AFORISMOS VISUALES 3
MISANTROPÍA COOL
«La última de Burton es una obra maestra»; «Gracias Burton, el cine sigue por vos»; «El genio de Burton». Acepto que Burton es visualmente ingenioso; ciertos pasajes del film son muy buenos, y algunos temas musicales también. Pero la misantropía y el sadismo, aunque sean cool, implican una mirada filosófica del mundo. En Sweeney Todd, hay indicios que el deseo de que revienten todos está dado por una prehistórica desigualdad entre los que están arriba y lo que están abajo. El problema de Burton es que naturaliza la ecuación, como si ello dependiera de la vil naturaleza humana y no de un sistema socioeconómico que produce un tipo de sujeto. Finalmente, la banalidad se impone, aunque esté revestida de una puesta en escena elegante y seductora.
La filosofía de Burton en Sweeney Todd remite a un viejo cuento europeo del Este, aquí traducido en los términos más morbosos: una bruja bondadosa le ofrece a un campesino cumplir un deseo: «Te daré lo que me pidas pero te advierto que le daré lo mismo a tu vecino pero multiplicado por dos.» El campesino con una sonrisa maldita le responde: «Sácame un ojo». ¿No es este el modo de explicar por qué al barbero le importa un comino su hija, después de todo el único vínculo vivo con su esposa tan amada? A pesar de la belleza demoníaca del último plano del film, es lógico que también asesine al objeto de su deseo. (Roger Koza)
(DESDE MAÑANA: DIARIO DE GUADALAJARA)
No sé, yo no la he visto de esa manera. Pero entiendo lo que decís. Yo escribí que Nellie Lovett y Sweeney Todd sacan a relucir lo peor de nosotros, como tantas veces ha hecho Burton en sus películas: es el extrañamiento de que la oscuridad y el dolor, de que la tristeza y lo irrecuperable provoquen un gozo malsano… ¿Vale la pena meterse en el terreno socieconómico que citás? El deseo de que «revienten todos», ¿surge en esta película por algún factor económico? No me parece. No reduciría todo a eso, un factor económico. Creo que la desesperación de Sweeny Todd viene por otro lado. Locura, que le dicen. Puede provocarla el amor, sobre todo si fue un amor arrancado de cuajo. Eso lo lleva a no reconocer a su hija, o a su mujer. Después de todo, cree que ya no existen. O que su hija forma parte de un mundo que ya no es el suyo.
Un abrazo.
Creo que sí, porque la Inglaterra en la que viven los personajes está bajo la constatación de los efectos de la segunda revolución industrial. Me parece que incluso el cine debe intentar retratar o insinuar cómo un modelo productivo estructura nuestro modo de ser en el mundo. Dicho de otro modo: suelo desetimar la idea de una naturaleza humana como tal (mala o buena), sino que ésta la entiendo como maleable. Los sistemas socioeconómicos le imprimen una nuestra subjetividad un ABC. La locura, incluso, es también un tema social, y no un mero desequilibrio en la psiquis individual (de allí que Hollywood pifia una y otra vez cuando explica al psicópata como una víctima de una infancia violentada). Me gusta tu señalamiento: «su hija forma parte de un mundo que ya no es el suyo». Eso me suena bien y es otro modo de entender por qué prácticamente no le interesa. Burton intuye como pocos la excentricidad, la soledad. Es el cineasta del sistema que defiende el derecho a la rareza. Pero creo que carece de una percepción sociológica, lo que le lleva a postular un universo moral reduccionista, aunque en Sweeney Todd, la obra teatral, ya tenía estas características. Muchas gracias por escribir. RK
El centro de la película es la venganza. Sweeney sólo quiere venganza; pero por otra parte, sabe que cuando era feliz era tonto; y en su presente, su misantropía y su carácter que exige su propia justicia le dan un perfil de superioridad; algo totalmente obvio en un asesino. Macabro y todo, pues sí, le importa un comino su hija; me sorprendió el poco tratamiento de Johanna en el film; es casi un cero a la izquierda. ¿Su padre la quería? porque se supone que no la reconoce en la última escena en la barbería… además se da la intensión de recuperarla; pero es un aspecto muy secundario. Pues sí; Burton trata de normalizar lo que es raro o atípico; lo desagradable como la muerte o la hipocresía impune; y en esta película brilla su actor fetiche y padrino de su hijo, Depp, por supuesto, al final de todo; y eso que es el único musical del director. No desea, al menos en primer plano, involucrarse en aspectos sociopolíticos o resoluciones filosóficas mayores.