UN ACTO DE DESOBEDIENCIA

UN ACTO DE DESOBEDIENCIA

por - Entrevistas
12 Mar, 2025 08:42 | Sin comentarios
República Dominicana tiene un cineasta singularísimo. Se llama Nelson Carlo de los Santos Arias e hizo una película notable: Pepe. A continuación, el cineasta dice algunas cosas sobre su última película.

Existe implícitamente una división simbólica del trabajo que los cineastas latinoamericanos deben acatar para encontrar su lugar en el ecosistema del cine mundial. Nunca es fácil filmar: primero que nada, hay que saber bien qué se quiere filmar y tener la necesidad de hacerlo. Lo que viene luego es más arduo: contrastar ese deseo con las condiciones materiales que siempre delimitan la libertad de un artista. A los cineastas de nuestro continente se les hace más fácil encontrar dinero para contar historias sobre el sufrimiento del subdesarrollo y las memorias sociales ligadas a períodos violentos de la historia recientes de nuestros países. Hay excepciones, pero ni siquiera los consagrados de la región pueden contar con el apoyo que necesitan. Y no siempre las películas terminadas circulan como merecen. 

El nombre Pablo Escobar acarrea el sonido de la sangre, el dinero y la ilegalidad. Cuando se trata de narcotráfico, por cierto, los elegidos para hacer películas sobre este asunto abyecto no suelen tener apellidos característicos de la región comprometida. Son los gringos los que comandan. Hay un imaginario ligado a la economía paralela de los carteles, y eso quizás implica una custodia. 

El cineasta dominicano Nelson Carlo de los Santos Arias elige comenzar Pepe con dos momentos televisivos. Un dibujo animado y las noticias del día. El hipopótamo Pepe Pótamo se dirige a través de la palabra a otro personaje. Lo que dicen es insignificante, lo que importa es que ese animal habla. En el otro programa se anuncia que el narcotraficante colombiano Pablo Escobar ha muerto. Es una introducción perfecta, porque Pepe cuenta la historia de un muerto, y es el mismo muerto el que toma la palabra. Ya es extraño que un muerto cuente su paso por la Tierra, pero más inesperado es que el narrador espectral sea un hipopótamo, uno de los que importó para su zoológico privado el señor Escobar. Pepe habla en distintos idiomas, se ríe, es elocuente, incluso filosófico. No es Wittgenstein, pero se pregunta sobre la aparición de las palabras en el orden del discurso y sus usos y funciones. 

La película de Carlo de los Santos Arias es prodigiosa. Se desmarca de todas las obligaciones impuestas en secreto para que una película latinoamericana conquiste mercado, festivales y público. Como es extraordinaria, encontró su camino (el cineasta ganó el premio a mejor dirección en la Berlinale 2024), pero sin ceder en nada. El relato dista de ser lineal, ya que la asociación es una lógica lúdica que une fragmentos de la historia del animal con un período de la historia de Colombia, teñido por inquietudes ecológicas, sociales y políticas. La inteligencia con la que dispone sus signos está a la altura con la que trabaja sobre el lenguaje del cine. Bastan los primeros minutos para detectar la abundancia creativa de Pepe: planos cortos de soldados jóvenes en la noche temerosos ante algo que está por pasar son seguidos por un primerísimo plano de un farol prendido de forma intermitente en un automóvil mientras suena una balacea. La violencia está siempre en fuera de campo. Inventar formas es un imperativo. 

¿Qué tiene este hermoso mamífero artiodáctilo para decir? Muchísimo, como su director, un singularísimo animal de cine que habita en República Dominicana, un animal político, que ha conquistado con Pepe su emancipación como artista y es por eso uno de los grandes cineastas del continente. 

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Roger Koza: Me gustaría preguntarle por algo que puede pasar desapercibido, pero que en cierta medida define Pepe y marca su relación con el cine contemporáneo. La película tiene un añadido en el título: es un “estudio de la imaginación”. ¿Qué quiere decir acá “imaginación”? 

¿Imaginación de quién? 

¿Cómo llegó a concebir Pepe? Podemos imaginar que sabía usted de la situación de los hipopótamos en el zoológico privado de Pablo Escobar. Luego, usted comienza a problematizar lúdicamente la historia de un hipopótamo. Quizás recordó de su infancia que había un dibujo animado en el que un hipopótamo llamado Pepe tenía el don del habla. Su propio hipopótamo habla, y no solamente en un idioma. Además, Pepe cuenta su historia desde el más allá. El animal ha muerto.

Hay una suerte de meditación política sobre el lenguaje. El propio Pepe se pregunta sobre cómo ciertas palabras llegaron a ser parte de su vocabulario. Sobre esto se insiste en distintos momentos y en el final se labra una meditación decisiva. ¿Qué tiene para decir sobre eso?

La película parece indagar de una forma muy extraña sobre actos asociados al colonialismo y también a los problemas ecológicos que se suscitan cuando se interviene en el equilibrio de un ecosistema. Los zoológicos forman parte de una cultura científica ligada al imaginario colonial. ¿Cómo ve esto?

Hay algo que puede haberle traído algún que otro problema y comentarios capciosos. Usted no es colombiano. ¿Qué lo predispuso a una historia que no es estrictamente dominicana?

En el tercer acto de la película, hay un pequeño desvío de la centralidad de la vida del hipopótamo y aparece la vida de los pobladores del lugar en el que fue cazado Pepe. ¿Qué lo llevó a centrar el relato en una pareja que lleva junta 33 años y en sus discusiones?

La escena de la elección de la reina es simbólicamente decisiva. Cada una de las candidatas cuenta su sueño, y estos siempre están asociados al conocimiento. ¿Por qué eligió ese eje conceptual, el hecho de estudiar en la universidad?

Una película sobre animales salvajes y en el contexto de un cartel implica inmiscuirse en un marco de violencia. Sin embargo, los momentos de violencia están en fuera de campo. Se pueden escuchar disparos. Se puede ver a un animal muerto en una panorámica área. ¿A qué responde ese modo de aproximación a la violencia?

¿Cómo filmó a los hipopótamos? ¿Todo lo que vemos es real o trabajó con simulaciones digitales?

*Publicada en otra versión en Revista Ñ en el mes de marzo.

Roger Koza / Copyleft 2025