ALAIN RESNAIS (1922-2014)

ALAIN RESNAIS (1922-2014)

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02 Mar, 2014 01:35 | comentarios

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Por Roger Koza

“Una persona es una memoria que actúa”, se afirma en Mi tío de América. Esta declaración condensa la totalidad del cine de Alain Resnais. En efecto, su cine es un viaje caleidoscópico al misterioso e insondable territorio del cerebro y las complejas operaciones de este órgano del que tan poco conocemos. El legendario crítico de cine Serge Daney decía sobre el cine de Resnais: “Todo lector de crucigramas sabrá de qué hablo si digo que ver un film de Alain Resnais es una actividad que podría ser definida como «deporte cerebral»”.

Nacido en 1922, Resnais fue primero director de fotografía y montajista. Cuando uno ve un filme de Resnais la sucesión de planos que lo componen parece orquestarse como si las imágenes fueran frases musicales. No es extraño entonces que los personajes de Conozco la canción expresen sus sentimientos cantando, no al modo de un musical, sino como si las canciones pensaran por ellos y estructuraran su mundo emocional. La música planea en su cine.

A Resnais se lo suele confundir como un miembro de la Nouvelle Vague, el mítico grupo conformado por Godard, Truffaut, Rohmer, Rivette, quienes forjaron un concepto moderno del cine. No fue un extranjero de aquella banda de cineastas radicales, pero Resnais fue moderno antes que todos ellos. Hace un año en Marienbad Muriel son películas ultramodernas realizadas al inicio de la década del ’60.

Mi tío de América es un filme esencial: combinando divulgación científica y narrativa, ciencia y ficción, la película es un ensayo fluido y lúcido, aunque perturbador, de nuestros comportamientos más inconscientes pero también visibles y reconocibles. Bajo el marco conceptual del ya fallecido Henri Laborit, un heterodoxo neurólogo conductista, tres personajes, interpretados por Depardieu, Nicole Garcia y Roger Pierre, ejemplifican una teoría sobre la conducta basada en la división de nuestro cerebro en tres secciones según la cual el homo sapiens es al mismo tiempo un reptil, un mamífero y un ser humano propiamente dicho. Quizás pueda molestar ser equiparados con ratas de laboratorio, pero ver el desenvolvimiento de un político, una actriz y un gerente empresarial, y sus dramas, pasiones y fantasías, convierte a todo el experimento en un espejo temible y fascinante en el que cualquier espectador puede ver su propio rostro, su propio deseo. La puesta en escena es magistral, y la inteligencia formal de Resnais compite en exactitud con las apariciones de Laborit explicando los laberintos pulsionales de la naturaleza humana.

Es que el tema central del cine de Resnais es la especie humana. Y es por eso que fue él quien mostró por primera vez el Holocausto en imágenes. Esa elegía de la dignidad humana llamada Noche y niebla (y los primeros 20 minutos de Hiroshima mon amour) permanecerá como una advertencia sobre lo que puede hacer el hombre, ese curioso animal racional.

Roger Koza / Copyleft 2014