PENSAMIENTOS EN ACCIÓN

Empezó con la pintura, siguió luego con las biografías, de inmediato la fotografía fue la invención privilegiada para hacerlo y, finalmente, el intento de delinear la vida de una persona o un grupo recaló en el cine. El retrato es un género por el cual alguien mira a otro y lo que puede llegar a reflejar no coincide necesariamente con la imagen de sí que tiene el retratado. Ser objeto de un retrato es siempre estar dispuesto a hallar un detalle o un gesto que se desconoce. A veces esto resulta placentero, a veces no.P

En el cine argentino, hay un retratista excepcional y se llama Martín Farina. Ha filmado planteles de fútbol, campesinos, filósofos, cineastas, familias, sectas. En esta ocasión, se trata de cinco capítulos en un film cuyo título es más que un título: Los convencidos. Puede ser una joven que piensa una veloz salvación capitalista de los negocios que pergeña; puede ser un grupo de amigos que juegan al fútbol y hablan de muchísimas cosas relacionadas a ese deporte y también de negocios; puede ser un grupo de amigos y familiares que repasan sus respectivos trayectos de vida y se detienen en la historia de un abuso sexual por parte de un religioso; puede ser una mujer mayor que deposita su fe en un tipo de epistemología dudosa destinada a comprender el funcionamiento de la intuición; puede ser dos amigos y  viejos militantes que discuten sobre la película de Alfonso Cuarón llamada Roma.¿Qué significa estar convencido? ¿Qué significa creer que lo que se cree no es solamente lo que se cree sino lo que es realmente?

Lo extraordinario del emprendimiento estético de Farina es su intento de filmar el pensamiento en acción, actividad que no se puede ver directamente pero sí intuir por sus efectos: el comportamiento, la toma de la palabra. Un ejemplo magnífico de los procedimientos formales del cineasta se puede verificar en el tercer capítulo, en el que la historia de quienes conversan se introduce por viejas fotografías que aluden a los efectos que van teniendo las instituciones sobre la vida de cualquier hombre y mujer: la familia, la escuela, la iglesia. En esos espacios simbólicos se aprende a sentir el mundo. Farina introduce a esos personajes de espaldas. Después de unos minutos recién se los ve de frente. El yo no tiene creencias, es en verdad un efecto de creencias.

En una película hermosa de Edward Yang titulada YIYI, el cineasta taiwanés tenía como protagonista a un niño que le gustaba sacar fotos de las espaldas de la gente. El niño argumentaba que así lo hacía porque le interesaba que las personas pudieran ver lo que no sabían de ellas. Farina hace lo mismo, pero no solamente los filma de espaldas. No importa cómo ni dónde. La clave es ver si el plano devela la conciencia del otro. En efecto, cuando hablan los personajes siempre se desprende una zona vulnerable del discurso en el que el yo es un patrón endeble de lo que dice. Excepto, quizás, cuando sucede ese misterio resplandeciente de la autoconciencia, cuando el que piensa puede pensar cómo piensa. Por eso es fundamental el capítulo de cierre. Es el momento en el que se atisba esa dimensión extraordinaria de la vida inteligente. 

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Los convencidos, Argentina, 2023.

Escrita y dirigida por Martín Farina.

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*Publicada con otro título y en otra versión por el diario La Voz del Interior.

Roger Koza / Copyleft 2023

Otra crítica sobre Los convencidos (leer)

Entrevista con Martín Farina sobre Los convencidos. (leer)