EL CINE QUE PRESTÓ ATENCIÓN AL SIDA

EL CINE QUE PRESTÓ ATENCIÓN AL SIDA

por - Ensayos
14 Ago, 2024 09:00 | Sin comentarios
Algunas décadas atrás se hablaba de SIDA como una peste y una amenaza. Lentamente dejó de ser un signo recurrente en el debate público. Algo similar pasó con el cine. ¿Ya no existe el SIDA? ¿Habrá nuevas películas sobre el tema en el futuro? He aquí una breve síntesis de los cineastas que respondieron a su tiempo y buscaron retratar a todos aquellos que dejaban prematuramente de existir.

La conmemoración cada 1 de diciembre del Día Mundial del SIDA pone el foco sobre una epidemia que ha provocado más de cuarenta millones de muertes. Según el programa de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA, en 2022 hubo 1,3 millones de casos nuevos, casi 150 por hora, una cifra que se mantiene en la línea descendente de las últimas décadas, muy lejos de los 3,2 millones de contagios de 1995. Aun así, en el planeta hay 39 millones de individuos que conviven con el VIH y cada minuto se produce una muerte asociada a la infección.

Fue el 5 de junio de 1981 cuando un informe del CDC (Centers for Disease Control and Prevention) de los EUA daba cuenta de cinco casos, “cinco hombres jóvenes, todos ellos homosexuales activos”, diagnosticados con una neumonía muy grave en gente con el sistema inmunitario dañado. Unas semanas después el New York Times hablaba de un “cáncer extraño” (“rare cancer”) detectado en 41 homosexuales. En el contexto reaccionario y regresivo de la administración Reagan, el estigma de una suerte de “cáncer gay” que también se propagaba entre las personas consumidoras de heroína no contribuyó precisamente a un óptimo estudio y tratamiento de la enfermedad.

El cine independiente no tardó en hacerse eco del SIDA a través de obras que se alejaban de los prejuicios y tópicos entonces aún presentes en la industria de Hollywood a la hora de reflejar el día a día de la comunidad LGBT. Una figura fundamental, hoy objeto de culto, es el director Arthur J. Bressan Jr. (1943-1987), que transitó con insólita naturalidad entre el porno gay -incluido Passing Strangers (1974), un film con escenas de sexo explícito pero dominado por un inequívoco aliento romántico e incluso altas dosis de ternura- y las películas dirigidas a un público más amplio, como el documental pionero Gay U.S.A. (1978), que refleja de forma esperanzadora y exultante las marchas del orgullo en diversas ciudades de su país, o un audaz acercamiento con elementos metacinematográficos al maltrato a menores, Abuse (1983). Fue su última película, Buddies (1985), la primera en hablar abiertamente del SIDA en la pantalla grande a través de dos personajes, un enfermo terminal (Geoff Edholm) y el “buddy”, el colega que le hace compañía en el hospital en el marco de una iniciativa voluntaria de apoyo (David Schachter). Una obra maestra que expone el miedo a la muerte, la amargura de estar solo y la desesperada necesidad de cariño y de contacto físico pero también la importancia de la respuesta colectiva a cualquier clase de injusticia: las desgracias nunca deberían parecernos ajenas.

An Early Frost

Si Buddies fue una producción de presupuesto mínimo y exhibición más que limitada, ese mismo año el SIDA llegó por medio de un sólido telefilme, An Early Frost, a una audiencia millonaria en los EUA. Dirigido por John Erman, contaba con un acertado elenco al servicio de un melodrama contenido, Aidan Quinn en el rol de un abogado que se contagia con el VIH y Gena Rowlands y Ben Gazzara como la madre y el padre que asumen, con diferente actitud, la homosexualidad y la dolencia del hijo. Parting Glances (Bill Sherwood, 1986) optaba por un tono menos grave, próximo a la comedia, para retratar la vida de una pareja gay; la enfermedad se hacía presente con un carismático personaje secundario portador del virus encarnado por el actor Steve Buscemi.

Ya en 1989 Norman René realizó una notable ficción coral, Longtime Companion, crónica de los primeros años de epidemia cuyo título alude al eufemismo empleado por la prensa para referirse a la pareja del mismo sexo de una persona fallecida. Junto a Campbell Scott, Mary Louise Parker o Dermot Mulroney destacaba la solvencia de Bruce Davidson, que por este papel llegó a ser candidato al Oscar como actor secundario. Desde una posición política y estéticamente revolucionaria, el cineasta, poeta y activista negro Marlon Riggs habló de las cuestiones de la raza y la identidad sexual pero también del SIDA con un uso brillante de los recursos performativos y la oralidad en la espléndida Tongues Untied (1989).

Marlon Riggs murió por causa del SIDA, igual que Arthur J. Bressan Jr, Bill Sherwood y Norman René. También Derek Jarman, nombre esencial del cine británico del último tercio del siglo XX gracias a títulos como Sebastiane (1976), The Tempest (1979), Caravaggio (1986) o Edward II (1991). En 1993 Jarman estaba perdiendo la visión y de esa circunstancia nace su radical y emotivo testamento fílmico, Blue, que hace de la pantalla un rectángulo de color azul Klein como fondo visual para una muy elaborada y lírica banda sonora repleta de notas y reflexiones autobiográficas.

Martín Pawley / Copyright 2024