SEMANA DEL 11 AL 17/06 EN CINECLUBES
LA CUMBRE: EN EL CINE LUIS BERTI, BELGRANO 470
13 de junio, a las 20.30hs:
Tournée, de Mathieu Amalric, Francia, 2010
111’ / +13
Mediometraje, a las 19.30hs: El decálogo: Capítulo 2 (50’), de Krzysztof Kieslowski, Polonia, 1989 (Ver crítica al final del programa)
Tournée de Mathieu Amalric, el actor de cientos de películas francesas, es muy rara, pero muy placentera. En principio, trata sobre la gira por Francia de una compañía de “New Burlesque”, un espectáculo a cargo de señoras de mediana edad –varias excedidas en kilos– que hacen un número de cabaret que ellas denominan strip-tease para mujeres o algo parecido. Las minas son buenísimas y sobre su número de calidad se monta una ficción: el propio Amalric hace de un empresario caído en desgracia que intenta un comeback en su país con el show del New Burlesque. Tournée gira por el interior de Francia (sobre ciudades costeras, en realidad) con alojamientos de tres estrellas, en general dignos pero modestos, con alguna excepción hacia arriba. Tournée se caracteriza por su vértigo, por la alternancia entre shows, viajes y noches en blanco, que se suceden a la misma velocidad con la que el personaje de Amalric gestiona sus negocios, su vida y la de los demás, incluyendo la de sus dos hijos pequeños. A la película de showbizz, que tiene muchos momentos de enorme placer, se le superpone otra, que es una historia de amor un poco a lo Cassavetes entre el empresario y una de las mujeres, la extraordinaria Miranda Colclasure. Pero sobre estas películas hay una tercera, todavía más interesante: la de la relación entre franceses y americanos, la ida y vuelta entre ambos continentes de las rutinas del espectáculo, ese territorio híbrido y bilingüe que tiene como hito French Cancan, la gran película de Renoir abucheada en su momento. (Quintín)
FUNCIONES ESPECIALES
6, 13, 20 y 27 de junio, a las 19.30hs: Los cineastas en la televisión
El decálogo, de Krzysztof Kieslowski, Polonia, 1989
500’ / +13
Amalric, que ya había mostrado con creces sus habilidades como actor a las órdenes de los más importantes directores franceses, ahora se pone detrás de las cámaras, conduciendo un filme lleno de aciertos.
La historia de un grupo de bailarinas de burlesque, representadas por un pintoresco empresario del espectáculo interpretado por el propio Amalric, nos transmite deleite y buen humor. Estas mujeres de edad indefinida, poseen un físico que se parece más a lo que mostraban las pinturas de siglos pasados, que al estereotipo que se trata de imponer en el presente. Aunque cualquiera con una mirada estrecha piense que a casi todas les sobran unos cuantos kilos, ellas nunca hablan de dietas ni de tratamientos corporales. Es que disfrutan de sus cuerpos sin complejos y transmiten este placer a sus espectadores en los extravagantes números de striptease que interpretan. Despliegan alegría arriba del escenario y mas aún abajo, en los momentos de descanso, cuando todos juntos se dedican a beber y conversar animadamente.
El personaje de Amalric, oscila entre la bondad y el patetismo. Empresario mediocre, que está peleado con su hermano y su padre que tienen la misma ocupación, ve poco a sus hijos y se comunica mal con ellos, tiene en estas mujeres, una compañía que lo regocija. Ellas son conscientes que no es mucho lo que él aporta al grupo, pero igual lo quieren y lo dejan trabajar.
La puesta en escena está llena de aciertos formales que se ponen al servicio del guión. Las tomas de los espectáculos que interpretan las mujeres, se hace en su casi totalidad desde atrás del escenario o desde el costado, es decir entre bambalinas, integrando al espectador de la película a la troupe y haciéndole sentir más intensamente de este modo, los avatares de las protagonistas. Una de las más importantes escenas de amor está filmada en un plano general, como si la cámara buscara una distancia que respete la intimidad de los amantes. La verdad es que no se ve a menudo, esta forma del filmar una escena semejante.
Melancólica, amable, divertida, la película de Amalric está sustentada en un profundo humanismo y amor por sus personajes, nos hace sentir de un modo casi imperceptible que estamos invitados a compartir estas experiencias, y sentimos entonces como una triste despedida el que la película finalice.