FESTIVAL 4X1 / RECOMENDACIONES
Las películas que he visto llevan un número al final. Cuando he escrito sobre ellas, entonces tiene un color distinto, lo que indica que se puede pinchar y leer una crítica en el blog. El resto de la películas llevan, si es que tengo referencias, un R (Recomendada) o un MR (Muy recomendada). Roger Koza
Lucía, de Niles Atallah, Chile, 2010 (8)
Mundane history, de Anocha Suwichakopong, Tailandia, 2009 (R)
Curling, de Denis Cote, Canadá, 2010 (8)
Nostalgia de la luz, de Patricio Guzmán, Chile-Francia, 2010 (9)
Tilva Rosh, de Nikola Lezaic, Serbia, 2010 (8)
Morgen, de Marian Crisan, Rumania-Hungria, 2010 (6)
My Joy, de Sergei Loznitsa, Rusia, 2010 (6)
Nenette, de Nicolas Philibert, Francia, 2010 (7)
Meek’s Cutoff, de Kelly Reichardt, EE.UU, 2010 (9)
Chantrapas, de Otar Iosseliani, Francia, 2010 (8)
Belle Epine, de Rebecca Zlotowski, Francia, 2010
Hotaru, de Naomi Kawase, Japón (8)
Color perro que huye, de Andrés Duque, España, 2011 (5)
Outrage, de Takeshi Kitano, Japón, 2010 (6)
King of Devil’s Island, de Marius Holst, Noruega, 2010.
Familystrip, de Luis Miñarro, España, 2009 (R)
Genpin, de Naomi Kawase, Japón, 2010 (R)
Shara, de Naomi Kawase, Japón, 2003. (10)
Asalto al cine, de Iria Gomez Concheiro, México, 2011 (6)
Pude ver ayer on line la peli «Tilva Ros» en el sitio de mubi.com, dejé un comentario en mi blog http://www.comentandocine.com, en el contexto del Festival 4+1, cuyos organizadores, con gran acierto, han previsto el acceso a los principales filmes, a los interesados del mundo de habla hispana, permitiendo ver un material valioso y que de otro modo sería de imposible disponibilidad para la mayoría de los cinéfilos.
Además de las películas recomendadas arriba, hay un foco de la obra de Agnes Varda imperdible, y pueden ver una cantidad ilimitada de filmes con un abono de 8 dólares a pagar con tarjeta de crédito.
Además, a quienes les guste experimentar con el software, pueden probar el programa aTube Catcher (u otro similar) que les permitirá grabar en sus PC, los filmes que vean y luego revivirlos en otro medio con pantalla más grande que un monitor de PC.
Mundane history, Anocha Suwichakopong, Tailandia, 2009
El filme logra transmitir una variada gama de sensaciones, gracias a que su director maneja recursos formales con solvencia, y logra concretar un producto de buena calidad artística.
El clima que se transmite en las relaciones interpersonales es de amabilidad, y entre los trabajadores del lugar, se percibe una clara camaradería.
El relato tiene una base simple: se muestra la relación que se establece entre un joven accidentado de clase alta y su fisioterapeuta, que también oficia de enfermero y acompañante. Todo esto en la casa familiar, constituida por un inmueble muy grande, dotado de un confort, que denota la extracción social de clase alta de los propietarios.
La mayor parte de las escenas se juegan en el dormitorio del joven, donde pasa su tiempo, debido a la invalidez que sufre y que lo tiene postrado en la cama. En todo momento, el fisioterapeuta está a su lado, para hacerle compañía, charlando, leyendo o atendiéndolo en sus necesidades de alimentación o higiene. Carente en forma total de música extradiegética, los sonidos del filme son los propios del ambiente donde transcurre la acción, predominando los silencios que ayudan a crear las sensaciones de serenidad y placidez que emergen del filme.
La personalidad del joven inválido es muy especial, y se aleja del paradigma de lo que se supone son los gustos y distracciones de un joven en la actualidad. Solitario, no vemos en ningún momento la visita o el contacto con gente de su edad, tímido y poco conversador, incluso cuando entra en confianza con su acompañante. Se interesa por la lectura y escritura, la creación cinematográfica (¿quizás referencias autobiográficas del director?) y no le gustala TV.
La casa es un protagonista de la película. La forma en que el director logra filmar los diversos ambientes, en su mayoría deshabitados, es destacable. El énfasis en retratar las diversas tonalidades que la luz natural imprime a cada sección de la casa, crea secuencias de innegable belleza y gran sugestión. La lluvia, ese fenómeno meteorológico que tanto atrae a numerosos cineastas, aquí también aparece en algunas escenas claves, donde se logra mostrar el goce sensorial del agua que cae del cielo, por parte del protagonista.
El montaje es realizado en forma intencionadamente desordenada, en relación a algunas escenas que crean un cierto clima de desconcierto, que ayuda a mantener la curiosidad y atención del espectador.
La heterodoxia del filme se ve también reflejada en que el relato no tiene la estructura típica de desarrollo de una historia, sino que se muestra el devenir de una vida por demás monótona y sin que se vaya creando ninguna estructura dramática que requiera un desenlace. En ese sentido, desentona la larga escena final que intenta proponer un cierre simbólico, mediante una escena de intrínseca violencia.
En suma, se trata de un filme meritorio, de un director que muestra destreza en el manejo de numerosos recursos estéticos y del que espero se conozcan en breve otras de sus obras.
Curling, Denis Côté, Canadá, 2011
Es la historia de una transformación. La de un hombre tímido, inseguro y solitario, al borde la paranoia, portador de enormes bigotes, que un buen día se perturba. Y de esa perturbación obtiene la fuerza para reconocerse como un ser falible, que necesita de los otros para construir su identidad y completarse.
Los protagonistas son un padre, Jean-Francois Sauvageau y su hija de 12 años, Julyvonne, que viven en soledad en una casa aislada en medio de una ruta en Canadá. Toda la historia transcurre en el largo invierno que caracteriza a este país, ayudando el intenso frío, a enfatizar el clima opresivo que impera en gran parte de la película.
Descubrimos desde la primera escena, que estamos frente a un caso patológico: un hombre que no permite que su hija vaya a la escuela y la mantiene casi completamente incomunicada en su hogar. El amor enfermizo que siente por ella, sumado al miedo extremo a lo desconocido, lo llevan a aislarse y aislar a su hija. La niña, como consecuencia de este encierro, comienza a desarrollar conductas desesperadas, como la de querer jugar y relacionarse con cadáveres congelados que encuentra por casualidad en el bosque vecino a su casa.
El padre, que está divorciado, se resiste a reconocer el daño que está causando a su hija y considera que su compañía es suficiente para que la niña, se instruya, desarrolle su inteligencia, sociabilice y se divierta, a pesar de que ella a cada momento le sugiere que no es esa la vida que quiere llevar.
Un hecho fortuito lo lleva a una crisis. Descubre que es un mal maestro de matemáticas, que no ha logrado que una niña de 12 años, maneje con un mínimo de habilidad la aritmética elemental. Se aleja entonces por un tiempo de su hija, porque reconoce por primera vez que se siente mal. Este hombre, que lleva mucho tiempo sin contacto con una mujer, se relaciona con una prostituta, y aunque paga por sexo, recibe también un cacho de ternura.
Cuando regresa de este viaje, percibimos cambios significativos: se muestra distendido, sonríe francamente, y lleva a su hija a los juegos en la nieve. También, como símbolo de este cambio, nos sorprende con su rostro totalmente afeitado. Porque al final no hay nada que lleve a una serenidad más intensa, que la de descubrir que nos siguen queriendo aunque nos reconozcamos equivocados.
Denis Côté, logra mostrar este proceso, sin estridencias, ni impostaciones, ni sermones, ni bajadas de línea. Acompaña con paciencia el proceso de aprendizaje de Jean-Francois y de esta forma evita privarnos del placer de conocer a este personaje curioso y complejo. El mérito del filme se ve acrecentado por la magnífica interpretación de sus protagonistas, que logran con mínimos gestos transmitir complejos estados de ánimos.
Nénette, Nicolas Philibert, Francia, 2010
El director del genial documental Le pays des sourds (1992), nos entrega ahora un nuevo trabajo, que en apariencia es la historia de un orangután hembra en un zoológico de Francia, pero que en realidad trata de las personas que lo visitan. Philibert, con notable destreza, deja a las personas fuera de campo, al menos en lo referido a las imágenes. Es que solo nos deja oír las voces de estos visitantes y apenas entrevemos sus siluetas debido al reflejo de sus cuerpos sobre el vidrio que separa al simio de las personas. La cámara sigue al mono o a sus descendientes que conviven en la misma jaula. Lo que se narra del orangután, no deja de ser entretenido pero no aporta demasiada información ni emoción. En cambio, resulta sorprendente lo que escuchamos de las personas, que comentan en voz alta sus impresiones sobre el ejemplar que están viendo.
Philibert, nos permite notar que la casi totalidad de los observadores que se paran frente a la jaula, no pueden sino comparar con nosotros los propios humanos, a este pariente en la escala evolutiva. Ante la impotencia de poder pensar al mono que se observa con características particulares de su especie, lo describimos por su semejanza a las emociones y sentimientos humanos. Encima, y a diferencia del chimpancé, el orangután es silencioso y poco movedizo. Esto que en principio podría llevar al aburrimiento, por el contrario obra como estímulo para acicatear la imaginación y elucubrar un vasto conjunto de fantasías.
Hay hasta momentos graciosos, cuando uno de los cuidadores nos informa que le suministran anticonceptivos a la hembra, que vive en la jaula con uno de sus hijos, porque no saben que conducta tienen los orangutanes hacia… ¡el incesto!
En suma se trata de una obra que logra retratar la particular forma de vincularnos con ese universo misterioso, conformado por los animales que habitan con nosotros este mundo.
(Esta película ha sido vista a través de Internet, en el contexto del Festival 4+1, cuyos organizadores, con gran acierto, han previsto el acceso a los principales filmes, a los interesados del mundo de habla hispana, permitiendo ver un material valioso y que de otro modo sería de imposible disponibilidad para la mayoría de los cinéfilos).
Tilva Ros, de Nikola Lezaic, Serbia, 2010
Un grupo de skaters vagabundea por las calles de su ciudad durante el verano posterior a la finalización de sus estudios secundarios, y a la espera de iniciar la universidad, los menos, o encontrar un trabajo, otros, o no hacer ninguna de las dos cosas, la mayoría. La principal virtud del filme es lograr un retrato verosímil de las acciones, pensamientos y diálogos de este grupo social.
En lo formal la cámara parece un integrante más del grupo de adolescentes, registrando los sucesos a través de primeros planos, y siguiendo a los protagonistas con un pulso nervioso. Además, los diálogos casi nunca son registrados con el cuestionable recurso del plano-contraplano, sino que se recurre a planos medios donde se incorporan en la escena a ambos personajes a la vez.
El recurso a la violencia por parte de los jóvenes serbios, asoma a menudo en el filme y resulta una mezcla de entretenimiento agresivo junto a una manifestación del descontento, la incomunicación y la frustración que padecen. En ese sentido, se asemeja a la conducta de otros muchachos de similar edad en el resto del mundo.
Llama la atención la inclusión de fragmentos de las luchas sociales en la ciudad donde transcurre la acción, protagonizada por los adultos, por sus padres y con la total indiferencia de los jóvenes. Cuando en una escena se integran a una manifestación, no se interesan en las consignas o las motivaciones de la marcha sino que solo se deslumbran con el enorme camión que integra la movilización, y se dedican a realizar acciones para llamar la atención. Aunque se ganen la simpatía de los manifestantes, los adolescentes no parecen interesados en integrarse a las protestas, incapaces de comprender la relación entre su estado de semi-marginalidad y el contexto social y económico de crisis.
Los máximos gestos de supuesta valentía pasan por auto flagelarse, llamando “trucos” a estas acciones (como si se trata de un espectáculo de circo). Se dedican a filmar estos eventos con el fin de subir sus videos a Internet, con una cámara que pertenece a los jóvenes y que parece competir con la del verdadero director del filme. Las imágenes que producen, les genera la ilusión de hacerse conocer y poder destacarse, cuando en realidad se están sumando a la inflación de imágenes que pululan en la Web.
Un filme lúcido, que si bien no aborda un tema original, logra un retrato certero y convincente.