CONTRACAMPO: EDAD DE PIEDRA, EDAD DE AGUA
Alguien camina por una calle poco iluminada. No lo vemos, somos él. Se escucha el silencio de la noche, y a lo lejos un perro. Siguiendo nuestros pasos, el punto de vista se tambalea, hacia arriba y hacia abajo. La cámara se desplaza, fija, rastreando el espacio, imitando la mirada. Con ese movimiento se delata: no se trata de una ciudad real, sino imaginaria. No se trata de una filmación, sino de un videojuego.
Todos los jóvenes son un misterio hasta para sí mismos. Los de ahora, inclinados gracias a la tecnología hacia la atomización, se esconden y se pliegan. Tanto es así, que en Edad de piedra, edad de agua, sus cuerpos permanecen ausentes. A través de entrevistas, los adolescentes aparecen sólo como voz, y charlan sobre sus hogares, sus pasatiempos, su relación con la política y la crisis, el género, la historia. Mientras se expresan desde el off, las imágenes que acompañan sus relatos se trasladan por ciudades nocturnas, bosques encantados, urbanidades ruines, el espacio exterior. Los personajes que viven y recorren esos mundos se agarran la cabeza, corren, saltan, construyen, se tirotean. También descansan, sufren, ríen, mueren. Letras pixeladas al costado de la pantalla aclaran “YOU ARE THIRSTY, YOU ARE HUNGRY, YOU ARE TIRED”. La corporalidad del juego es legible. La corporalidad de la vida real, ausente, hace lo que puede porque se escuche su voz. Mientras un pequeño astronauta camina por la luna, la voz dice que perdió la fe en su propio país.
Al filmar la pantalla y registrar la voz, Juan Renau monta un retrato de una generación perdida en el limbo que existe entre cuerpo presente y ausente, entre espacio real e imaginario. Las imágenes de nadie se concatenan al igual que los relatos, complementándose entre sí como piezas de un rompecabezas que nunca se termina de armar. El vaivén es inevitable, y, en el mismo gesto que nuestros adolescentes, intentamos escapar de la realidad a través de las imágenes, pero nos devuelven violentamente a ella a través de las palabras.
* Texto publicado originalmente en el catálogo de CONTRACAMPO.
Lucía Requejo / Copyleft 2024
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