AQUÍ / HERE

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por - Críticas
17 Ene, 2025 01:32 | Sin comentarios
La idea es mejor que la película, que es un poco más de lo que parece, más allá de varias concesiones narrativas que regulan el riesgo y subrayan los lugares comunes característicos de la cultura estadounidense.

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No existe experiencia alguna sin dos categorías que la posibiliten: el espacio y el tiempo. Son constitutivas para cualquier fenómeno que se pueda llegar a pensar. El conocimiento en general, la propia conciencia del paso personal por el mundo, la Historia de un pueblo, la música. En el cine es decisivo: el plano, el orden de lo visible está regido por el espacio. Lo que sucede en él pertenece al tiempo. El cine es la invención por antonomasia en la que se retiene y se guarda un bloque de espacio tiempo para volver a verlo. La fe del cine: apresar un instante en su duración con la secreta convicción de que lo obtenido durará por siempre.

El párrafo precedente intenta conceptualizar lo que a Roberto Zemeckis le ha interesado plasmar didácticamente en Here. El cineasta elige un único espacio de un territorio que desde hace unos siglos es Estados Unidos. Desde dónde se verá todo lo que se verá será siempre visto prácticamente desde el mismo ángulo; es el escenario sobre el que se despliega la Historia y las historias de los personajes. La palabra “here” del título es el “acá”. La que falta en el título, pero está en la película, es el “now”, el ahora, el tiempo. 

El relato empieza con los dinosaurios y culmina con una pareja, interpretada por Tom Hanks y Robin Wright, que se alterna con la historia de otras parejas y familias en otros períodos de la historia de Estados Unidos. El espacio es el mismo, lo que transcurre son episodios en las vidas de los personajes. El relato va hacia atrás y hacia adelante siempre desde la misma perspectiva. El punto de vista (casi siempre) es el mismo, pero donde hubo un bosque, luego existió una casa y después un barrio.

“El tiempo vuela” es una sentencia que se repite, percepción que resulta verdadera cuando la conciencia que es en sí tiempo en palabras puede pensar sobre su paso en el mundo. Esto en Here tiene matices diversos: el pintor frustrado que interpreta Hanks puede entenderlo tardíamente, también su esposa. Ambos, además, representan la memoria del siglo XX. En sí, es el corazón de la película: la exposición del siglo pasado que aún titila hoy, en un período en el que la conciencia colectiva empieza a tener otra experiencia común de la historicidad. Si bien la película alcanza hasta la era de las máscaras del COVID, lo que se constata con precisión son los cambios tecnológicos, las modificaciones de hábitos cotidianos, las mutaciones culturales, los vaivenes de la economía que delinearon la vida del sigilo XX. Aunque hay curiosas constantes: el dólar fue siempre el dólar, la Navidad, una fecha sagrada y la ventana del living que da a la calle nunca precisó de rejas. 

El gran riesgo de Here es ir en contra de la corriente perceptiva: la sintaxis se apoya en una escala de plano poco habitual en el cine de hoy. No hay planos cortos, ni cambios de plano a contraplano. El ángulo de la cámara tampoco es convencional. La elección del ángulo del encuadre tiene su riesgo por abrir perpendicularmente el espacio de lo visible. Es una decisión acertada y aprovechada, y a veces atenuada por las formas de introducir en el plano recortes que sirven de transición a otro tiempo en el mismo espacio. La radicalidad del encuadre no tiene su justo contrapunto en el sonido. Las armonías de Silvestre no pueden ser más convencionales, una ubicuidad sonora asfixiante y demasiado evidente respecto del apoyo retórico buscado. Ocurre distinto con la elección musical en el interior de las escenas que acompañan las disímiles décadas que se invocan. La música diegética es tan precisa como la fijación justificada del punto de vista.

Lo más interesante de Here, indirectamente, es que la película puede leerse como una suerte de historia disimulada de la imagen en movimiento. Las secuencias que intentan recrear el pasado remoto materializan la fealdad propia de las imágenes digitales de hoy, esa estética hiperrealista de la Inteligencia artificial que por ahora define la autoría inorgánica de las imágenes creadas de tal modo. El colibrí que abre y cierra la película es espantoso. Que Wright y Hanks, según pasan los años, luzcan jóvenes, maduros o viejos, funciona mejor porque el efecto digital se combina con el propio registro de la carne de los intérpretes. En una escena hermosa e inteligente, la familia de los personajes de Hanks y Wright mira algo que ha sido filmado en Super-8 en una pantalla. No solo se ve entonces una textura diferente de lo que fue una imagen (en ese caso analógica), sino que además es la primera vez que se advierten otros lugares de la casa. Zemeckis es consciente de todo esto, y es un placer discreto de Here.

De todos los éxitos de Zemeckis hay uno que se vindicó como un clásico entre los clásicos, Volver al futuro.  Después de filmar por varias décadas, en Here, el cineasta descubre que no hay que ir al pasado ni al futuro. El descubrimiento es otro: el tiempo pasa, pero solo se cuenta con el presente para saber de él y para cuidarlo en las decisiones que se toman en un instante cualquiera, que pueden definir el trayecto de toda una vida. 

Aquí / Here, Estados Unidos, 2024.

Dirigida por Robert Zemeckis.

Escrita por Eric Roth y Robert Zemeckis.

*Publicada en otra versión en La Voz del Interior en el mes de enero.

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