Nacido en París en 1900, Robert Florey desde muy chico se interesó por el cine viendo las películas de Georges Méliès. A los 17 años, trabajó brevemente como periodista deportivo y luego comenzó a escribir critica cinematográfica y a realizar entrevistas para la revista Cine Magazine, primera publicación dedicada al cine en Francia, A los 19 años, mientras estudiaba en Génova, ingresó en la industria trabajando como actor, guionista y asistente de dirección. De regreso en Francia fue asistente de Louis Feuillade y en 1921 se dirigió a los Estados Unidos, donde su personalidad exuberante y sociable le permitió relacionarse con grandes figuras de Hollywood como Chaplin, Valentino y Douglas Fairbanks, Debutó como director en 1927, y a lo largo de más de dos décadas realizó unas 60 películas, entre ellas la primera de los hermanos Marx, de las que hoy se consigue ver muy pocas. También fue director asociado de Chaplin en Monsieur Verdoux y escribió ocho libros y numerosos artículos sobre Hollywood y sus costumbres. En 1950 comenzó una prolífica carrera en la televisión, siendo uno de los primeros directores de ese medio. Robert Florey se retiró en 1964, falleciendo en California en 1979.

A pesar de su prolífica carrera, tanto en cine como en televisión, hoy se consiguen muy pocas películas de Robert Florey, pero algunas de ellas muestran a un director con diversos elementos de interés, donde se puede detectar a un realizador imaginativo y a un notable creador de atmósferas. Además, en sus películas ocurren cosas tan extrañas como la existencia de un gorila que habla o de una mano que se desplaza por si sola. Fue también un muy buen director de actores: los mejores trabajos Peter Lorre, el provecho que supo obtener de las virtudes de comediante de Bette Davis, en sus primeras películas, lo atestigua. Es probable que Robert Florey sea más recordado por su abundante producción televisiva, pero el puñado de películas que se pueden ver, algunas de las cuales recomendamos a continuación, dan cuenta de que merecería ser rescatado del olvido.

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DOBLE ASESINATO EN LA CALLE MORGUE (Murders in the Rue Morgue, 1932) es el primer relato en el que aparece un detective (una suerte de precursor de Sherlock Holmes), quien debe investigar a un científico -el siempre bienvenido Bela Lugosi- que hace experimentos con un gorila con el que incluso habla (!), en tanto se suceden un par de asesinatos. El film también puede verse como una precuela del inmediatamente posterior King Kong.

DULCES CADENAS (Ex Lady, 1933) es una comedia centrada en una dibujante de tapas de libros pretendida por varios hombres, que permite apreciar inesperadas dotes de comediante en Bette Davis (frecuentes en la primera etapa de su carrera) El film tiene un buen timing narrativo y, en tanto esta realizado previamente a la aparición del Código Hays, ofrece varias audacias para la época.

LA MÁSCARA DE FUEGO (The Face Behind the Mask, 1941): Un inmigrante húngaro en busca de trabajo se encuentra con su rostro desfigurado por un incendio, y, decidido a conseguir dinero para una operación, se conecta con el mundo del hampa. Cuando entra en relación con una muchacha ciega, sus cómplices, en un atentado contra él, matan a la chica, provocando su venganza. Gran actuación de Peter Lorre, en un film con ecos chaplinescos y un final de tono trágico.

DEDOS MACABROS (The Beast With Five Fingers, 1945: Aquí, Peter Lorre es el mayordomo de un acaudalado aristócrata manco que, cuando muere, contra sus expectativas, no le deja ninguna herencia, lo que le hace planear una venganza. Pero en sus designios se interpone la mano de su patrón, que se desplaza por sí misma (notable la escena en que lo acorrala). Imaginativo film de logrado clima.

ARROSTRANDO LA MUERTE (The Crooked Way, 1949) es una incursión del director en los terrenos del film noir, centrada en un militar condecorado con un pasado criminal y ahora amnésico, que es reconocido por sus antiguos compañeros. El siempre efectivo John Payne interpreta al atribulado personaje que se debate entre intentar recordar su pasado por un lado, e intentar abandonarlo por otro. 

Jorge García & Copyleft 2024