El modelo

Por Roger Koza

Germán Scelso, uno de nuestros documentalistas más radicales e interesantes, empieza a obtener el reconocimiento que merece. Tras su paso por los festivales de FICUNAM (México), Punto de Vista (España) y Transcinema (Perú), se vuelve a exhibir El modelo (2012) en la ciudad de Córdoba, en el marco del ciclo “Deconstruyendo el documental”, organizado por el Posgrado de Documental Contemporáneo. Hoy, a las 20.30hs, en el Cineclub Municipal Hugo del Carril (Bv. San Juan 49), con la presencia del director.

El modelo es un filme incómodo y profético. Su incomodidad reside en la singularidad del personaje elegido para espiar el malestar de una sociedad, un sujeto que Scelso intuye como modelo siniestro de un sistema no menos siniestro. La relación que se establece entre el personaje y los primerísimos planos de una moneda de un euro es uno de los elementos de puesta en escena que atraviesan este documental transgresor y brillante. Tesis: estamos frente al cuerpo atomizado de un modelo económico.

La mayor parte del filme transcurre en un cyber de Barcelona en el que el propio Scelso trabaja diariamente atendiendo la caja. Es ahí donde se ve la interacción entre Scelso y su personaje, a veces matizada por una entrevista en un departamento. Lo que revela El modelo no pasa solamente por desnudar la personalidad de un marginal que probablemente no pasaría un test estándar de salud mental, sino más bien por señalar que la presunta anomalía del sujeto elegido evidencia cómo un sistema social constituye a sus sujetos. El modelo (subjetivo) es una expresión inconsciente del modelo (material) de una economía colectiva. Por otro lado, El modelo, como película, es también un modelo de cine. La insolencia y “desprolijidad” de Scelso podrán ser heterodoxas y poco académicas, pero sus películas pertenecen a una tradición de cineastas inconformistas en extinción.

Una sociedad modelo

Algún día habrá que pensar a fondo cómo fue posible que un país tan violento y brutal como Estados Unidos se convirtió en modelo de perfección social. Un buen ejemplo para desmentir la utopía americana son los extraordinarios melodramas de Douglas Sirk rodados en Estados Unidos. Imitación a la vida (1959), la última película del genial director alemán nacido en Hamburgo, cuenta la historia de una actriz viuda que contratará, tras un encuentro azaroso en una playa, a una mujer negra y su hija para trabajar en su casa. La resistencia de la hija a aceptar su negritud y los giros en la carrera de la actriz son los ejes de este melodrama excepcional cuya última secuencia, en un funeral, demuestra la maestría del director en todo su esplendor. En esta remake de un título homónimo dirigido por John Stahl en 1934 puede verse en plenitud el estilo indiscutiblemente refinado y barroco del director: los movimientos de cámara, la utilización de la música, el concepto cromático en la puesta en escena y los modos de iluminar cada secuencia constituyen la marca registrada de un maestro. (Martes 29, a las 20.30hs, en Cinéfilo Bar, Bv. San Juan 1020).

Otros modelos de amor

Amar es bendito es la tercera película de Liliana Paolinelli (que estará presente en la función), una historia de amor crepuscular con derivas inesperadas: tras siete años de convivencia, una pareja de mujeres descubre que no todo está bien entre ellas. ¿Ha muerto el deseo? ¿Existe un tercero en discordia? Si bien la respuesta es afirmativa en ambos casos, el filme responde con mayores variantes un interrogante que define cualquier tipo de relación amorosa. Este melodrama no exento de humor, cuya perspectiva lúcida y sombría sobre el amor va a contramano de la mayoría de las películas sobre el mismo tema, es uno de los filmes más libres del año, como puede constatarse en su extraordinario e imprevisible desenlace, al ritmo cuartetero del Negro Videla. (Jueves 31, a las 20.30hs, en el Cineclub La Quimera, Teatro La Luna, Pasaje Escuti 915)

Esta nota fue publicada en el diario La voz del interior en el mes de octubre 2013

Roger Koza / Copyleft 2013