EL CINEMATÓGRAFO DE LIVERPOOL
ENTREVISTA A LISANDRO ALONSO
por Roger Alan Koza
El prestigioso crítico e influyente de Variety y Cinemascope, Robert Koehler, eufórico y exultante caminaba por los pasillos del Abasto, epicentro del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI), predicando que la cuarta película de Lisandro Alonso, Liverpool, debía exhibirse hasta en un hipotético festival de cine en Marte. Era abril, previo a que la nueva película de Alonso viajara por Tel Aviv, Hamburgo, Londres, Viena, Cannes, Río de Janeiro.
El cine de Lisandro Alonso provoca, conmueve, sorprende, molesta. Liverpool, otro estudio preciso sobre la soledad masculina, aquí, la de un marinero alcohólico, confirma que el realizador ha tomado el camino menos transitado y sigue apostando por un cine personal y sin concesiones.
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Roger Koza: Desde la sala repleta en la función extraordinaria en el último BAFICI pasando por su éxito en Cannes y otros festivales, Liverpool va ganando admiradores y muchos de ellos intuyen que hay algo nuevo en tu cuarta película, una dimensión narrativa más ostensible que en tus películas previas: ¿es ésa la novedad en Liverpool?
Lisandro Alonso: Estoy agradecido y honrado de haber proyectado la película en último Bafici. Poder mostrar mi trabajo y el trabajo de la gente que colaboró en Liverpool me llena de alegría, además de ser un tester para lo que se viene en la ruta futura de festivales. La función en el Bafici sirvió para darle una proyección internacional a la película y fue allí en donde empezó a sonar la idea de que la película era más clásica que las otras… También entonces escuché algunas voces que señalaban que había perdido cierta radicalidad en la propuesta. Lejos de pensar parecido creo que Liverpool es diferente de mis otras películas, y es eso, quizás, lo que choca con algunas ideas preconcebidas de lo que debería haber sido finalmente para algunos. Sin embargo creo que el trabajo colectivo hizo que la película fuera mucho más sólida en cuanto a su propuesta estética que los trabajo realizados previamente. La novedad en Liverpool es que finalmente existe en 35mm y dejó de ser un proyecto; la película está viva y con el tiempo veré cuál es y qué es lo que representa para mis futuros trabajos. Creo que no es bueno para el cine pensar todos los días y a cada hora en términos de novedades. Directores como Ozu o Bresson, obviamente sin ánimos de comparar, me vienen a la mente.
RK: En esta oportunidad, Salvador Roselli, participó en el guión: ¿Cómo ha influido su participación? Además, alguien de la producción en Alemania me contaba que el guión original era muy distinto a lo que resultó ser la película final?
LA: Salvador Roselli es un gran profesional que está a punto de filmar su opera prima sin compartir cartel con otros directores. Salvador me ayudó mucho a asegurar lo que no tenía que tener la película, hizo su trabajo y en ese cambio de ideas y puntos de vista que tuvimos durante un buen tiempo hizo que la película sea mucho más sólida. Habría que preguntarle también a él qué piensa al respecto. Pero más allá de las opiniones de cada uno yo lo vivo como un intento de abrir un poco la cancha y jugar con un guionista; si después no funcionó seguro fue por miedos propios o hábitos adquiridos a la hora de llevar a cabo el rodaje. Probablemente el guion original difiere bastante de lo que finalmente compone la película, pero eso suele pasar mucho en este tipo de rodajes donde hay mucha más libertad que en otros más convencionales donde se trabaja con otros métodos; para mí la libertad es importante a la hora de estar filmando. No me gusta mucho estar atado a un guion que escribí muchos años antes y que está lejos de lo que quería filmar hace algunos meses.
RK: ¿Por qué te interesan los personajes solitarios (en este caso un alcohólico), aunque en Liverpool, y esto también constituye una novedad, se explora la vida de una comunidad y la de una familia?
LA: Inconscientemente estoy más ligado a observar detalles y actitudes pequeñas que a intervenir sobre ellas. Cuando en la imagen hay varios personajes o varios elementos a los cuales prestarles atención mientras se interrelacionan, prefiero no investirla con mi propio punto de vista. Me concentro mejor mirando y siguiendo los hábitos de una sola persona en un pueblo que intentando seguir al pueblo completo. Busco interrogar cierta clase de actitudes, sentimientos y conductas. En el caso de Liverpool también probé apartarme de lo que había hecho hasta ahora, y al menos pasé la posta entre los personajes sin darles la oportunidad de compartir juntos más tiempo. Eso me seducía más como espectador-director que buscar una mirada que juzgue sus relaciones y peor aún, que las explique.
RK: Hay una decisión extraordinaria en tu película: el personaje central de Farrell abandona la película cuando a ésta todavía le falta unos 20 minutos para concluir: ¿A qué se debe esta decisión?
LA: Ese cambio de punto de vista ya lo había practicado de alguna forma en Los Muertos, cuando abandonábamos a Argentino después de que él desollara el chivo y se retirara en la canoa por un arroyo, y entonces pasábamos a su nieto buscando una fruta en un árbol. El tema es que no me animé en su momento a seguir esa línea y regresé para el encuentro y posterior final de Los Muertos. El hecho es que me quedé con esa idea y decidí llevarla adelante con esta nueva película. Igualmente creo que el llavero del final y la experiencia que nos da el comienzo de Liverpool en cuanto a quién es y de dónde proviene Farrel nos da un pie para nunca olvidarlo totalmente. El llavero, con que cierra la película, al menos a mí, me une y reúne por siempre a los dos personajes; ese llavero es el único objeto que quedará entre Farrel y Analía, ese único objeto me parece muy triste.
RK: ¿Cómo concebís la puesta en escena, la construcción de los planos y su relación con la narrativa?
LA: Me es difícil hablar en términos de puesta en escena, construcción de planos y narrativa, pero podría decirte que todo se arma sobre la marcha y con lo que tenemos al alcance. Si no se puede lograr determinado encuandre por cuestiones de luz o de espacio se pasa rápidamente a otra opción que tenga la esencia de la que no se pudo filmar. Con Lucio Bonelli, como con Gonzalo Delgado, hablamos prácticamente todo, el resto lo vamos viendo según las circunstancias donde filmemos. Quiero decir: si Analía se estaba muriendo de frio las cosas se resolvían mucho más rápido que de costumbre, pero si hay algo que es verdad es que queríamos filmar cuadros más geométricos, que no tiendan al paisajismo que es lo normal, sino que ayuden a generar un extrañamiento de los paisajes y sobre todo de la forma de ver los interiores. Los cuadros eran más frontales y decidimos dejar atrás ciertos movimientos de cámara porque pensé que esa naturaleza estaba muy quieta, casi sin vida y era un buen elemento con el cual trabajar la propuesta de la película entera. De hecho cuando Catriel Vildosola salía a grabar sonidos para la película pocas veces encontraba cosas que tengan un buen registro sonoro; toda la zona era muy silenciosa.
RK: Otra decisión a contramano, que traiciona lúcidamente las expectativas de turistas cinematográficos (y secretarios de turismo) es filmar Ushuaia sin ballenas y paisajes de postal: ¿qué importancia tienen los lugares que elegís filmar, casi siempre lejos de la presencia de la civilización?
LA: En general siempre descubro los lugares en donde filmar antes que los protagonistas y la historia de la película. Una vez decidido el lugar en donde quiero filmar una película viajo y me quedo dando vueltas, esperando encontrar elementos que más tarde los escribiré en algunas páginas y que terminarán siendo la forma de la película. Muchas de las secuencias escritas provienen y responden de haber pasado días en los lugares y haber descubierto las caras de mis personajes. De hecho, incluso en Liverpool, lo que se filmó ya fue conociendo a los dos personajes principales de la película. En las otras películas, me pudo pasar que hasta media hora antes de filmar las escenas no sabía quién iba a interpretar a los personajes, y lo mejor de todo es que de alguna extraña manera no me preocupa en absoluto vivir esas situaciones. Desde chico solía ir todos los fines de semana a una quinta que tenían mis padres, a una hora de Buenos Aires. Allí encontraba personas muy curiosas: gente, amigos de mis padres, que vivían una forma de vida completamente diferente a la nuestra, en un departamento ubicado en el barrio del Once de la Capital Federal. Creo que esos días, lejos de la ciudad, despertaron mucha curiosidad en mí y de hecho todavía hoy sigo tratando de descubrir nuevas caras, cuerpos y lugares, que tienen más que ver con espacios rurales que urbanos.
RK: ¿Por qué elegís siempre un tipo de presentación musical inconmensurable con el contexto de tus historias, siempre al inicio o final de los créditos, generalmente en letras rojas?
LA: El director de sonido de mis películas, Catriel Vildosola, es parte de una banda que se llama FLORMALEVA; ellos me conocen mucho y además saben que tienen total libertad de interpretar la película como lo crean conveniente.
RK: ¿A qué se debe que tus películas se estrenan en circuitos alternativos, cuando en el extranjero, al menos en los festivales, tus películas producen un interés enorme?
LA: Creo que tiene que ver más con una decisión personal que del estado de las cosas, pero igualmente te aclaro que este estado de las cosas no es el ideal para las películas argentinas o las películas que están lejos de Hollywood. Muchos conocemos los problemas y estoy muy lejos de poder resolverlos en estas líneas. Evidentemente mis películas logran concentrar más interés en el exterior que en casa, pero calculo que debe estar relacionado con la situación económica del espectador de cine medio, el coste de la entrada y la educación cinematográfica del público. Hoy, de todos modos, estoy muy contento de estrenar en Buenos Aires, Córdoba y Tierra del Fuego, casi el mismo día. Es un indicio de que hay cierto interés por la propuesta; es para mí un indicio de que no estoy tan equivocado con lo que elijo hacer. Confío que en el futuro, si tengo suerte, podre mostrar las películas en donde no fueron proyectadas. Confío que las películas seguirán vivas más allá de tener un éxito comercial inmediato o no. Creo que ciertos cineclubes, cinematecas y museos tienen un público más protector para este tipo de películas. Además, me interesa que sea así, porque no quiero intentar ir con la película hacia el público a través de una publicidad agresiva y costosa.
RK: ¿Qué cine te interesa en la actualidad?
LA: El cine que busca cierta honestidad y plantea nuevos puntos de vista sobre las cuestiones que implican estar en este lugar. Un cine que no piense que ya está todo inventado sino uno más lejos de juegos y cálculos mercantiles. Un cine que respete al espectador y no trate solo de sacarle el dinero del bolsillo; una pantalla que no intente todo el tiempo venderme productos que no quiero ni necesito comprar.
RK: ¿Tenés algún proyecto próximo?
LA: Descansar y disfrutar del estreno de Liverpool en Argentina. A los que lean esta entrevista, espero disfruten de la película.
Esta entrevista fue publicada en una versión modificada por el diario La Voz del Interior de la ciudad de Córdoba, durante el mes de octubre.
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