CRÍTICAS BREVES (23)
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Let’s Get Lost, de Bruce Weber, EE.UU., 1988 (***)
Por Roger Koza
Este documental del fotógrafo Bruce Weber sobre Chet Baker, uno de los más grandes trompetistas y cantantes de jazz, ícono irresistible de la Generación Beat, no sólo permite entender un período de la música popular y un género, sino que funciona como un retrato generacional de una época. Weber construye una puesta en escena por contrapuntos: fotos, material de archivo, algunas sesiones de grabación, registro de viajes y una entrevista elegíaca, un poco antes de su extraña muerte en Ámsterdam, se cruzan con el testimonio de amigos, familiares, ex esposas y músicos. La dulzura inconfundible de su voz y su rostro de pugilista, su proclividad a la autodestrucción, imposible de inferir de sus modales y su música, son señales identificables aunque insuficientes para descifrar el misterio de un artista y su vida. No alcanza con escuchar a Ruth Young maldecir el carácter manipulador de Baker, la envidia de otro trompetista y los testimonios de una madre dolida por su hijo heroinómano. El ostensible cansancio ontológico de Baker, su aura fantasmal, parecen el reverso necesario y la cifra de una melodía melancólica que atraviesa todas sus canciones, aunque el penúltimo plano de la película alienta a pensar que Baker vivió feliz en sus propios términos.
Roger Koza / Copyleft 2013
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