ONDE FICA ESTA RUA?

ONDE FICA ESTA RUA?

por - Críticas
26 Sep, 2023 03:19 | Sin comentarios
Una de las películas más hermosas de los últimos años.

DOS TIEMPOS, UN MISMO LUGAR

1963 no fue un año entre otros en Portugal. En las enciclopedias o en los libros de historia, ese año está signado por el inicio de la Guerra de Independencia de Guinea-Bisáu, episodio histórico alguna vez denominado como “el Vietnam de Portugal”. Fue un 23 de enero. La comparación con la pasión imperialista estadounidense puede ser desmedida si se piensa en el territorio de un país respecto del otro y en el poder simbólico que los define, no así por su historia: ese pequeño país de poetas, novelistas y cineastas emprendió aventuras coloniales que se desplegaron por Asia, América y África. 

Pero ese mismo año, algunos meses después, un acontecimiento tuvo lugar en Lisboa. El 29 de noviembre se estrenó una película indeleble para todos los cinéfilos de ese país y del resto del mundo. La ópera prima de Paulo Rocha, la hermosa Los años verdes, se veía por primera vez en una pantalla. La historia de amor entre Júlio, un hombre que llegaba del interior del país a la capital en busca de trabajo y un futuro económico, e Ilda, una jovencita que trabajaba como mucama en una típica casa de la capital, no fue un relato romántico más. Con ese film delicado y laborioso en los detalles, pletóricos de observaciones sobre Lisboa, se inauguraba un nuevo episodio de la historia del cine. El Nuevo cine portugués inauguraba con esa pieza resplandeciente la modernidad cinematográfica del país. Tres años después, Rocha prodigó otra maravilla llamada Mudar de vida, y más tarde una obra maestra insuperable: A Ilha dos Amores. No faltan cineastas contemporáneos del cine portugués que reconozcan en Rocha a un predecesor y un maestro. El más evidente, Pedro Costa. En la misma sintonía estética, João Pedro Rodrigues.

El azar es en muchas ocasiones un buen socio de la imaginación. El abuelo de Rodrigues era arquitecto y uno de los edificios que diseñó se situaba justamente al frente de la vereda en la que Júlio e Ilda se besaban por primera vez en aquel film. Ahí vivieron los antecesores del cineasta, y en ese mismo departamento vive hoy el cineasta con su compañero João Rui Guerra da Mata, quien siempre trabaja a su lado. En algún momento, los dos se preguntaron si los padres de Rodrigues habrían visto el momento justo en que se filmaba esa escena que ningún lusitano que ame al cine puede olvidar. El día en que los amantes dejaron de ser extraños.

Con esa premisa, concibieron Onde Fica Esta Rua? y lo que lograron no es menos que un milagro materialista: el pasado de una ficción se vuelve el presente real de un documental; dos tiempos se reúnen en el espacio, y la actualidad no es cualquier momento en el decurso de la historia. En efecto, la evocación de la felicidad efímera de aquella película se restituye dialécticamente en un presente sombrío. Los años verdes reviven en las locaciones semivacías de la pandemia. Allí por donde pasó la pareja proletaria, ahora van y vienen personas con máscaras. Es un cruce misterioso, una intersección de la ficción con lo real que redefine el sentido la memoria.

El principio poético de Onde Fica Esta Rua? consiste en revisitar en la actualidad las locaciones donde se rodó la película de Rocha. El bosque de un parque, los pasillos de una universidad, la estación del tren, un puente, los ascensores de un edificio, la entrada del departamento de los empleadores de Ilda, algunas esquinas reconocibles, un bar vuelven a estar frente al objetivo de una cámara de cine. En ocasiones, Rodrigues y Guerra da Mata hasta repiten incluso el encuadre y los movimientos de cámara del operador de Rocha de antaño, aunque no siempre. Hay un estilo reconocible y un movimiento casi geométrico en muchos de los planos de Onde Fica Esta Rua? que tienen otra impronta. Lisa Persson y Rui Poças no son directores de fotografía caracterizados por la mera obediencia. Interpretan la voluntad de los realizadores, pero son avezados en asistirla con la propia comprensión de la luz en el espacio. Los travellings hacia atrás y adelante son conspicuos, denotan confianza, precisión y elegancia. Lo que sucede en un parque abierto donde se deslizan patinadores amateurs que pasan a toda velocidad es magnífico por la sorpresa de la entrada y salida en cuadro de los transeúntes, y por el empleo cómico de ese recurso desperdigado en los tres actos que sostienen el retrato. (Hay otros gags estupendos, uno que glosa lúcida y cómicamente la paranoia durante la pandemia).

Pero ¿qué es exactamente esta inclasificable película? Decir que se trata de un tributo es una pequeña injusticia, porque lo es en tanto no pueda percibirse algo más que conjura la mera nostalgia y eleva la película a otro estatuto. Puede desconocerse por completo la existencia de la película de Rocha y aun así habría un indicio para los espectadores desprovistos de esa información de que el pasado anida en el presente, o de que la invisibilidad del tiempo deja sus rastros en la materialidad del espacio. La insistencia de los planos dedicados al pequeño cuarto en el subsuelo del departamento en el que funcionaba el taller donde Júlio aprendía el oficio de zapatero incita por sí sola a preguntarse sobre el pasado de ese espacio que hoy parece insignificante.

En ese sentido, las variaciones puestas en juego en la puesta en escena llevan a concebir que toda ciudad puede convertirse sin aviso en un palimpsesto, si se vuelven imperceptibles los signos trazados por los habitantes pretéritos y sus acciones sobre los recintos comunes. Los pasajes en los que Onde Fica Esta Rua? se detienen sobre locaciones devenidas en ruinas son clave en el sistema de representación elegida. El contracampo de ese registro es Los años verdes, pero entre aquella película y la de Rodrigues-Mata da Guerra se produce una síntesis: la memoria que resguarda el cine en su registro, incluso si se trata de una ficción, está disponible para desmantelar el olvido y así suministrar otros sentidos sobre la funcionalidad de los espacios comunes impuestos por la necesidad o prescindencia del presente. Una locación de una ficción alberga una memoria escindida entre los sentimientos que pertenecen a la historia imaginada y el inmiscuirse de lo real como sustrato aleatorio de cualquier ficción. Esa constatación también colisiona con el presente, y el de la película no es cualquier presente: la felicidad endeble de los amantes se yuxtapone al desconcierto global del 2020 y el 2021.

Pero nada sería igual sin la presencia de Isabel Ruth (Ilda), quien con más de 80 años tiene dos apariciones felices, una en blanco y negro y otra en colores, en las que canta y camina afirmando en cada plano la voluntad de vivir. El plano secuencia con el que cierra la película y la canción interpretada por la actriz de Los años verdes no solamente es un homenaje glorioso a aquel film. Es también una celebración de la ciudad en la que se vive y se ama, y en la que se resiste ante las potencias de la aniquilación. Es acá cuando la película se revela como una sinfonía de una ciudad heterodoxa. Sí, Lisboa estuvo viva durante la pandemia, y esta ficción supo en su momento homenajearla y transmitir un amor que el cine resguarda.

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Onde fica esta rua? ou Sem antes nem depois, Portugal, 2022.

Escrita y dirigida por João Rui Guerra da Mata y João Pedro Rodrigues.

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Publicada por Revista Ñ en el mes de septiembre 2023.

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Roger Koza / Copyleft 2023