Como varios de los realizadores tratados en estas columnas a Irving Pichel -a pesar de tener varias películas interesantes- se lo calificó rápidamente de impersonal y rutinario. Nacido en Pittsburg en 1891, luego de graduarse en Harvard, tuvo varios trabajos antes de dedicarse a la carrera de actor teatral, interpretando en ese rubro varios papeles importantes. En 1927 entró en la MGM en el departamento de guionistas y en los años 30 actuó en varios papeles de carácter en diversos estudios, siendo también el narrador de un par de títulos esenciales de John Ford (Que verde era mi valle y La legión invencible). Debutó como realizador en 1935 con El malvado Zaroff, codirigida con Ernest Schoedsack y una de sus mejores películas, desarrollando desde allí durante dos décadas una carrera con títulos en diversos géneros que tuvo sus logros más importantes en la década del 40, cuando pudo rodar films con un mayor presupuesto. Sus ideas liberales dieron lugar a que fuera incluido por el macartismo en la lista de «los 19 de Hollywood», algo que provocó una notoria merma en la calidad de sus películas. De regreso a los Estados Unidos en 1954, dirigió una producción de bajo presupuesto sobre la vida de Cristo (Day of Triumph) a la que no llegó a ver estrenada, ya que falleció e California poco después de terminarla.

Luego de un muy interesante debut en 1935 con El malvado Zaroff, Pichel dirigió varias producciones de clase B para la Republic. Fue en la década del 40, como se señaló, que consiguió rodar producciones de un mayor presupuesto y con repartos más importantes, logrando en esos años sus mejores trabajos, con algunos melodramas, films de acción y relatos noir destacables. Narrador de sólido oficio, buen director de actores no es fácil encontrar en sus películas rasgos muy personales. Sí, se podría señalar la presencia de personajes marginados del sistema social que, en algunos casos, buscan nuevos horizontes y en otros tienen notorias dificultades para integrarse, incluso llegando a perder la vida luego de fracasar en sus intentos. Y también hay que señalar en sus mejores películas la buena definición de caracteres y la presencia de interesantes personajes secundarios. Realizador con ideas progresistas, fue una de las tantas víctimas del macartismo, algo que lo obligó a exilarse. Pero hay algunos películas que pasaremos a recomendar que le otorgan a Pichel un pequeño espacio en la memoria cinéfila. 

EL MALVADO ZAROFF (The Most Dangerous Game, 1933) es la primera película del director, un relato no exento de ribetes sádicos, en el que un cazador que vive en una mansión de una apartada isla recibe como huéspedes a quienes tienen accidentes en la zona para luego hacerlos participar de un perverso juego en el que los persigue por el bosque del lugar con intención de «cazarlos». Escenas de gran tensión y Zaroff como una curiosa variante del Marqués de Sade.

ELLA (She, 1935) es una de las varias versiones del relato de H. Ridder Haggard, en el que un hombre es enviado a una lejana zona inhóspita en busca de los elementos que darían lugar a una juventud eterna y allí se sentirá atraído por la mujer que es jefa de una extraña tribu. A pesar del escaso carisma de los protagonistas (Helen Gahagan y Randolph Scott) y la escasa verosimilitud del relato, varias buenas escenas corales y el gran trabajo escenográfico de Van Nest Polglase logran que el film sea aceptable.

ME CASE CON UN NAZI (The Man I Married, 1940), está filmado antes de que los EE.UU entraran en la guerra y narra el viaje de una mujer americana con su marido alemán al país natal de este, en el que el hombre irá progresivamente mostrando sus inclinaciones nazis. Muy buena tensión dramática y ajustada descripción de la vida cotidiana en Alemania en esos días. con Ana Stern luciéndose como la militante nazi que engatusa al protagonista.

EL RENEGADO (Hudson Bay, 1941) está ambientada en Canadá en el siglo XVII, territorio en disputa en esa época entre Francia e Inglaterra. Un trampero (Paul Muni en la plenitud de su histrionismo) y un amigo se dedican a cazar castores negociando las pieles con las dos facciones en disputa, en un film que fusiona con acierto elementos del relato de aventuras, la comedia, el melodrama y la picaresca, con buenas escenas de acción.

EL PORVENIR ES NUESTRO (And Now Tomorrow, 1941) es la adaptación de una novela de Rachel Field acerca de una muchacha sorda de una familia aristocrática que conoce a un médico de clase baja que intentará curarla, con el previsible romance entre ambos. A pesar de los ribetes folletinescos del relato y un Alan Ladd totalmente inadecuado en su papel, el film consigue varios momentos sensibles y convincentes.

LA LUNA SE HA PUESTO (The Moon Is Down, 1943), de adaptación de una novela de John Steinbeck, describe la resistencia de un pequeño poblado noruego ante la ocupación nazi en un film que elude los clisés habituales (vg. en la caracterización de los nazis). Un relato que, más allá del discurso final, evita el tono propagandístico de este tipo de films, cuenta con un interesante estudio de caracteres, principales y secundarios, y ofrece varias escenas infrecuentes.

MAÑANA ES VIVIR (Tomorrow Is Forever, 1944) es un espléndido melodrama en el que una mujer recibe la noticia de que su marido ha muerto en la guerra pero este sobrevivió milagrosamente y ha sufrido una operación que cambió sus facciones. Cuando años después el hombre regresa a su pueblo natal se encuentra con que su mujer se ha casado nuevamente y no lo reconoce. Un film con varias escenas notables y una gran caracterización de Orson Welles como el torturado protagonista. 

BAJO EL MANTO TENEBROSO (O.S.S., 1946) presenta el estilo semidocumental de varios films de la época en un relato de espionaje en el que un grupo de integrantes del Office Strategic de los Estados Unidos deben cumplir con una peligrosa misión en la Francia ocupada por los nazis. Por encima de cierto tufillo patriotero, el film cuenta con varios momentos de gran tensión y creciente suspenso.

TENTACION (Temptation, 1946) está ambientada en Egipto a principios del siglo XX y centrada en una mujer de dudoso pasado, casada con un museólogo y que conoce a un nativo de escasos escrúpulos, enamorándose de él. Cuando este la instiga a deshacerse de su marido, el film adquiere el tono de un melodrama asordinado de sugerente clima, y cuenta con un muy buen trabajo de Merle Oberon, con su rostro más achinado que nunca.

ME CONDENA LA CONCIENCIA (They Won´t Believe Me, 1947) es un film de tono tenso y descarnado, con ecos de los relatos de James Cain, en el que un hombre acusado de un asesinato narra a la Corte que lo juzga los hechos que provocaron tal situación. Una obra de ambiguas aristas, en la que el protagonista desnuda su relación con tres mujeres, su esposa, la empleada enamorada de él y su amante (la víctima del caso) Creciente tensión y un oscuro e inesperado final.

Jorge García / Copyleft 2023