MEDIANOCHE EN PARÍS / MIDNIGHT IN PARIS
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Koza
LA VIDA ESTÁ EN OTRA PARTE
Medianoche en París / Midnight in Paris , EE.UU-España-Francia, 2011
Escrita y dirigida por Woddy Allen
***Hay que verla
El cineasta cuya obra gira una y otra vez sobre algunos clisés característicos de una clase social con un perfil específico, vuelve con sus dilemas filosóficos pero con una amabilidad extraña en sus películas y algunos grandes instantes cinematográficos.
En una entrevista reciente con el crítico estadounidense Kent Jones, Allen dice: “Tengo un sentimiento recurrente e insistente de que la realidad en la que estamos atrapados es, en verdad, si la diseccionamos, una pesadilla”. Su declaración sintetiza Medianoche en París y una preocupación filosófica que recorre toda su obra: el cosmos es un fenómeno sin sentido, y la existencia de los hombres no constituye una excepción metafísica. ¿Cómo defenderse o vivir con esa clarividencia?
Los planos iniciales sobre distintos lugares de París son cinematográficamente elegantes. Quizás Allen recordó una conversación que tuvo con Godard acerca de cómo filmar la arquitectura de una ciudad sin ceder a la estética televisiva. Suena un tema de Sidney Bechet: el espacio remite al presente, la música al pasado, lo que anuncia una intersección futura en el relato.
Gil (Owen Wilson) es un escritor frustrado que trabaja como guionista en Hollywood. Junto con su prometida viaja a París, lugar que estima ideal para escribir en serio. Es evidente que se quieren, aunque sus agendas inconscientes son ostensiblemente disímiles, algo que la familia de la novia entiende bien.
Entre paseos y encuentros familiares, después de una cena, Gil se perderá caminando hasta llegar a la calle Montagne St. Geneviève, en donde el conductor de un auto antiguo lo invitará a subir. Será un puente mágico al pasado, a la década del ’20, un viaje que Gil emprenderá todas las noches. Allí conocerá a Fitzgerald y a Hemingway, inspirará a Buñuel la trama de El ángel exterminador, discutirá con Dali y Man Ray acerca del surrealismo, y hasta tendrá un affaire con una amante de Picasso. Gertrud Stein, por otra parte, le hará una crítica a su novela.
Al igual que en La rosa púrpura de El Cairo, ese circuito temporal y espacial no será explicado. En un pasaje lúcido, un personaje del ’20 y Gil se toparán con Lautrec en el pináculo de la Belle Époque. Esa escena constituye el centro de gravedad filosófico: la idealización del pasado es una falsa opción, que ni siquiera funciona como consuelo. El pasado mítico es un obstáculo, un impedimento, un deseo negativo. Finalmente, entre sus periplos al pasado, Gil tomará una decisión sobre su futuro.
Quizás porque la mayoría de los personajes son especímenes grandiosos de la literatura y la pintura, y todos ellos tratan a Wilson, el alter ego de Allen, como a un igual, la película carece del típico desprecio de Allen por sus criaturas, que siempre son menos inteligentes que su titiritero detrás de cámara y, por obsecuencia y consecuencia, también menos sagaces que su público. Wilson, además, le impone un tono ligeramente naif a su personaje. Es evidente que Allen ha trabajado conscientemente sobre la inocencia del personaje, pero el modo como Wilson interpreta a un imaginario Allen rejuvenecido trastoca la amargura cínica del cineasta en una ligereza que hasta puede confundirse con sabiduría prematura.
La mejor película de Allen en años insiste en una sola cosa: las cosas funcionan sólo por deseo.
Esta crítica fue publicada en el diario La voz del interior durante el mes de julio 2011
Roger Koza / Copyleft 2011
¿Por qué en este blog se puede leer críticas sobre un film de mierda como Priest y una genialidad como la de Allen? No le entiendo el criterio. Y no concuerdo con usted sobre lo que dice acerca de Allen y los personajes. Su blog es bueno. Daniel K.
Daniel K: Ninguna película merece ser privada de una crítica. Me he tomado con la misma seriedad Cruzadas que Morir como un hombre, por citar dos casos antagónicos, y ya que estamos Priest no me parece una mierda, sí mediocre, aunque no deja de ser interesante para pensarla y escribir sobre ella.
Allen jamás me pareció un director sobresaliente. Algunas películas suyas son muy buenas, y la mayoría suelen gozar de un estima desmedida. Creo que este film es de lo mejor que hizo en años.
Lo que quise decir sobre Allen sobre los personajes y la relación que él establece con éstos fue sugerido por un texto pretérito de Jonathan Rosenbaum en torno al director. La idea de JR consistía en señalar que Allen suele estar por arriba de sus personajes lo que tiene un efecto sobre el público que se siente más inteligente que ellos.
Gracias por la evaluación del blog. RK
Acuerdo totalmente con la frase de JR. Y me parece un grave defecto artístico, y es lo que en general siempre me chocó de Allen: esa pedantería barata de sus personajes citando a Shakespeare como si se tratara de aforismos de Narosky. Es, en muchos sentidos, la banalización del arte. No vi esta película, pero si la recomienda Roger, lo voy a hacer. Saludos.
Querido Roger: no da un comment para sostener la relatividad del pensamiento frente a la eternidad. Si el Cosmos no tuviera en sí elementos como la comprensión y la compasión, difícilmente habría brotado de él una especie que sí los posee. La idea de suponernos “fuera” de la totalidad que nos contiene, conlleva la premisa de “milagro”, y es por si misma toda una metafísica. Pero podemos sostenerlo, de hecho, lo hacemos. Todos los caminos están abiertos. Si hay una teleología aplicable, si la hubiera, y si esta indicara un final feliz, puede ser quebrada. Tal vez se pueda pensar junto a Stanislaw Lem: “No hay respuestas, solo elecciones”.
Abrazo. Edgar.
Pd: ya hace rato que Allen es hábil y oportunista, no mucho más.
http://becausethemovie.wordpress.com
Acabo de ver la película. Lo único bueno me pareció justamente lo que RK dice al final de su reseña («la película carece del típico desprecio de Allen por sus criaturas, que siempre son menos inteligentes que su titiritero detrás de cámara y, por obsecuencia y consecuencia, también menos sagaces que su público»). Tal cual. SIn embargo, para mi gusto y a pesar de que se esmeró en «cuidar» a los genios que aparecen en escena (quizá el más logrado sea Fitzgerald, pero sólo porque es más fácil de adaptar que Hemingway, que no está tan mal), no me convenció. Siempre me parece el suyo un cine tan liviano, tan poco profundo, tan alejado de la vida real, que lo vuelve intrascendente. Y no porque esta película sea «una deliciosa fantasía», como la califica por ahí un crítico, la redime de su intrascendencia. Es, sin duda, para mí, «el» director más sobrevaluado de todos. Si tengo que elegir entre sus últimas películas, me quedo con Match Point, que, por lo menos, no era ni «deliciosa» ni «fantástica».
Ya que estamos, te pregunto Roger. López dice: «En una inteligente escena, Gil (seguramente pensando en su propia situación) le sugiere a Buñuel un argumento: un grupo de la alta burguesía reunida en un salón descubre que por alguna razón no puede salir. ¿Por qué?, pregunta el aragonés surrealista, perplejo, buscando una respuesta racional, que no obtiene. Gil le sugiere que no lo olvide: quizá le sirva alguna vez». ¿Te parece «inteligente» la escena? A mí me parece un cliché más.
Manuel: vi la película en Cannes y fue sin subtítulos, lo que implica que entiendo muy bien pero no retengo, pues mi memoria es visual y no auditiva. Ergo: no recuerdo con precisión los diálogos.
El cliché es el tema de Allen por excelencia. A veces queda atrapado en su supuesto distanciamiento, otras veces logra hacer algo con eso. Creo que la presencia de Owen Wilson ayuda mucho en este film, pues se apropia de su personaje y sus parlamentos.
Allen siempre me ha parecido un cineasta menor, con momentos inteligentes, aciertos momentáneos. Me gusta ver sus películas, pero son livianas casi sin excepción, excepto cuando exacerba su línea Bergman, cuyo resultado no es precisamente satisfactorio.
No estoy del todo seguro que Matchpoint sea una película filosóficamente relevante (Crímenes y pecados, en este sentido, es de lo mejor); tras un buen comienzo y algunas escenas interesantes sus últimos 30 minutos rozan la mediocridad soberana, además del subrayado del anillo y la red de tenis como metáfora. En cine, lo filosófico funciona mejor cuando se ve y no se dice.
Respecto de cómo Allen se relaciona con el tiempo histórico: es cierto que el mundo real suele estar en un fuera de campo. En esta ocasión, algunos señalamientos sobre los republicanos es el modo de enlazar lo fantástico con lo real a secas. No es mucho, ¿verdad? Allen suele trabajar con el cliché psicológico, y el cliché es siempre un modo de poner entre paréntesis las singularidades históricas, pues se trata de un procedimiento primario de abstracción.
Saludos.
RK
Roger, pregunta: desarrollaste de algún modo tu filosofía de las cosas, en algún momento hiciste algo, lo hacés o lo pensás hacer?, ¿tenés algun link donde se pueda encontrar, aunque sea de manera aproximativa, esto? Abrazo. Gracias. Edgar.
Querido Edgar: hice la mitad de una tesis en la facultad, pero no la terminé. Supongo que de existir una filosofía que articula lo que pienso y escribo se puede ver y divisar de modo fragmentario y disperso en lo que publico semana a semana. Los ensayos más largos son más explícitos, pero sé que existe una unidad abierta de una cosmovisión, una filosofía general a lo largo de todas las críticas. Algún día, quizás, vuelva al ensayo filosófico. Por ahora, estoy pensando un nuevo libro de cine para el año próximo, el que constará de un 80% de material ya publicado y el 20% restante será completamente nuevo. En ese porcentaje quizás incluya un ensayo más explícito en términos filosóficos. Abrazo querido amigo. RK
Fantástico. Esperaremos al 2012. Además del fin del mundo traerá una perfomance filosófica tuya. ¿Qué más se puede pedir? («tesis» está out, Roger). El 10 tengo lo mío. A partir de allí cuando quieras nos encontramos!
Abrazo.
No creo que la película carezca del típico desprecio de Allen, al menos no completamente. La diferencia es que en esta oportunidad su desdén esta reservado a una galería menor de personajes: el matrimonio republicano y alguno más, como el pedante pata de lana. Pero el dispositivo permanece intacto: la supuesta superioridad moral e intelectual del espectador, en complicidad con la del director, se dispara automáticamente ante cada demostración de miserabilismo y mediocridad (que horror: ¡el tosco yanki prefiere el vino californiano al frances!)
Y esa supuesta superioridad no es muy distinta a la del pedante amigo de Inés: en lugar del maltrato dispensado a los simples mortales, la galaxia de genios es tratada con una reverencia de efemeride escolar, reservándole a cada una de sus apariciones alguna frase de manual sacada del fulano de tal para principiantes.
Y si bien la tesis central es muy interesante (la idealización del pasado como negación del presente) lo cierto es que está dicha y recitada, palabra por palabra, y nunca mostrada, pues, de hecho, el pasado al que viaja Gil parece mucho más divertido que su presente (negando así en el relato lo que sostiene en su propuesta verbal)
Creo que si igualmente la pelicula es divertida y se deja ver ello se debe a dos cosas: las ganas que te dan de visitar París (filmada en eficaz tren de promoción turística) y la ternura, inocencia y humanidad que Wilson insufla a Gil, actuación que paga la entrada por sí sola y sin necesidad de ningún otro agregado.
Saludos!
Acabo de verla en su estreno en México y me ha parecido genial. La conclusion esq ha habido grandes artistas en la historia y que han sido, son y seran fuente de inspiracion pero el artista moderno debe beber de esa inspiracion pero no ahogarse en ella, crear algo nuevo requiere de mucho talento y mucha introspeccion.
Ademas creo que refleja muy bien como viven y en que piensan la gente «normal» (aqui representada como clase burguesa) y los artistas.
La locura del artista derivada de su incomprension social o la falta de reconocimiento no es nada nuevo.
Lo mejor el título: Medianoche en Paris
Lo peor: Carla Bruni… que pinta esta aqui…. tal vez es porque es una artista frustrada que acabo casada con el presidente de la republica francesa y gracias a eso consiguio un papel en una pelicula de Woody Allen ¿Cuantos caminos hay para llegar a la fama? Este punto se lo habra planteado y estudiado el gran director? Esto es lo que en el cine español se conoce como Cameo, y o Woody Allen es demasiado filosofico o….
Roger fui ayer fui a ver esto por el sumamente generoso «hay que verla». Pero me convencí que el viejo gagá del cine contemporaneo es el nortemericano este. No veo nada interesante formalmente en este film y menos todavía algún gran instante cinematográfico
De la sumatoria de clichés mejor ni hablar.
Los planos inciciales de la ciudad son absolutamente un carnaval de tarjetas postales, son el aviso publicitario de la oficina de turismo de Paris. La música remite al pasado pero con un costumbrismo totalmente ramplón.
Yo creo que hay pensar en otras películas que retratan la ciudad, películas recientes y también de un cineasta veterano. Me refiero a Belle Tojours que no necesita mostrarnos como Allen el Louvre, el Senna, la torre Eiffel y esa cursillería de la lluvia (una lluvia que no moja , Wilson no se moja…. ja ja ja eso me pareció lo único divertido parece una idea de Cesar Aira).
La música de cole porter y las guitarras Djangologianas (suena un Reinhardt edulcorado sin toque gitano) exacerban el pintoresquismo que abunda en el film. Más inteligente y sutil Manoel de Oliveira musicaliza con Dvorak.
Decís también que esta película habla sobre el deseo, pero veamos la genial película de Resnais «las hierbas salvajes» que también trata sobre el deseo pero no con tal grado de ingenuidad. En «medianoche en paris» el deseo se satisface sin solución de continuidad, apenas Wilson se pelea con su prometida, le basta esperar cinco minutos frente al río para que aparezca la vendedora de objetos antiguos ( el mismo oficio que el personaje de la novela) y se vallan juntos, y la gente también se valla muy contenta a su casa.
En la película de Resnais la frustración como parte del deseo es algo que se vé.
Lo que señalas a lo último me parece un gesto total de arrogancia por parte de Allen, situarse por lo menos como un igual al lado de grandes figuras del siglo me parece de lo más presumido. Además la caracterización de hemingway es sumamente pueril, en un momento van en un carruaje y hemingway recita un fragmento de «a farewell to arms» en ese momento pensé en como Manuel de Oliveira homenajeó a la literatura en «la divina comedia»
Me parece que el verdadero alter-ego de Allen no está en Wilson si no en el personaje pedante que se acuesta con la novia de este.
Concuerdo con el comentario de Fabián, lo rescatable es la actuación de Wilson y es cierto lo que dice sobre la enunciación de la tesis repetida hasta el cansancio.
Lo que me preocupa es porque los cineclubes que deberían promocionar el buen cine, le otorgan tanto espacio a esta película y ningún lugar a «Las hierbas salvajes» que solo se pudo ver durante una semana en la ciudad.
Saludos
Con sólo leer los comentarios advertí que debía abstenerme de escribir ya que éste parece un lugar para entendidos en el tema y yo soy una simple mortal a quien no sólo le gusta el cine sino que formó/determinó parte de mi vida.
Pero que Medianoche en París sea la excusa pudo más que el recato.
Amo esa película-cebolla a la que voy descubriendo capa tras capa. La primera vez me gustó. Y a medida que la deshojo aparecen profundidades que pasaron inadvertidas en la primera lectura.
Disiento con la postura de deseo satisfecho. Expresa claramente al deseo como imposible de satisfacer. Pero lo que más me llamó la atención fue el recurso de Allen para mostrar al deseo como metonímico. Está aquí. No, no era aqui; está ahí. Más allá…Hasta que llega el corte que devela el enigma. Hoy