LA REPETICIÓN VIRTUOSA
Por Roger Koza
La repetición es un concepto fundamentalmente moderno y filosófico; más tarde, en el siglo XX fue también psicoanalítico. ¿Por qué hablar de la repetición? Hay un libro bellísimo, un libro entre varios libros acerca del tema, libro misterioso y poco leído, de esos libros que al leerlo uno siente literalmente que ya no sólo está apasionado por alguna reveladora asociación de un concepto respecto de otro (la repetición con la diferencia, por ejemplo) sino por experimentar en plena lectura una prueba de que el pensamiento hace piruetas en el propio cerebro. El libro al que me refiero se llama La repetición, de Søren Kierkegaard. Hay otros títulos, quizás el más exigente en la materia sea ese viaje cerebral conocido como Diferencia y repetición, de Gilles Deleuze, cuyos niveles de abstracción podrán desorientar a cualquier lector, porque de lo que se habla ahí es esencialmente tan concreto y palpable.
Insisto, me repito, nunca más pertinente que hoy: ¿por qué hablar sobre la repetición? En principio porque la buena educación exige repetición, es su condición de posibilidad. El músico, un guitarrista acaso, tiene que insistir, invertir tiempo, practicar sus escalas cromáticas o lidias, repasarlas hasta convertirlas en una reserva musical para su aplicación concreta. El intérprete teatral repite el texto hasta conseguir su mecanización inconsciente: sólo cuando sus parlamentos pierden su fijación en el texto escrito se convierte el texto en el flujo discursivo de su consciencia y entonces nace el personaje y su comportamiento. Es decir, el texto se naturaliza en la repetición. Las tablas de multiplicar también se aprenden repitiendo, y los ejemplos son vastos. Repeat after me dicen siempre los profesores de inglés. Una aclaración pertinente: la repetición no consiste jamás en repetir como un loro. El loro más que repetir una sola palabra hasta el infinito, una palabra que no entiende, emite un vocablo de tal modo que en la falsa repetición de una palabra cualquiera solamente consigue alcanzar el estadio mínimo y negativo de la repetición. En nuestra experiencia eso se llama monotonía y el estado psicológico que provoca es aburrimiento, la impotencia de la inteligencia.
Como sucede en otros órdenes del saber respecto de la repetición, en el cine también resulta fundamental. Por cada escena a filmar se repiten las tomas. En ocasiones se repiten en búsqueda de la mejor. Un beso, un gesto de desprecio, una sonrisa varían, y es sólo en la repetición que se puede detectar la dimensión exacta de lo que un buen cineasta intenta capturar con una secuencia. La misma película, posteriormente, se repite en el cine, vive, literalmente, en su repetición. La función se repite a las 14hs, 16hs, 18hs, etc, así lo decimos. Hay otras formas de repetición en el cine. El caso más obsesivo es el de Gus van Sant y su remake delirante de Psicosis, de Alfred Hitchcock. Allí repetía plano tras plano: se trataba de copiar al maestro, quizás albergando una idea extraña: repitiéndolo todo igual podría surgir algo distinto. Tesis: repetir es siempre buscar una diferencia, producir un pasaje y una experiencia final que no estaba en las condiciones iniciales de la repetición.
En el cine la repetición ha sido materia de relatos. Hay películas más o menos conocidas. Desde las tareas domésticas de Daniel San en Karate Kid (1984) que mientras pinta aprende un arte marcial sin saberlo a la moraleja central de El sacrificio (1986), de Andrei Tarkovski, en el que sólo la repetición de un acto durante todos los días de una vida y a una misma hora puede alterar el orden del mundo, el concepto de repetición se filma para establecer la importancia de un acto que determinará el resto de los actos.
La gran película sobre la repetición, no podría ser de otro modo, es una comedia. El humor en el cine, de hecho, nació de la repetición. Es en donde el gag se apoya y funciona. Pero, ¿cuál es la película? Obra maestra indiscutible en el género y en la materia, El día de la marmota (1993), también conocida como Hechizo de tiempo, es la película que mejor adopta y aplica el concepto de repetición en múltiples formas hasta conquistar una clarividencia absoluta. Los espectadores y el personaje del film, Phil Connors, interpretado por el genio de Bill Murray, atraviesan la repetición y en ese tránsito descubren el sentido de la misma: un aprendizaje total, un cambio de cualidad en el orden y organización de la experiencia.
La película de Harold Remis se estrenaba 20 años atrás en Argentina. Pasó desapercibida en el momento de su estreno. En Córdoba, por ejemplo, duró una semana. Pero después de un tiempo se convirtió en un film de culto, uno de los más alquilados en los videoclubes y uno de los más programados en los canales de cable. Extraña dispositivo el de la película: se la puede ver en reiteradas ocasiones y no obstante nunca cansa. Su propio tema es su propio secreto. ¿Cuál es su hechizo? ¿En qué reside su genialidad?
Phil Connors es el reportero estrella del canal 9 de televisión de Pittsburgh en materia del tiempo y su pronóstico; una estrella menor del canal, pero lo suficiente para que su narcisismo infinito le lleve a percibirse como una verdadera celebridad de los medios. Cubrir el famoso festival de “el día de la marmota”, que se celebra en un pueblo llamado Punxsutawney, es humillante. ¿Cómo tomar en serio el comportamiento de una marmota que funciona como oráculo climatológico? Una tradición ridícula, infantil, demasiado popular para un hombre que se siente tan importante como el sistema solar. Acompañado por un camarógrafo y la productora de su programa, Rita (la bellísima Andie MacDowell), Phil, quien siente que esta excursión periodística les es impropia para su estatus, no puede sentir otra cosa que apuro por filmar, hacer el reporte y regresar a su ciudad. Pero como es sabido una tormenta de nieve le impedirá regresar a todo el equipo y tendrán que quedarse a dormir en el pueblo de la marmota. En la mañana, Phil se despertará escuchando la misma música del día anterior y los comentaristas radiales dirán exactamente lo mismo. “Debe ser una grabación”, pensará, pero de a poco irá descubriendo que todo lo que ocurrió ayer ocurre de nuevo. En efecto, es el mismo día y los mismos acontecimientos: los movimientos de la gente, los actos, los accidentes, las conversaciones, todo se repite.
En un principio, Phil experimenta desesperación y sorpresa. Tal vez es un sueño dentro de un sueño y al despertar habrá sido sólo eso: la elaboración del inconsciente que en su producción onírica repite un día con ciertos actores de la vida anímica para que el sujeto que duerme interprete algo específico de su propia vida. Pero no. Está despierto y está atrapado en el mismo día, pase lo que pase, haga lo que haga; y además sólo él es consciente de que así es.
Ramis trabajara magistralmente durante todo el film el concepto de repetición. El día se repite, los acontecimientos también. Bill intentará, en un principio, orientar el fenómeno existencial y temporal para su propio provecho: ver cómo enamorar a Rita, evitar ciertas situaciones incómodas (el encuentro obligado con un viejo compañero de escuela y la presencia de un pordiosero), dar rienda suelta a su apetito sexual y dietético, robar un camión de caudales; tras un par de días en el mismo día lo sabe todo, es omnisciente: los tiempos exactos de cada movimiento, lo que alguien dirá, el accidente que ocurrirá. Ya no sólo puede predecir el tiempo sino los tiempos de los otros. Pasado un tiempo dentro del tiempo, Phil caerá en un pozo depresivo. Los gags suicidas son absolutamente geniales, pero vencerá la “reencarnación” en ese día y volverá a sonar el reloj despertador y la música espantosa del programa de radio. Punxsutawney es un laboratorio maldito de la repetición, acaso un esquema simbólico que renueva la maldición de Sísifo.
Todo será un infierno hasta que Phil entenderá la clave de todo, o mejor dicho, la salvaguarda de la repetición. Es el descubrimiento de una posibilidad vinculada al aprendizaje. No es otra cosa que el poder de todo sujeto de hacer suyo y deseado lo que en principio parece un simple mecanismo de sucesión de los eventos sin distinción alguna. Es el paso y el peso de la voluntad por la cual se empieza contrarrestar lo que sólo se da en algo que se quiere, y al quererlo, curiosamente, lo que sucede adquiere un sentido nuevo y propio.
Phil le asigna dos valencias a la repetición: primero es la condición formal del aprendizaje. En el film le dedicará tiempo a los idiomas, a la música, a la escultura y a la poesía; lo edificante de la naturaleza del aprendizaje necesita de la repetición (dimensión estética de la experiencia). Pero la repetición tendrá un segundo valor, lo que implica además una superación del narcisismo infantil del personaje: la repetición es la condición ética de un yo que necesita estar abierto a los otros. Se trata de una vía de reinvención del yo junto a otros, pues incorporar la inquietud de los otros es conjurar la repetición infinita del yo en su pobreza estructural como célula solitaria. Los otros siempre juegan un papel determinante en quiénes somos. Los otros son misteriosamente nuestra identidad. ¿No es el otro el que garantiza que uno no se repita hasta el hartazgo?
Lo genial del film de Remis es ver al genial Bill Murray aprendiendo junto a nosotros. Sólo así él y nosotros podemos alterar la ley de la repetición, la que se emparenta con la monotonía y propone un loop infinito sin variaciones en los patrones que organizan las vidas y las prácticas. Centrarse de un modo no narcisista en uno mismo es parte de la experiencia del aprendizaje, el buen aprendizaje. Y descentrarse en el encuentro con otros es el otro aprendizaje vital en la condena y milagro de la repetición. Para quien aprende y atiende los signos ajenos, y para quien no insiste en signos pretéritos, el paso a un nuevo día puede suceder en el acto de abrir y cerrar los ojos.
Este artículo fue publicado por la revista Quid en el mes de junio 2013
Roger Koza / Copyleft 2013
Eckhart Tolle recomienda esta película como una espiritual http://www.eckharttolle.com/about/eckhart-likes/
A spiritual classic (without ever mentioning anything spiritual). A masterful and often humorous portrayal of a man’s journey from egoic dysfunction to alignment with the present moment and freedom.
Gran articulo para un inolvidable film. Hay un punto interesante en la peli que es el encuentro de Phill con el homeless enfermo, a quien, por mas que lo intente dia a dia no puede salvar de la muerte. «A veces la gente simplemente muere», le dice el Dr. Genial
Me acordé de otra película en la que había una repetición. Al principio, parecía una extravagancia del personaje; pero luego esa repetición, generaba un cambio, tal vez un aprendizaje. Me refiero a «Cigarros» y al álbum de fotos «repetidas» en donde aparecía o reaparecía la mujer del escritor.
Lindo tema. Bien tratado. Que se repita.
solo es el tedio infinito lo que hace que en un momento dado, despues de miles y miles de dias en un mismo dia, miles y miles de intentos de toda indole, phil o cualquiera en su lugar, logre ese cambio. danos la eternidad y todos seremos dios en algun momento.
Con otra estética ahí está también El ángel exterminador del gran Buñuel. Una burguesía sin salida.
Una película que justifica la pregunta idiota de «¿qué película te llevarías a una isla desierta?». Pero lo que más se agradece de la nota es la proeza de hablar de la repetición sin nombrar al sobrevalorado Hong Sang Soo…
Estimado NP: porque te parece sobrevalorado Hong? Saludos.
La respuesta sería mucho más larga que la pregunta, y eso ya debería ser una respuesta… En todo caso, una vez más estamos hablando de los críticos más que de las películas: hay muchos cineastas sobrevalorados en base a sobrelecturas críticas. Es la herencia maldita del cahierismo, en un contexto de cánones inestables. No en vano «Hong» debe ser el más occidental de los directores coreanos (sacando a los que terminan en Hollywood, claro), y sigue el camino «internacional» de Haneke (cuyas dos peores películas ganaron en Cannes) o Kiarostami (aunque a este por ahora le sienta mejor). En fin: si tuviera más tiempo y menos desánimo escribiría más, pero prefiero esperar la crítica de ‘Antes de la medianoche’, otra muestra de la derivación tilinga del gusto highbrow que corroe a la cinefilia (que como buena ‘filia’ siempre está cerca de la perversión). Todo lo contrario de la película que evoca la nota en que comentamos, impermeable al gesto cool de la apropiación generacional y la nostalgia anticipada. No hay nostalgia malsana en «El dia de la marmota», por eso es ya un clásico.
Querido Nico: voy a defender la de Linklater, pero espero que mis argumentos no sean tilingos. Mi defensa no pasa por nada cool, ni generacional. Veremos si puedo abrir otro tipo de lectura, aunque no he leído qué dicen los supuestos tilingos, ni tampoco sé quiénes son. No soy tonto, ni cínico, y puedo imaginar para dónde van tus flechas envenenadas.
Por otro lado, pienso sobre el film de Ramis algo similar a lo que señalás.
Abrazo.
RK
Querido: La saga ‘before’ (con chicos lindos y locaciones turísticas) es la versión highbrown de la telenovela de la tarde, que logra el aparente milagro de unir a los críticos de El Amante y con los cultores del ‘cine choronga’ del que tanto abominan… Pero de eso trata la película, a la que habría que leer como la historia de amor entre América (lease USA) y Europa (lease Francia): se trata del maridaje entre el joven y el viejo mundo, precisamente bajo el signo del amor imperecedero. Algo a lo que Cannes nos viene acostumbrando hace rato. En fin: para ver una ‘de amor’ prefiero alguna de Pasolini o de Fassbinder, muertos mucho antes del anochecer… O al menos una de Sirk, que por algo se murió después de estar como treinta años sin filmar.
«… ‘Antes de la medianoche’, otra muestra de la derivación tilinga del gusto highbrow que corroe a la cinefilia (que como buena ‘filia’ siempre está cerca de la perversión). Todo lo contrario de la película que evoca la nota en que comentamos…» Guau! Interesante… Será bueno leer más de esto.
No puedo creer.. coincido con NP! Para mí, lo genial de Antes del anochecer es la dirección y los cambios de conversación en plano. Lo insoportable son los personajes.. mas aún Celine con su insoportable auto frustración.
Roger… no estarás diciendo que la película tiene «mensaje», cierto? 😉 «para mensajes el cartero» jaja justamente por eso me gusta esta critica. Se anima a un tabú: hablar del «mensaje» en una pelicula… Para muchos críticos las películas cuando son buenas, lo son por excepcionales formalmente o conscientes políticamente.. pero nunca lo son por la enseñanza que dejan. Acaso Django no enseña algo? yo creo que si…
No quiero decir Roger que tu intención haya sido hablar del «mensaje» de la película, pero el análisis que haces del Ego de Phill y su relación con los otros me parece útil para la vida cotidiana. Quizás no sean los días los que se repitan sino nuestro ego en relación con lo días.
Justamente en este caso no se trata de un mensaje berreta, sino de una experiencia transformadora que ocurre en el personaje y que puede trasmitirse al espectador. Como cuando Django al final se libera por si mismo! Esta mal hablar de ciertas cosas?
Otro mal cuyo origen habría que estudiar en algún simposio sobre la prescindencia posmoderna es este de que «para mensajes está el correo». Es una idea absurda que no tiene más de un par de décadas, porque desde Homero (hasta Simpson incluido) existe el «mensaje»: lo hay tanto en la tragedia griega como en Dante o Shakespeare. O -para hablar de cine y de no hace tanto- en Ford o en Eisenstein. En todo caso, hay mensajes que vienen escritos burdamente en un papel berreta, y otros que logran expresarse con gracia y hasta con gloria, si se me permite la palabra… Incluso los arriba mencionados Hong y Linklater tienen mensaje. Dejémonos de ñoñerías.
En ese contexto y dicho así, estoy absolutamente contigo. RK
Querido JDVF: entiendo que pueda entender así. Una cosa son los mensajes (que van por correo), otra cosa es lo que se puede aprender de una película. Parece lo mismo, pero no lo es. RK
Justamente Roger, celebro que señales y pienses el aprendizaje transmitido por una película. Me gustaría leer mas criticas y acercamientos de este tipo. Nunca pensé ni quise inferir que hablabas del mensaje. Jugaba con una posible critica a tu critica. Siempre tuve en claro que hablas de la experiencia del protagonista en vez del mensaje de la película.
El mensaje es una directiva mal traducida en imagen que cualquiera puede decir – repetir. La experiencia se filma o no se filma. El mensaje puede planearse desde la pre producción. La experiencia – aprendizaje no puede cristalizarse en ningún momento puntual y no hay planificación que garantice su transmisión ni su recepción. Y Aquí estas tú querido Roger descubriendo y señalando estas posibilidades de aprendizaje!
Gracias!
Juan Diego.
Sobre Linklater: ya diré lo que quiero decir en breve.
El tema de la libertad encuentra también lecturas interesantes en El día de la marmota. Ser consciente de ser libre. Lo transformador de esto.
o mejor: la certeza total, de ser completamente libre, como fenómeno transformador. Y como tester, también, a partir de ahí, del estado de consciencia de Phil. Me desperté pensando en esto. Slds.
«Lo insoportable son los personajes.. mas aún Celine con su insoportable auto frustración».
intuyo que el comentario es de un hombre, incapaz de comprender, parafraseando a madonna, cómo es el mundo para una mujer. si este mundo machista y misógino es el mejor mundo para ser mujer… (estoy siendo irónica)…
me viene a la mente la película de abbas kiarostami, copia conforme. también es una pareja que habla del amor, del paso del tiempo… ella está frustrada también… ambas películas son parecidas? son diferentes? una es mejor que la otra? lo pregunto de verdad, ya que ustedes saben más yo…
Estimada: las películas que menciona son tan parecen parecidas pero son muy diferentes. Apreciar la enorme diferencia (entre la fineza y la impostura) debiera ser precisamente el rol de la crítica. Pero la crítica tiene sus propias imposturas, y hoy es menos rigurosa que nunca: cuando no se entrega al mainstram se entrega a la autocelebración de una cinefilia ciega. Así que saque sus propias conclusiones. De hecho la mera comparación que propuso ya de algún modo lo hace, como no la hizo ningún crítico.
Estimada A: ese comentario es, efectivamente, el de un hombre. Aún así, si bien entiendo lo que dice usted, pienso que el punto de vista de la reivindicación de la mujer y su emancipación en los actos cotidianos es de índole masculina en ADLM. Eso no es ni bueno, ni malo. Había otros caminos posibles, otros roles y pruebas domésticas, pero eligieron un camino propio de un imaginario (masculino y no por ello necesariamente machista). Dicho esto, yo sí defiendo este film, y espero poder escribir pronto sobre él.
Algo más: no sé lo que usted sabe que sabe y aquello que yo, supuestamente sé muy bien y que sé para eventualmente darle a saber lo que usted no sabe y cree que yo sé. Dicho esto: he defendido el film de Kiarostami, y ahí también existe una primacía masculina en cómo pensar la interacción entre los hombres y mujeres. Lo que más me interesa de aquella película y ésta es otra cosa: el lugar de la palabra, su relación con el deseo y la identidad y el modo de filmarla.
Saludos.
RK
aguardo con ansias la critica (y el debate).. El modo de filmar la palabra.. sublime.
Por favor, si hacen el Simposio sobre la prescindencia posmoderna (es este de que “para mensajes está el correo”), no dejen de avisarme. Suena interesante para una Maclughiana -o como se escriba- como yo.
Creo que es más urgente un simposio sobre Cine y Estado (así, con mayúsculas, para que tiemblen los posmos…). Sobre todo visto el último programa de Lanata, digo.
gracias por la respuesta. leí tu crítica de Copia certificada cuando Oscar Cuervo pasó esta película en su taller de cine (al cual asisto regularmente) en el auditorio de fm la tribu, en mayo de 2011. allí la vi por primera y única vez. y me gustó mucho.
coincido en que la forma en la que ambas películas imaginan y piensan a las mujeres es masculina (aunque no machista). de todos modos, yo siento una especie de reivindicación cuando las veo. y creo que no sólo la forma en la que esos directores piensan a las mujeres es masculina, sino también la forma en la que los espectadores las ven («son unas frustradas, unas resentidas, unas quejosas…»). creo que esas mujeres merecen ser vistas y escuchadas con un poco más de amor y comprensión. no por sus parejas, sino por los espectadores… en fin… saludos…
A,. tomo y acepto su sugerencia. Mi problema con Celine es su modo de encarar el conflicto.. (habla por ella o habla por otras mujeres?) y con el gesto que resuelve el conflicto.. en Copia Certificada si mal no recuerdo él posa una mano sobre ella y camina en silencio. En Antes de la media noche él le inventa una historia fantástica…
NP y JDVF: gracias por sus respuestas. tengo que salir ahora y no tengo tiempo de escribir… prometo volver en cuanto pueda. yo también espero ansiosa la crítica de ADLM.
imagino que NP es Nicolás Prividera no? vi tu película Tierra de los padres en el taller de Oscar el mes pasado. me gustó. felicitaciones. y gracias por charlar con el público.
saludos! julieta.
nada màs leer la palabra repeticiòn, recordè «El caballo de Turìn», de Bella Tarr. La pelìcula màs bella que vi
Esa me gusta mucho. La de Buñuel también. RK
Vi ayer Antes del anochecer… no viene al caso que comente qué me pareció, pero justo comenté después con un amigo las semejanzas con la película de Kiarostami. Honestamente, el personaje de Celine me pareció insoportable -del mismo modo que me había resultado insoportable el de Jesse en la segunda parte de la saga-. No se si habrá en esto algún elemento machista que considerar -en mi percepción, digo- pero apunto allí lo que para mi es un defecto de la película: las palabras -sobre todo las de ella- aplanan silencios, dudas y ambigüedades y la película se torna entonces un ejercicio de diálogos sin huecos en los que pensar y sentir que esos personajes son personas a las que les pasan otras cosas que las que -supuestamente- le pasan a todo el mundo -considerando todo el mundo a cierta burguesía de la que serían representativos-.
En la comparación con Copie conforme, Antes del anochecer queda como un film macizo -en el mal sentido-: sin aire, sin huecos y sin sorpresas: si uno golpea con los nudillos. en todas partes se escucha el mismo sonido, todo lo contrario del de Kiarostami.
yo creo que habla por ella y por todas… y creo, si se me permite, que los hombres deberían ver esas películas tomando notas…
él, al final, le inventa una historia en la que le pide a ella que se imagine a ella misma en el futuro pensado en el pasado (el momento actual). la forma de terminar es la misma forma de empezar. él le pide a ella que baje del tren con él y le inventa una historia acerca del futuro… igual, me gustó más la primera historia (la del tren)…
lo de la mano en el hombro es sencillamente genial y hermoso… mi novio solía ponerme una mano en el hombro cuando viajábamos en colectivo, sentados en los asientos de uno, yo adelante y él atrás. no podía verlo pero sentía su presencia… era muy lindo…
nunca llegó la reseña de antes del anochecer…
Hermoso…
Muchas gracias
Recién leí en la poética del cine de Raúl Ruiz una parábola genial que trata de una sociedad totalitaria en la que los artistas solo pueden crear una copia de la única obra permitida por el régimen. Mientras leía pensé de inmediato en esta película. Lo que sucede en el texto de Ruiz y en La Marmota es aleccionador en el mejor sentido del término. Este texto es una especie de bisagra iluminadora entre esas dos concepciones. Gracias.