BAFICI 2011: ENTREVISTAS INDEPENDIENTES (4)
JORGE JELLINEK: NACE UNA ESTRELLA
Por Roger Alan Koza
¿Nace una estrella? Jorge Jellinek es un reconocido crítico uruguayo y programador del Festival de Cine de Punta del Este. Sin embargo, desde hace poco su vida de crítico ha sido perturbada por un cambio insólito e inesperado: ahora, además de crítico, es actor. O algo así.
A diferencia de los jóvenes críticos de los Cahiers, u otros casos similares de críticos que devienen en cineastas, Jellinek pasó al otro lado de la pantalla pero no detrás de cámara sino delante de ella. Quienes lo vieron en La vida útil saben que su papel en ese film (un programador de una Cinemateca que en un momento clave de la institución empieza a vivir su propia vida como una película) define algo esencial del segundo film de Veiroj. Resulta casi imposible pensar esta película sin esa presencia amorosa, enigmática y misteriosamente libre llamada Jellinek. Puede bailar, enamorarse, recitar un monólogo, masticar una galletita como si fuera un chiste ante la desgracia y experimentar un devenir Jerry Lewis.
Como sea, la gran revelación interpretativa en el Bafici le corresponde a Jellinek. Y no termina aquí. Nuestro crítico rioplatense ya está filmando su segunda película.
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Roger Koza: Si tuvieras que hacer una crítica del film, ¿qué dirías de La vida útil?
Jorge Jellinek: Resulta difícil hacer una crítica de una película en la que estoy tan involucrado. Quizás cuando pase el tiempo y tome más distancia pueda elaborar una reflexión más objetiva”. No tengo problemas en decir que como espectador la propuesta que hizo Federico Veiroj me resulta muy atractiva y original. Es una película hecha desde un lugar de absoluta libertad, sin condicionamientos ni concesiones, pero que a la vez se acerca al espectador con una mirada sensible que apela a nuestra memoria cinéfila más profunda.
RK: Muchos críticos de cine han pasado a la dirección, pero muy pocos se han convertido en actores. ¿Cómo viviste ese paso? ¿Alguna vez te había interesado tener un papel en un film?
JJ: Nunca había pensado en la actuación ni siquiera como posibilidad de hacer un papelito y mucho menos de ser el protagonista de una película. Cuando Federico me lo planteó fue una sorpresa, y me generó muchas dudas, pero también me sedujo la posibilidad de visitar un territorio desconocido y de pasar “al otro lado de la pantalla”. La experiencia fue plenamente disfrutable e intensa y lo más reconfortante fue la reacción del público y también de muchos colegas. Recibir esa devolución tan entusiasta resulta algo único y que me quedará para toda la vida.
RK: Una inquietud que provoca el film es saber si en la composición de tu personaje existen elementos biográficos. ¿Has construido un personaje que nada tiene que ver contigo o has buscado variaciones y modificaciones sobre algunos elementos de tu vida personal?
JK: Siempre aclaro que el personaje es una construcción y que yo personalmente soy muy diferente, soy menos formal y tengo mucho humor, aunque me puedo sentir muy identificado con su pasión por el cine. Es claro que Federico me eligió por ciertas características físicas y de comportamiento y esas están en el personaje. Pero también tengo diferencias, empezando porque yo, salvo por un periodo muy breve, nunca trabajé enla Cinemateca.
RK: ¿Cuál es la escena que más te gusta?
JJ: Hay varias que me divirtieron mucho hacer durante el rodaje, como la de la peluquería o el discurso sobre la mentira en la facultad. Pero si tuviera que elegir alguna, sería la que tengo con Gonzalo Delgado cuando viene a presentar su película enla Cinematecay también la de la radio con Martínez. Ambas son actividades que suelo hacer en la vida real y fue interesante encararlas desde otro lugar.
RK: Hay pasajes notables y muy emocionantes, como cuando miras los peces después del monólogo o tu momento de musical. ¿Fueron escenas improvisadas? ¿Tú aportabas ideas?
JJ: No hubo nada improvisado en la película, pero Federico me dio un gran margen de libertad para sugerirle cosas, hacer pruebas y aportar mucho a la elaboración de cada escena. El hacía indicaciones muy precisas y lo íbamos definiendo juntos, Fue así como hicimos la ya famosa escena en la escalera. Queríamos que ocurriera algo especial con el personaje allí, pero la idea de que fuera un baile y la forma de hacerlo no estaban en el guión y en principio fue mía y con Federico la fuimos desarrollando.
RK: Una interpretación posible de La vida útil es que la película transmite un tiempo del cine, un estadio en el que la experiencia vive su crepúsculo mientras que nacen otras modalidades de ver y vivir el cine. ¿Cómo ves eso?
JJ: La película es decididamente atemporal. No hay elementos de la tecnología digital. Diría que está anclada en un tiempo analógico, cuando el cine sólo era posible verlo en una sala con una gran pantalla. Está llena de detalles que remiten a muchos momentos de la historia del cine, aunque no hay citas explícitas a ninguna película en particular. Esto es lo que quizás le da mayor universalidad, Pero si bien el tono puede ser melancólico también hay una decisión del personaje de reinventarse y salir adelante sin perder su esencia y en ese aspecto es optimista, Hoy muchos se preguntan por el futuro del cine y en realidad eso me parece inútil. Más allá de los cambios impuestos por la tecnología, el cine va a seguir existiendo mientras haya personas que quieran hacer películas contándonos historias y otras personas que estén dispuestas a sentarse en una butaca durante dos horas para recibirlas. Creo que lejos de terminarse esto es algo que está en expansión.
RK: Sé que estás filmando con Javier Rebollo. ¿De qué se trata el film y tu personaje? Además, entiendo, hay un tercer proyecto. ¿Es así?
JJ: La película se titula El muerto y ser feliz y está protagonizada por José Sacristán. No puedo contar mucho del guión pero mi personaje es un sujeto medio inquietante y misterioso que contrata al personaje de Sacristán para que mate a alguien. Un personaje muy alejado del de La vida útil, lo que es un desafío pero también lo hace más interesante. Hay también algún otro ofrecimiento pero prefiero no anticipar nada hasta tanto no se concrete. Como digo siempre, no me planteo hacer una carrera de actor, pero estoy abierto a escuchar ofertas.
Roger Alan Koza / Copyleft 2011
Ecos del BAFICI
Twenty Cigarettes, de James Benning
Conocía su contenido pues, al igual que todos los filmes que se exhibieron, se podía leer una reseña en el sitio oficial del Festival. Supongo que la mayoría de los espectadores que presenciaron la película el día 15/04, estaban mínimamente informados de lo que iban a ver. Sin embargo, parece que muchos (yo diría cerca del 40% de los asistentes) se sintieron disconformes y se fueron antes que el filme terminara. En pocas ocasiones asistí a un abandono tan masivo del público ante la exhibición de un filme.
La reseña en el sitio del BAFICI puede leerse aquí:
http://bafici.gov.ar/home11/web/es/films/show/v/id/363.html
Es una obra sumamente extraña y polémica: en una primera aproximación, se puede decir que se trata de presenciar durante 99 minutos el acto de fumar de un conjunto de 20 personas, hombres y mujeres, de las más diversas edades y razas. Cada secuencia comienza con el acto de encender el cigarrillo y termina cuando el fumador da la última pitada, con una cámara absolutamente estática y enfocando siempre en primer plano el rostro del protagonista. Benning nos obliga a no despegarnos de estos rostros. Los planos que son filmados en interiores tienen al fumador ubicado contra una pared como si la cámara los acorralara, en la gran mayoría de los casos esa pared es lisa y neutra. Las tomas en exteriores, han sido elegidas de manera que no haya posibilidad alguna para el espectador de distraerse con nada del paisaje que rodea al fumador. Ninguno de los fumadores habla (salvo uno que emite unas breves palabras dirigidas a un interlocutor que está fuera de campo), ninguno realiza actividad alguna mientras fuma: no trabajan, ni juegan, ni pasean, ni caminan. Nada de nada, fuera del solitario acto de fumar. Las expresiones de los rostros sorprenden por su seriedad. Nadie sonríe, y varios fuman con el seño fruncido. La gran mayoría trata de no mirar a cámara aunque se sospecha que el director no les debe haber pedido esto. Las manos son un complemento ineludible en cada plano secuencia y delatan cosas que completan lo que los rostros muestran: al ir y venir con el cigarrillo, descubrimos manos ásperas propias del trabajo manual, o cuidadas y embellecidas en el caso de varias mujeres, sobre todo las que parecen mayores en edad. Manos heridas con las vendas a la vista. Manos sucias, y con las uñas comidas o despintadas en otras protagonistas, etc.
En cierto momento me hizo acordar a Shirin. Pero mientras en la película de Kiarostami la manifestación de emociones de las protagonistas son más variadas y evidentes, y se explican en parte por lo que se supones están viendo en el cine imaginario donde está ambientada la película, los personajes de Benning casi no gesticulan, o lo hacen con gestos mínimos extremadamente sutiles, difíciles de captar.
En la gacetilla se hace referencia a que este film de Benning se emparenta con los experimentos de Andy Warhol de hace 40 años. ¿Será necesario conocer la obra de este famoso intelectual para captar en toda su profundidad la película de Benning?
Para finalizar, una sugerencia para Roger, para el BAFICI 2012: armar un espacio dentro de este blog, un poco al modo que lo hizo el sitio otroscines.com, para que los asistentes al festival que lo deseen, puedan exponer sus opiniones o impresiones sobre los filmes que pudieron presenciar.
Una nota muy interesante sobre 20 Cigarettes, puede lerse aquí:
http://www.otroscines.com/festivales_detalle.php?idnota=5384&idsubseccion=100