ATRAPADA / THE WARD
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Atrapada / The Ward, Crazy, EE.UU., 2010
Dirigida por John Carpenter. Escrita por Michael y Shawn Rasmussen
*** Hay que verla
Puede que la última película de Carpenter no esté entre sus mejores títulos, pero una mirada atenta podrá descubrir la consistencia formal y temática del film, coherente con la totalidad de su obra.
“En Francia, soy un autor. En Alemania, soy un realizador. En el Reino Unido, soy un director de cine de terror. Y en EE.UU., soy un vagabundo”. Con esta cita comienza “Movie American Classic”, un ensayo de Kent Jones sobre el cine de John Carpenter en su libro La evidencia física. Es difícil saber quién es Carpenter en Argentina. Para los cinéfilos, uno de los grandes directores del cine norteamericano; para los aficionados, el director de Halloween, Vampiros, Están vivos.
Lo cierto es que el espectador ocasional de Atrapada, filme que marca el regreso de Carpenter después de una década, puede pensar que se trata de una de las tantas películas de terror que se manufacturan en el país de las hamburguesas. ¿Otra maldita película para adolescentes iletrados? Pero ya los créditos iniciales indican una propuesta inteligente: a través de dibujos y fotografías partidos como si se tratara de fragmentos de un vidrio destrozado, una suerte de historia breve del nacimiento de la locura y sus tratamientos históricos pasa ante nuestros ojos. Esto no es El juego del miedo, es decir, una lobotomía por otros medios.
Kristen (Amber Heard) está confinada en un hospital psiquiátrico. Es 1966. Su semblante no comunica demencia, y su comportamiento jamás será equivalente al de una psicótica perdida en un mundo en el que la razón ha perdido su eficiencia. El único dato inicial (y final) es que la heroína ha incendiado una casa. Que Kristen no deje de ver a un fantasma femenino, quizás una paciente, capaz de asesinar no sólo a ella sino a todas sus compañeras de encierro es precisamente lo que el psiquiatra y sus colaboradores no ven. Carpenter sacará provecho de esa distancia perceptiva, e indirectamente, desde ese hiato infranqueable para los supuestos sanadores y sujetos de saber, construirá su relato y el punto de vista de la película.
Entre el terror y el misterio de la psiquis, Atrapada crece paulatinamente en dos frentes: el espectro de Alice, alguna vez una interna del manicomio, va tomando protagonismo hasta una lucha cuerpo a cuerpo con Kristen, cuyos intentos de escape siempre se ven malogrados; a su vez, los métodos reduccionistas del Doctor Freud de la clínica son esclarecidos: pastillas y electroshock; escuchar al paciente es para terapeutas débiles.
La elegancia de Carpenter es ostensible: los travellings hacia adelante y hacia atrás anticipan una perspectiva, los encuadres en contrapicado del edificio levantan sospechas sobre la institución, la anamorfosis de algunos planos simula la distorsión perceptiva de Kristen bajo el efecto de los sedantes, las elipsis están ajustadas a una revelación final. Los temas de Carpenter están presentes: una minoría se enfrenta a una institución, y luchan contra un mal difuso pero presente.
El viejo maestro responsable de La cosa y 1997: Rescate en Nueva York, que aquí ni escribió el guión ni compuso la banda de sonido, vuelve con un filme menor, pero no por ello renuncia a sus convicciones. Aquí se postula que el terror no es un fenómeno exterior: nace en las sinapsis indescifrables de nuestro órgano pensante. Y está ese fugaz plano final, que, discretamente, funciona como una impugnación necesaria del saber médico.
Esta crítica fue publicada en otra versión por el diario La voz del interior en el mes de agosto 2011.
Roger Koza / Copyleft 2011
Gracias por el dato!! Los Feicito por el programa, son re lindos besos (lindas personas se entiende)
Roger cuales son sus mejores titulos, que decis que The Ward no esta entre las mejores.
Roger: muy buena tu crítica, pero, personalmente, los vulgares sobresaltos sonoros, la caracterización de los poquísimos personajes (esas chicas lindas tan prolijamente maquilladas) y su iluminación fría, más que asustarme, me hicieron sentir defraudado por este último Carpenter.
Saludos.
S: Assault On Precinct 13 (1976) / Halloween (1978) / The Fog (1980) / Escape from New York (1981) /The Thing (1982) / Starman (1984) / Big Trouble in Little China están entre las mejores.
Querido Fernando: concuerdo completamente con los sobresaltos sonoros, una concesión, sospecho, de época, la carnada para una generación que si no escucha el «chun, chun», no sabe qué ver y sentir. Los de las chicas lindas (que incluye a la hija de M. Streep) no lo vi de ese modo; creo que tiene que ver con el secreto de la trama. La escena que bailan mientras escuchan música me pareció un recreo estético. La luz del film es fría, lo veo así, pero aquí también me parece justificado debido al universo retratado. Aún así, y habiendo defendido el film, sé que no está entre lo mejor de su obra, pero alcanza para demarcar una diferencia sustancial entre esta película y otras del género que ni siquiera son conmensurables.
Saludos para los dos.
RK
Prince of Darkness y They live son películas de una inteligencia política asombrosa. Uno mira un film de terror, pero el terror real reside en la condiciones generales que vive la clase trabajadora en EE:UU. RK
Estimado Roger Koza,
La verdad es que no concuerdo con absolutamente nada de lo que escribiste (bueno, sí en la biografía de Carpenter y la sinopsis de la película). Cito: «La elegancia de Carpenter es ostensible: los travellings hacia adelante y hacia atrás anticipan una sospechas sobre la institución, la anamorfosis de algunos planos simula la distorsión perceptiva de Kristen bajo el efecto de los sedantes…», Pregunto: ¿usted piensa de verdad que es «elegante» (si es que este adjetivo esconde algún carácter positivo) hacer travellings hacia delante y hacia atrás, filmar en contra picado, o utilizar un lente anamórfico?… Por otro lado, ¿no le parece que la utilización de estos códigos visuales/ estéticos no está un poco de modé? por otro lado, ¿no encuentra que, justamente por estar ya instituidos como códigos visuales de películas de terror eso que usted llama «elegante» se convierta en algún común y corriente?, digo, no entiendo por qué eso le llama la atención, porque están en el 85% de las películas de género de terror, y aun en las que no lo son (El Ciudadano) Después dice que «las elipsis están ajustadas a una revelación final» Pregunto: ¿esa es una forma fina de decir que las elipsis son así de arbitrarias porque si no hubiera elipsis ese final anticipable, trillado, irrisorio y mentiroso no funcionaría…?. Me parece que a Carpenter le pasó lo mismo que a Scorses con Shutter Island: ambos piensan que para aggiornarse con cierto tipo de cine, tienen que parecerse a Shyamalan, sin saber primero: que Shyamalan lo hace mejor y segundo: que lo hace Shyamalan es ya una degradación del cine de narración en su totalidad.
Estimado Nicolás Z:
1. Sí, creo que es elegante, así lo pienso, y es una apreciación personal respecto de una estética elegida por JC.
2. No encuentro importante ni relevante que una estética resulte vieja y pasada de moda porque no creo, en algún sentido, en la novedad como un elemento positivo en sí mismo. La evolución del lenguaje cinematográfico, es mi parecer, no sigue una trayectoria lineal.
3. Me llama la atención los procedimientos estéticos de Carpenter en la medida que comparo este film con algunos otros del género que han sido estrenados en la última década. La diferencia en materia formal es ostensible, aunque como señala más arriba Fernando Varea, «los vulgares sobresaltos sonoros» pertenecen a una convención constituida en los últimos 15 años en materia de cómo sonorizar el terror, las peleas cuerpo a cuerpo, etc. Y esas decisiones sonoras son poco elegantes, siguiendo con este término que le parece molestar y que yo, para bien o para mal, encuentro útil y preciso.
4. El ciudadano es formalmente singular y creativa, una hiperbólica demostración de lo que puede hacer el cine en materia visual. No obstante, a mi parecer, la estructura narrativa del film de Welles ya sería una degradación, si es válido pensar de ese modo (pues de la idea de degradación se predica un corrimiento negativo de una esencia más transparente y originaria del relato, tesis que tendría dudas en apoyar) respecto del cine clásico y sus modalidades narrativas.
5. Su mención a Shyamalan me resulta pertinente. Después de El protegido Shyamalan fue «degradando» sistemática y paulatinamente su obra (en construcción). Lo que parecía clásico devino en simulacro y fórmula, aunque más allá de la filosofía New Age que merodea la obra del NS, siempre me pareció sensible a filmar algunas fantasías colectivas del imaginario contemporáneo.
6. La elipsis en Atrapada no es arbitraria, más bien se determina por sus últimos 10 minutos finales. Es mi parecer.
No llego a entender su enojo, pues sus argumentos, que me resultan elegantes (y no es una ironía), los entiendo por separados, pero no llego a ver el núcleo de su desacuerdo, los fundamentos que articulan su perspectiva, y, eventualmente, qué quiere decirme exactamente, excepto que tiene una absoluta diferencia conmigo. Dicho de otro modo: ¿qué defiende usted? Entiendo lo que ataca, lo que le molesta, pero no llego a divisar qué defiende.
Saludos cordiales.
RK
RK,
Muchas gracias por su pronta respuesta. Yo tampoco encuentro ni relevante ni importante que una estética esté «pasada de moda» (por lo menos para una crítica cinematográfica), pero sí me llama la atención que usted sí lo encuentre como relevante e importante procedimientos de contrucción técnica-narrativa (contrapicados, travellings) en la película de Carpenter. Que una película para contar que se «duda» de un lugar use contrapicados, o que para mostrar la locura del mismo, use lentes anamórficos, es de una banalidad increible. En realidad Carpenter puede hacerlo y solo contribuye a contar una película como generalmente estamos acostumbrados a que se cuente (así determinan ciertos códigos visuales establecidos en la HIstoria del Cine hace ya mucho tiempo): Ahora, rescatar eso como algo relevante para una crítica me llama la atención.
Los sobresaltos sonoros me parece que forman parte de la banalidad estética y narrativa de la película y que van muy a tono con los contrapicados y los planos rarefactos. No me parecen «elegantes» me parece «promedio», «automáticos». Creo que Carpenter (y muchos directores que supieron contar películas en su momento) filman con piloto automático, o ni siquiera, porque sería mejor que contaran en piloto automático (como Romero por ejemplo en su última película, un run for cover total, pero que funciona mucho mejor para mi que la de Carpenter) y no intentaran aggionarse, sino resistir. Eso es lo peor de Carpenter; que piensa que en las vueltas de tuerca, en las elipsis forzadas (digo «arbitrarias» porque creo que una elipsis no puede depender de la necedidad de una vuelta de tuerca. Una elipsis marca, como mínimo, el paso del tiempo, si esta forma de contar depende de un final la narración se vuelve muy pobre: el uso de las elipsis y la narración).
No estoy «enojado» (no sé dónde detecta «enojo»), o en todo caso, si lo estoy es con un director que antes contaba bien las cosas sin pretender, sin mentir, sin ostentar, sin cancherear. Ahora, eso, que lo veia en Shyamalan por ejemplo, lo veo en Carpenter y me decepciono.
Saludos
Leyéndolo veo bien que lo que entendí como enojo usted lo expresa como decepción.
No vi la última de Romero, pero lo que usted dice me lo han dicho algunos colegas.
Nuestras diferencias, en este nuevo comentario, quedan más claras. No tengo nada que agregar, sólo seguir pensando lo que usted dice y lo que yo he escrito. Si veo algo más, lo diré por aquí.
Saludos.
RK
Las películas «de género» suelen dar lugar a este tipo de críticas genéricas. Algunos de los códigos estéticos de los que habla Nicolás Z, son -precisamente- la clave de pertenencia del film al género del terror. En ese sentido, no encuentro siquiera en la musicalización «conductista» un aspecto estrictamente negativo.
De los travellings, los contrapicados y las distorsiones de la imagen, observo un uso muy mesurado, lejos de la banalidad, el virtuosismo y la espectacularidad. Si estos recursos existen en el 85% de las películas del género, existen de otras maneras y para otros fines. En cualquier caso, la convención no es siempre un pecado formal o narrativo; la novedad y la originalidad no son positivas a priori.
Finalmente, debo decir que no encuentro razones para hablar de mentiras, ostentaciones y canchereo. Considerando la continuidad de la película, aún después de haber sido develado y resuelto el enigma, ¿alguien esperaba que el relato terminara, simplemente, con la protagonista volviendo a su casa? La vuelta de tuerca era inminente, pero no por eso deja de ser válida: La apuesta, como dice Roger, apunta hacia una declaración acerca del saber médico. El recurso narrativo es el medio, no el fin.
Por un lado, no estoy criticando al «género» sino, simplemente me llamaba la atención que ciertas convenciones genéricas (existentes en todas las películas de género, claro) sean tomadas como algo relevante (o elegante) de ser comentado. Discrepo en considerar «elegante» que Carpenter utilice un contra picado para mostrar que ese lugar es sospechoso, simplemente considero este recurso «genérico», «convencional» y no mucho más. No me entusiasma ni me decepciona. Es.
Con respecto a la mentira y la ostentación, voy a aclarar este punto. Considero «mentirosa» toda película que oculta algo porque de allí depende toda la estructura narrativa del film. «Mentirosa» porque en su mentira (es decir, todo aquello que se cuenta antes de la «revelación» final) no permite el trabajo del espectador con la película, dado que al final pasa lo que pasa en las película de Shyamalan: se revela algo que nadie estaba investigando (menos el espectador), dado que la pregunta que la película al final responde nunca fue hecha por el espectador, dado que la película se las ingenió para que el espectador nunca pueda ni tenga las herramientas para hacérsela. Eso habla de un muy reducido riesgo narrativo que basa la estructura narrativa de la película en el efecto sorpresa (aquí concuerdo con Hitchcock en que más dificil el suspenso que la sorpresa) de la vuelta de tuerca. Esa vuelta de tuerca, esa sorpresa, tomando adjetivos de Koza, me parecen muy poco elegantes proviniendo de una persona que me había demostrado que podía contar una película dentro de las convenciones del género pero con la inteligencia suficiente como para que el espectador pueda participar del film e igualmente sorprenderse, entusiasmarse, interesarse por la película. Si me decis durante toda la película que «eso que está ahí es una silla» y cuando faltan dos minutos me decís: «¿sabés qué?, en realidad eso no es una silla es una mesa», yo te digo: ¿Y qué querés que haga?. Eso es ser un muy mal narrador, como lo es para mi Shyamalan. Malo y soberbio porque lo único que quiere, al final, es demostrar su supuesta inteligencia diciendo «¿Viste? ¿Viste cómo te engañé?» y yo le respondo: «Claro, me engañaste, pero me enganñaste porque no tenía posibilidad de pensar otra cosa que la que me decías que tenía que pensar, así cualquiera me enagaña»
Finalmente me parece que el relato de persona en manicomio que al final todo era un sueño (o producto de su mente) atrasa aproximadamente setenta u ochenta años en la historia del cine), porque claro, sí me esperaba ese saltito del espejo (aunque me pregunte ¿qué quiere decir?) como también me esperaba vueltas de tuercas, por eso me sentí decepcionado, dije: Carpenter, ¡vos también con la vueltita de tuerca de todo fue un sueño?!
Ah, y la idea de que la película es una crítica a los médicos y los psicoanalistas deja bastante que desear… Sobre todo porque cae todos los lugares comunes respecto del manicomio, el médico, los guardias, el psicoanalista, hasta el monstruo ajajaj. Me dirán: bueno, sí, son las convenciones del género, está bien, pero entonces no digan que es una declaración interesante sobre el saber médico…
Saludos
Creo que la estructura narrativa no depende del final «oculto». De hecho, los acontecimientos no necesitan ser reinterpretados a la luz de esa develación final; suplantás la «realidad real» por la «realidad mental» de la protagonista y ahí termina todo. El punto de vista que asume la película es el de Kristen y eso es lo que justifica el desconocimiento del trastorno de personalidad múltiple y la creencia material frente a lo que sucede. En algunos casos, las vueltas de tuerca me parecen deshonestas y fáciles («Ajami» es paradigmática en ese sentido) pero sólo cuando eso juega un papel trascendente dramática y narrativamente. En este caso, todo lo sucedido antes de enterarnos del «enigma» sucedió tal cual lo vimos, en la psiquis de la protagonista.
Es curioso que traigas a Hitchcock a la discusión, porque el día en que vi la película me vino a la memoria «Psicosis». Los finales de ambas películas, funcionan de manera muy similar. Incluso comparten la explicación final del fenómeno psicológico, mediante una línea de diálogo.
Finalmente, creo que la declaración acerca del saber médico existe en el instante final. Alice Hudson no está «curada»; si lo estuviera, los horrorosos métodos psiquiátricos implicados en su tratamiento, quedarían opacados por el resultado positivo. Es un detalle, sencillamente, pero creo que la ubicación temporal del detalle (el final exacto del film) lo hace muy significativo.
Si la revelación final permite entender la película y «ahí termina todo», por un lado habla de banalidad y facilidad de esa revelación y por el otro, justificar que la película sea «loca» o «eliptica» porque el personaje está «loco» o «esquizofrénico» es de una banalidad narrativa que da calambre. Es como decir que dado que el personaje está borracho la cámara tiene que ser en mano, o dado que es el punto de vista de un niño todo tiene que estar visto hasta las rodillas. El punto de vista de una película no es el lugar que ocupa la cámara. Es mentiroso porque técnicamente uno ve que el personaje en realidad no está loco (lo meten en un asilo psiquiátrico, pero la película se encarga de hacernos creer que en realidad ella no está loca) y le cree (al personaje y a la película) y si al final te dice «¿sabés qué?, en realidad estaba loco» uno no tiene más que decir «OK, lo que vos quieras» Con el criterio «dado que el personaje estaba loco, se tiene que ver rara, cortar en cualquier lado, torcer la cámara y esas cosas», podría aparecer un ovni, o un monstruo gigante, o el manicomio no ser el manicomio sino su casa, y la casa no ser su casa sino marte, y da lo mismo… ¿por qué? porque el personaje estaba loco. Eso me parece de una facilidad increible.
Traigo el ejemplo de Hitchcock no precisamente por Psicósis (para la cual el saber si fue Norman Bates o su madre la que mató a Marian Crane y al detective, me tiene muy sin cuidado), sino por el resto de sus películas para las cuales justamente, el suspenso es el motor fundamental de la narración y así permite la perticipación activa del espectador en la revelación final. Es progresivo, no abrupto. Es dificil, complejo, elegante, divertido.
Con respecto al «mensaje» del film, sigo pensando que la idea de los médicos malos, los guardias violentos, y los métodos de «cura» dudosos y hasta el personaje esquizofrénico, son bastante banales y por ende, aburridos.
Hablo de «punto de vista» como aquello que vehiculiza el conocimiento del espectador sobre las cosas que suceden en el relato. Considerando que conocemos en la misma medida en que conoce Kristen, ese es el punto de vista general de la película.
No acuerdo con esto de que la película se encarga de hacernos creer que Kristen no está loca: Aparece incendiando una casa al comienzo y nunca da una explicación sobre eso. De hecho, ni siquiera recuerda el hecho que efectivamente sucedió. Eso es un dato que permanece latente y que relativiza todo lo que le sucede a la protagonista. Al menos esa fue mi experiencia como espectador.
La vuelta de tuerca final, casi siempre considerada una banalidad, puede leerse también como una forma de revalorizar y traer al presente todas las escenas previas de la película. En ese sentido, me resulta más atractivo (ahí no creo que se trate de un retroceso de 70 años) el cine que, en la sucesión de escenas, nunca olvida por completo lo que ya ha ocurrido. La novedad que va borrando todo lo preexistente, sí es una cualidad convencional de gran parte del cine hollywoodense, que considera clausurado todo lo que pasó y se preocupa sólo por aquello que está por venir. El suspenso no es necesariamente vertiginoso.
Sí, el punto de vista plantea relaciones con el saber (quién sabe más y quién sabe menos). Este tipo de películas (junto con las de Shyamalan y varias mas) necesitan que el espectador sepa lo menos posible. Que sepa tan poco que si de repente el espectador se aviva, la película necesita cambiar la información, limitarla hasta de maneras irrisorias, porque sino la estructura no funciona. Quiero decir, este tipo de películas si vos sabés el final, la película se vuelve aburrida. Esta es para mi, una falencia narrativa.
Particularmente pienso que realizar una película de misterio e hipotético suspenso, cuyo misterio e hipotético suspenso esté dado porque el personaje es…¡esquizofrénico! es una banalidad y un facilismo y una forma de justificar absolutamente todo (si de repente la película se ve fea, alguien podría decir «claro, se ve fea porque el personaje ve feo»).
Yo tampoco me acuerdo qué es lo que sucedió, creo que ella prendió fuego la casa, pero tengo la sensación que hubiese dado lo mismo, porque ella….¡es esquizofrénica!. Al mismo tiempo que no nos acordemos es, para mi, un problema de la película. Es más, si me podés explicar por qué hay un monstruo en la película y qué relación tiene el monstruo con la esquizofrenia de ella, te lo agradecería.
No me parece que sea efectivo el procedimiento de «traer al presente las escenas previas de la película». Quiero decir, es lisa y llanamente un flashback de esos que te explican la película por si no la habías entendido. Eso que El ciudadano nos enseñó a evitar. Es más, justamente, si la película necesita del flashback (y de este tipo de flashback) es que la película tiene miedo de olvidarse de lo que pasó (y que el espectador se olvide) y por eso necesita recordarlo.
El suspenso no es necesariamente vertiginoso (nunca usé este adjetivo), pero siempre se agradece a la luz de tanta sorpresa facilista.
Yo sí recordaba que ella había prendido fuego la casa, y también recordaba que eso no había tenido explicación. Cuando hablo de traer al presenta escenas previas, no me refiero al recurso del flashback, sino a la necesidad que surge en el espectador de recordar aquello que ya vio y replanteárselo a la luz de lo que continúa viendo.
Yo, sinceramente, no encuentro nada tan extravagante y aleatorio que necesite ser justificado con el trastorno de la protagonista. Y definitivamente no creo que de haber conocido de antemano el trastorno psiquiátrico de la protagonista, me hubiese aburrido. El grupo de mujeres escapando del monstruo necesita una resolución, más allá de que se trate de un monstruo «real» o sea parte de una condición psiquiátrica de un personaje. Y más allá de la progresión narrativa, hay otros elementos que no hubiesen dejado que me aburra.
Está bien, la verdad es que no sabría qué agregar a eso.
Saludos y buen debate.
Sí, ha sido un buen debate. RK
Un abrazo! En este momento me dispongo a ver «They live»… Para eso sirven las discusiones sobre cine, jaja.
Bien querido Roger aquí dejo a modo de prolongación del interesante intercambio de ideas entre lectores, un bello y lucido artículo de Kent Jones, aparecido en Film comment en el año 99, en torno al cine de Carpenter. En lo personal este derrotero (tu crítica, la de los lectores, el artículo de Jones y la nueva audiovision de alguno de sus films…) me ha llevado a un magnífico reencuentro con un director y un ser humano que poco sospechaba cuando de más chico veía sus películas.
Cariños…y muchas gracias a todos. Aquí dejo el link:
http://www.theofficialjohncarpenter.com/pages/press/filmcomment0199.html (Si alguien lo tradujera para ponerlo al alcance de más personas sería muy loable)
Gracias querido Alexis. Hay un gran artículo de Jones sobre JC, en La evidencia física; la versión al español fue publicada por la gente de Valdivia. Abrazo. RK
Coincido con Nicolás en que el final sorpresivo de una historia es lo de menos: si «Psicosis» es lo que es no es por su resolución sino por la maestría con la que Hitchock inquieta valiéndose de recursos estrictamente cinematográficos.
Yo también les dejo un link, menos académico, pero que demuestra cómo, jugando con los tópicos característicos del género y con la música, puede provocarse suspenso sin contar nada en especial… y trayendo a la memoria, de paso, algo del mejor Carpenter: http://www.youtube.com/watch?v=m-7MEqdhC-8 (los primeros 5 minutos)