LA CUESTIÓN HUMANA
**** Obra maestra ***hay que verla ** Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Alan Koza
GENEALOGÍA POLÍTICA DE LO INMORAL
La cuestión humana, Francia, 2007.
Dirigida por Nicolas Klotz. Escrita por Elisabeth Perceval.
*** Hay que verla
Una de las grandes películas del año, que podrá tener sus momentos cuestionables, pero que finalmente está a la altura de sus pretensiones.
El travelling lateral que abre La cuestión humana, de Nicolas Klotz, última película de una trilogía que intenta filmar el cuerpo político del neoliberalismo europeo en varias de sus facetas, no es una decisión arbitraria. El desplazamiento de derecha a izquierda insinúa una línea de tiempo en reverso, una que va del presente al pasado y que figurativamente anuncia una tesis. Se ve una pared con números, cifras que cifran un acertijo que el filme habrá de develar paulatinamente hasta culminar en un justo y magistral fundido en negro de varios minutos, mientras se escucha una voz, una letanía, un quejido abyecto que resuena y proviene de la Historia: pedazos, pedazos, pedazos…
«¿Cómo reconcilia usted la cuestión humana con la necesidad de hacer dinero y progresar»? se le escucha decir a uno de los personajes, Just, máximo directivo de una corporación, quien está sospechado de demencia y/o depresión, y es investigado por un psicólogo laboral, Simon, a pedido de un directivo jerárquico importante. Es una tarea especial, porque las dos funciones de Simon consisten en higienizar el espíritu de todos sus empleados para seleccionar a los más aptos y obtener así mayores beneficios, y ofrecer, también, seminarios de superación personal. La investigación tendrá giros sorprendentes, y llevará a situaciones y acontecimientos inesperados.
Es así que el inicio de un filme que parece indagar sobre las sospechosas prácticas de las nuevas filosofías del managment posee una agenda secreta. Si la misión del especialista consiste en determinar la aptitud mental de un directivo, el objetivo de Klotz (y su mujer Elisabeth Perceval, la guionista) es hacer una genealogía del discurso empresarial y denunciar la deshumanización concomitante.
Klotz es un observador lúcido, y es capaz de sintetizar, en apenas dos horas, cómo opera el discurso sobre los gestos, los placeres y los vínculos entre sujetos. Los cuerpos hablan, y así una rave trasluce mucho más que un transe liberador, del mismo modo que esos seminarios en los que los empresarios hacen deportes de riesgo o meditan como si fueran yogis de un capitalismo benevolente, son ejercicios de cinismo al servicio de una crueldad con rostro humano.
En el fondo, La cuestión humana es una impugnación al colaboracionismo indirecto por parte de los miembros de una sociedad respecto de un orden socioeconómico injusto, actitud colectiva que en Francia (y en Europa) puede rastrearse muchas décadas atrás, en ese tiempo en el que se supo que la perfección técnica y la sofisticación racional son compatibles con el planeamiento del horror.
Basada en una novela de François Emmanuel, La cuestión humana no es ni Michael Clyton, ni El informante, ni tantas otras películas estadounidenses que suponen ser una crítica al sistema socioeconómico mientras que de contrabando un héroe individual redime aquello que crítica a través de una rectitud que no es una excepción sino la regla secreta y la naturaleza del sistema. Simon descubrirá que él también es una pieza y víctima de una malla difusa de poder. Y nosotros, junto con él, habremos de identificar la semántica de aquello que nos explota y terminamos amando.
Copyleft 2000-2008 / Roger Alan Koza
Esta crítica fue publicada durante el mes de agosto, con otro título, por el diario La Voz del Interior de la provincia de Córdoba.
No entiendo que le ven a este dechado de mala conciencia cinematogràfica. No cae en la coartada hollywoodense pero si en la francesanata: pobreza en la puesta en escena disfrazada de rigor minimalista, diàlogos sentenciosos susurrados para no molestar, link demasiado facil entre management y nazismo. En fin: un humanismo de salòn que ni siquiera pretende epater le burgois, sino todo lo contrario.
Me gustaría que sus descripciones fueran fundamentadas, pues me interesa lo que dice. Puede encontrar una mirada similar en un artículo que escribió Gustavo Noriega en El Amante Cine, que respeto pero no comparto. Gracias por disentir y escribir. RK
Comparto en líneas generales tu comentario, aunque la película dura 23 minutos más que dos horas. Personalmente, de «La cuestión humana» me interesaron su inquietante hipótesis y el clima de decadencia y alienación ocasionalmente expresado por la música hipnótica, las luces intermitentes, los escenarios opacos y los personajes actuando como zombies. Pero no me parece que los diálogos y monólogos susurrados, y la pasividad general del film, sean el medio adecuado para representar hechos trágicos, tendientes al sobresalto. Quiere acercársele a Antonioni, pero en el cine del italiano los silencios eran siempre tensos, y las imágenes estaban cargadas de una tristeza extraña, seductora. En todo caso, me gustaría saber cuáles son los «momentos cuestionables» a los que hacés referencia en la introducción.
Fernando: la voz en off no siempre es un recurso estilístico que funcione, pero creo que acá está justificado, aunque el susurro es proclive a la afectación. Creo que es bueno que no haya un tono de sobresalto: se trata de un film que ve en el presente la naturalización perfecta de un pasado horroso. Entre los momentos cuestionables está la vela en la oscuridad, el susurro mencionado aunque el del final es justo, el saludo al gato para que se mejore, los numeros musicales, y quizás también advertir que la racionalidad técnica y su depurado lenguaje funcional excede a los Nazis y su experiencia. Un saludo y gracias por escribir. RK
Creo que la voz off de La Cuestion Humana esta lejos de intentar acercarse a la seduccion o la tristeza a traves de su tono susurrado. En todo caso creo que es justamente eso de lo que intenta despegarse, de uno uso moralista o emocional que remite al humanismo o socialismo ramplon. En todo caso creo que la afectacion y la pasividad estan bien buscadas y agudizadas, y en esto yo creo ver un gesto a lo Rivette sobre la puesta en escena (en este caso del sonido): Hacerse el sorprendido o el horrizado, gritar o incluso intentar esbozar una melancolia derrotista son impostaciones. El verdadero y mayor horror, es que desde el comienzo del fime esa voz es inmutable.
Es posible que la puesta de escena de Klotz no esta depurada ni mucho menos, y que la hipotesis de relacionar el managment moderno con el nazismo es a veces demasiado subrayada, avanzando hasta volver la relacion demasiado univoca (lo que deja lugar a no reconocer mucho mas que lo evidente de esa relacion y de las experiencias que esconden la misma logica).
En el catalogo del BAFICI Klotz citaba a un Garrel desauseado que decia que los cineastas han bajado la persiana.
Creo que Klotz es uno de los pocos cineastas contemporaneos que se anima a establecer hipotesis que den cuenta de las relaciones historicas entre la logica actual del neoliberalismo y el pasado horroroso que cita RK (y que se trata aqui de los nazis pero ¿que cineasta argentino ha dado cuenta a traves del cine de relaciones de este tipo en la historia de nuestro pais?). Asimismo Klotz aborda la hipotesis con maximo rigor cinematografico, incluso confiando mas en la imagen y el sonido que en la misma narracion, la cual de seguro no responde al relato tradicional y hegemonico.
Klotz y Perseval, junto a los films de los Dardenne, son escasos ejemplos dentro dentro del cine europeo contemporaneo. Son cineastas que se niegan aun a bajar la persiana. Tanto al cine, como a la Historia.