A LA HORA SEÑALADA
Llueve en la ciudad balnearia del sur de Francia y no falta mucho para el inicio del verano. 12 grados, dice la información meteorológica en el teléfono. A las 3 de la tarde, es un dato insólito. Faltan aún dos horas para que se estrene Killers of the Flower Moon. ¿Cómo es posible que, teniendo las entradas reservadas todos los presentes, ya se pueden contar más de 200 personas haciendo cola?
Se dirá que todos creen que la película de Martin Scorsese no es una entre otras. El rumor y la suposición se confirmarán apenas unas cinco horas después: es de lo mejor del cineasta neoyorkino, porque las proezas formales de Kundun y la ambición histórica de Pandillas de Nueva York (dos películas fallidas) están articuladas magistralmente, a diferencia de las citadas, en esta película-testamento en la que Scorsese afirma, incluso en primera persona, que la nación estadounidense se ha erigido sobre genocidios continuados.
En el deficiente sistema de organización del Festival de Cannes, existe también una fila para todos aquellos que no tienen entradas porque ya estaban agotadas. Deben ser más de cien personas en esta ocasión. El sistema de acreditación obliga a todos los que participan del festival a levantarse todos los días antes de las 7 de la mañana para entrar al sistema y elegir sus películas. Se reserva con cuatro días de anticipación. En menos de cinco minutos se agotan las más buscadas. Eso explica la cola de “Last Minute”. Una joven estalla en llanto y alegría porque consigue una entrada faltando minutos para la de Scorsese. Está primera en la fila de los condenados y al dar a conocer con un grito su suerte se le permite sumarse a la otra fila y queda en primer lugar. Todos son felices por su felicidad.
El director de la revista de cine más importante de España —no importan los nombres— se pregunta qué estamos haciendo bajo la lluvia, con tanto tiempo de antelación, de pie, a la espera de entrar a la sala cuya capacidad es de 1200 personas. El prestigioso crítico lleva más de seis décadas escribiendo. Un colega chileno, un poco más joven, primero en la fila al lado de aquel, conjetura: “Carlos, es lo mismo que nos pasaba con las primeras citas de amor. La impaciencia era inmanejable, ese día irrepetible tenía que llegar cuanto antes, a la hora señalada, como si en ese momento se jugara toda tu vida”. La anécdota explica por su praxis el neologismo cinefilia.
El mismo rito, el mismo público, repetirá la espera y una vez más bajo la lluvia con la última película de Víctor Erice, Cerrar los ojos, y con el tráiler de 20 minutos de una película de Jean-Luc Godard que nunca existirá y que se habría llamado “Guerras falsas”.
*Publicada en Número Cero con otro título en el mes de junio 2023.
Roger Koza / Copyleft 2023
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