985, en colaboración con Emilio Alfaro, un film en el que describía con precisión el clima de temor y agobio que se vivía en los años de la dictadura. Mejor y más personal fue su siguiente trabajo, El ausente (1989), en el que narraba de manera elíptica el secuestro y desaparición en Córdoba del sindicalista René Salamanca. El film eludía la denuncia explícita y contaba con un formidable plano secuencia final en el que con un fatalismo ineluctable, la víctima preparaba unos bifes a la criolla mientras aguardana su destino irreversible. En 1998, Filippelli dirigió Retrato de Juan José Saer, un excelente documental sobre el escritor santafecino y en 2002 su pasión por nuestra música ciudadana lo llevó a filmar Notas de tango. La obra del compositor Gerardo Gandini lo inspiró para realizar Esas cuatro notas una película notable y en Música nocturna (2007) desarrolla a lo largo de cuatro noches la dificultosa relación entre dos escritores. Lo importante es que en todos estos films, en particular a partir de El ausente, Filippelli permanentemente investiga sobre las posibilidades del lenguaje cinematográfico. Pero, todo hay que decirlo, su siguiente film Secuestro y muerte (2010) fue, es y será cuestionable tanto desde lo formal como desde lo ideológico y su última película, No va más (2021), realizada durante la pandemia, acumuló exégetas y detractores. Pero la labor de Filippelli no se limitó a la realización cinematográfica, siendo fundador de la revista Punto de vista y reconocido docente. En este aspecto tiene puntos de contacto con José Martínez Suárez, ya que contó con una numerosa pléyade de alumnos y discípulos sobre los que ejerció una marcada influencia. Y también como aquel, supo hacer del humor una constante (era un tipo muy divertido), aunque existían claras diferencias entre el tono irónico y socarrón de JMS y el caústico e impregnado de humor negro de Filipelli. Esto me hace suponer que no sería improbable que en sus últimos momentos se haya despachado con alguna humorada macabra. Si fue así, habría sido fiel a si mismo hasta el final.
Jorge García / Copyleft 2023
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