EL AROMA DEL PASTO RECIÉN CORTADO

EL AROMA DEL PASTO RECIÉN CORTADO

por - Críticas
25 Sep, 2024 10:18 | 1 comentario
Quinta película de una cineasta que no se repite, sigue buscando y consolida su obra.

EL DESEO NO ES UNA TESIS

En cierta tradición cinéfila, las películas de tesis están mal vistas, como también las llamadas académicas. En los dos casos, el peligro es el mismo: ilustrar ideas, ilustrar novelas de prestigio. Si El aroma del pasto recién cortado —un título hermoso— fuera de tesis, su fluidez y cierta ambigüedad no le serían atributos reconocibles. Además, hubiera sido un fracaso rotundo. El tema elegido expulsa la concepción de tesis, porque nada puede ser más heteróclito y opaco que el deseo. Es cierto que se ha escrito muchísimo sobre el deseo, como también se lo ha filmado con resultados admirables, pero, más allá de que se haya descripto su movimiento y los efectos sobre quien desea, cada persona que se ve arrastrada por el deseo nunca sabe del todo por qué desea lo que desea. Eso implica reconocer una dimensión singular. Cada caso dice algo de su dinámica y su misterio. Y es la prueba para Celina Murga: filmar el deseo, demostrar lo singular de su paso.

El aroma del pasto recién cortado

El punto de partida es comparativo. La película propone un mismo dilema con inversión de roles y asimismo con variaciones que también desdibujan la tesis en la propia estructura de la película. Pablo enseña Ciencias Biológicas en la Facultad de Agronomía de Buenos Aires. Lo mismo Natalia. Ella se enamora de un estudiante. Lo mismo pasa con Pablo. Los dos están casados y tienen dos hijos. Ambos cónyuges están sin trabajo. La búsqueda de coincidencias y correspondencias podría haber atormentado a cualquier cineasta obsesivo, y ningún buen cineasta está libre de esa afección del espíritu. En casos como estos, la lucidez debe imponerse en la conciencia del cineasta. Sería impericia e inmadurez haber trabajado en una meticulosa coincidencia. El oxígeno de la película y su vitalidad radican en el ritmo por contraste en el que se anudan las situaciones paralelas como un todo, introduciendo variaciones que nunca son estridentes, pero sí determinantes. Lo que sucede con los dos engañados, sus respectivas reacciones, los gestos y las palabras usadas, los silencios y el llanto exponen la sabiduría del relato. 

El adulterio es una palabra grave y moralmente gravosa. Que Pablo y Natalia estén casados y se entreguen a una aventura amorosa despierta el olfato de los moralistas. Murga toma buena distancia de la moral burguesa del matrimonio y conjura con gran elegancia la admonición. Es notable que no pase ni en el interior de la película, ni por fuera. Es decir, no es el punto de vista de los personajes, ni de la película. Murga toma una segunda distancia, mucho más audaz y transgresora. No comulga con la ética del individualismo contemporáneo en el que el deseo se confunde con una prestación democrática de servicios genitales sin compromisos ulteriores. Los jóvenes amantes no son representantes del poliamor, y si bien ninguno de los dos piensa mucho sobre qué están viviendo con sus respectivos profesores, el otro no es una ocasional fuente de placer al paso. Nadie es sustituible. Si así fuera no estaría ni mal ni bien, pero sí determinaría una cualidad afectiva. El acercamiento de Murga es más generoso y holístico; puede seguir los recovecos del deseo, prestar atención a la acción inicial de ir hacia alguien que se desea y la concatenación de modificaciones microscópicas que produce en relación con lo propio y lo ajeno. El aroma del pasto recién cortado no deja cabo suelto: presta atención a los amantes, a los hijos, a los cónyuges, incluso a la institución educativa y su comunidad en donde comienza el drama amoroso. 

La amenaza para una película como El aroma del pasto recién cortado radica en que cobije dos películas en una. No hay único camino para evitarlo. Murga podría haber dividido el relato en dos segmentos diferenciados para hacer notar con mayor nitidez qué viven y sienten un hombre y una mujer casados cuando eligen establecer una relación amorosa con otras personas. Si así hubiera sido la película, la perspectiva de género como diferencial hubiera sido más legible, pero menos interesante. El método elegido es más temerario, porque al duplicar el relato en un movimiento cadencioso y en contrapunto, e invirtiendo solamente el género del protagonista, todo se erige en las elipsis y en los detalles menores de una expresión, una reacción, una palabra dicha con determinación. De ese modo, la película apuesta por su propia consistencia y organicidad: repetir para diferenciar el deseo de una mujer respecto al del hombre, omitir para determinar los contrastes. Que el departamento familiar sea el mismo y pase desapercibido resulta un dato revelador. Está a la vista y apenas se nota. Bajo ese concepto se ordena la trama, pues la yuxtaposición es acá una poética y es felizmente elocuente. 

Es la segunda película en que Celina Murga prescinde de Entre Ríos como escenario central. La magnífica Una semana solos transcurría en un barrio cerrado en las afueras de Buenos Aires. Ana y los otrosEscuela normal y La tercera orilla fueron rodadas en la provincia de la que es oriunda la directora. La novedad de su quinto largometraje consiste en la edad de los protagonistas. Los niños y los jóvenes están, pero son secundarios. La vida adulta de los personajes y la exigencia de madurez que implica ese estadio se duplica al otro lado de la cámara. El aroma del pasto recién cortado es el inicio de una nueva etapa en la carrera de una cineasta, ahora madura, que fue decisiva (y lo sigue siendo) en la reciente historia del cine argentino. Es una de las tantas mujeres que hacen cine en el país. Y es una de las mejores.

El aroma del pasto recién cortado, Argentina-Alemania-México-Reino Unido-Uruguay, 2024

Dirigida por Celina Murga.

Escrita por Gabriela Larralde, Lucia Osorio, Juan Villegas y C. Murga.

*Publicada en Revisa Ñ en el mes de septiembre.

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