CINECLUBES DE CÓRDOBA (34): JOHN FORD, EL MÁS GRANDE
Por Roger Koza
Pasan las décadas, y él sigue siendo uno de los más grandes cineastas de toda la historia del cine. Es que John Ford domina absolutamente todo: el espacio cinematográfico, las relaciones que se establecen entre sus personajes, el tiempo de las escenas, la construcción del relato, la elección de cada tipo de plano.
Dos cabalgan juntos (1961), un western «liviano» pero ética y socialmente complejo, es una maravilla atípica en la filmografía del director. Todo funciona como si fuera un mecanismo de un reloj suizo: la presentación inicial de los personajes, la enunciación del nudo narrativo del filme, la ligereza casi humorística con la que se va desarrollando una historia no exenta de dramatismo. El sheriff interpretado por el grandioso James Stewart será tentado económicamente por un coronel del ejército (Richard Widmarck) para que rescate a varios prisioneros blancos (la mayoría niños) de los comanches. La angustia y la esperanza de un pueblo entero se deposita en el semblante del sheriff, cuya posición ética oscila en un principio entre un utilitarismo cínico de naturaleza económica y un sentido difuso de deber, móviles antagónicos en la conducta del héroe que tendrá finalmente una resolución inesperada.
Como en la mayoría de las películas de Ford, más que buenos y malos, hay matices propios de dos culturas distintas, la de los blancos y los “nativos” de América; los indios no son nunca equiparados como salvajes, aunque tampoco son vistos como reserva espiritual de una nación. La interrelación entre el hombre blanco y el indio, tema recurrente en Ford, pasa por una zona de indeterminación e intercambio, a veces signada por un devenir indio del hombre blanco. El notable cierre de la película invierte el prejuicio sobre cuál es la presunta cultura salvaje, cuando los caucásicos lideran una forma de justicia rudimentaria propia de bárbaros . (El lunes 9, en Cinéfilo Bar, Bv. San Juan 1020, a las 20.30hs) En esta semana también se podrá ver la magnífica El hombre quieto (Martes 10, a las 21hs, en el Hugo del Carril)
¿Western liviano Dos cabalgan juntos?
Ligero
No por eso quiero decir superficial. Hay algo de liviandad, a pesar del tema.
O dicho de otro modo: a pesar del tema no hay solemnidad. Eso quise decir señor García.
En esta estoy con el Sr. García, Roger! No se donde está la liviandad, pero sea cual sea se desvanece ante el final, que debe ser el más oscuro de Ford y tal vea de todo el cine norteamericano (junto con The Ox-Bow incident, otro western casi langiano). O sea: el final que no se animó a poner en The searchers. Una película antisarmientina, digamos.
La liviandad, al menos para mí, está en el tono con el que se cuenta algo tremendo. Es en ese sentido. Insisto en la total ausencia de solemnidad. Esto no significa que el film sea liviano. Recuérdese entre otras cosas los panzazos de uno de los soldados, o el ánimo casi humorístico de los primeros minutos. El clima sombrío está siempre presente, pero jamás se lo subraya. La crueldad del baile en el final no se articula en tono dramático, y eso sí que es durísimo. Estoy enteramente de acuerdo con la naturaleza antisarmientina del film, y es lo que he dicho en lo que escribí sin decirlo de ese modo, al menos no directamente. Abrazos.
Entiendo a qué te referís (habría que buscar otro adjetivo más preciso): probablemente tenga que ver con que en Ford el tono nunca deja de ser optimista, ni siquiera en sus westerns crepusculares (como este, Liberty Valance y Cheyenne autumn). O que finalmente la muerte de un «indio» no pesa tanto (en ese sentido no deja de ser sarmientino…). Digo: alguien puede leer esa no articulación de la tragedia como una suerte de distanciamiento brechtiano que le sirve a Ford para (auto)criticar el género, pero me parece que no es el caso. El que empieza a hacer algo así por entonces es Peckinpah con «Mayor Dundee» y «La pandilla salvaje». Ahí se termina el western clásico, digamos.
Sí, así lo entiendo, y siempre veo una suerte de indeterminación que parece distanciamiento pero no lo es. Abrazo. RK
Le acabo de agregar comillas al término liviano. Espero que así pierda fuerza la interpretación literal del término entrecomillado. Saludos. RK
Ford muchas veces, aun en films de tono grave y severo, suele incluir momentos de comedia En una película fuertemente dramática, Million´s Dollars Baby,Clint Eastwood lo homenajeó en la escena en que discute con Morgan Freeman (un personaje totalmente fordiano) acerca de las medias de este último.
Su única película que se puede calificar de solemne es El Fugitivo, para mi la peor de las suyas, aunque Ford, en uno de sus típicos chascarrillos, la consideraba su mejor trabajo (otra que puede tener algunos rasgos de solemnidad es El Delator).
A mi el final de Mas corazon que odio, con la puerta cerrándose y Wayne afuera, me parece notable. En cambio Conciencias muertas, más allá de la intensidad de algunos momentos, me parece un film muy maniqueo, de esos en los que los buenos se colocan en una mitad de la pantalla y los malos en la otra.
He ahí otra discusión, o la misma pero más en general: «Conciencias muertas» puede ser peor film que «The searchers» (aunque este sea uno de los más sobrevalorados títulos de Ford), pero sin duda su planteo es más directo y valiente (si se me permite la expresión, cosa que espero no se impugne hablando de westerns, je). Hacer un alegato contra el linchamiento en formato de western es probablemente el primer ejemplo de la autoconciencia crítica del género (muchos años antes de los que mencionamos), ante el que me saco el sombrero.
Preocupación que regresa dos más tarde en La noche del cazador.
Ehhhhhhh… Tiraste la pelota afuera. «La noche del cazador» es un OVNI. El inconsciente hollywoodense en estado puro. No hay muchas de esas. La última es «Mulholland drive».
Es EL ovni de los ovnis. Pero, justamente, después de los últimos minutos post trance de los niños en bote ese tema tiene una aparición inesperada y es cuando el film retoma cierto clima de western crepuscular. La pelota vuelve en cierto sentido. Imperio me parece aún más extraña, pero está en la línea de MD y también de Carretera perdida. Esas tres son los filmes que más me interesan de Lynch. Abrazo.
Con «Imperio» Lynch tira aún más la pelota afuera, pero esta vez la cuelga. Cuando se abisma en su propio inconsciente ya no es tan interesante. En cambio, cuando las películas (las suyas o las de cualquiera con una conexión fuerte con su contemporaneidad) dejan hablar a la época, se vuelven notables. Para el porvenir, claro, porque usualmente la propia época no las entiende (o las rechaza porque no puede verse en ese espejo deforme). Todo lo contrario de lo que sucede con clasicos instántaneos como «The searchers», que funcionan como catarsis de la mala conciencia (no por nada no es el caso de «Dos cabalgan juntos»).
¿NP usa sombrero?
Ni sombrero ni gorra, je. Y cuando jugábamos a los cowboys quería ser el indio, claro. Ya de grande soñé con hacer un western. De hecho aún tengo por ahí el proyecto de una película llamada «Oeste», que transcurre en Morón… Pero existiendo «Un oso rojo» o «Fantasmas de la ruta» no me animo ni a intentarlo.
¡Obra maestra! La estrenaron acá (y la daba por TV) con otro título: MISIÓN DE DOS VALIENTES. Siempre me llamó la atención que Ford usara a Stewart de manera muy distinta de su personaje habitual, que solía ser íntegro y noble. Para Ford pareciera que Stewart es ideal para representar el anti-mito, la contrafigura de las leyendas que el mismo Ford elevó a la categoría de mitos en su obra previa. No sólo acá lo hace, sino también en EL OCASO DE LOS CHEYENNES, donde Stewart es un Wyatt Earp timbero y cínico, exactamente opuesto al que Ford le había hecho interpretar a Henry Fonda en PASIÓN DE LOS FUERTES. Y en LIBERTY VALANCE, lo mismo. Aunque Stewart hace de idfealista, en útima instancia termina convertido en un político que ha construido su fama sobre una hazaña ajena.
Fernando: lo que decís de Stewart es para mí lo más interesante del film, y vos lo decís perfecto. Por eso no digo nada más RK
Exacto, aquí se llamó Misión de dos valientes. El plano secuencia en el que Stewart y Widmark conversan frente al río sigue siendo antológico.
Y Ford no solo incluía momentos de comedia, sino también de picaresca en sus films. Además, a diferencia de otros grandes directores, tuvo un gran final de carrera con Siete mujeres, una película «mizoguchiana» en la que Anne Bancroft interpreta uno de los grandes personajes masculinos del director.
Respecto del «lado oscuro» de Stewart, quienes mejor lo plasmaron en la pantalla fueron Hitchcock (La ventana indiscreta, Vértigo) y Anthony Mann (Hambre de venganza, Sin miedo y sin tacha).
Algo parecido hizo Billy Wilder con Fred MacMurray, ejemplar padre de familia en muchas comedietas, en Pacto de sangre y Piso de soltero.
Lástima que no pudo (ni él ni nadie) hacer lo mismo con Wayne… Y no me digan «The searchers» porque si hay una película que lo redime es esa! También «Liberty Valance». Siempre cae parado. Pero hubiera sido el héroe oscuro ideal para una de Peckinpah (un tipo al que, por el contrario, siempre acostaron).
A ver, muchachos de Cinéfilo o estimado Peña, para cuando un ciclo de Peckinpah…
Estamos en eso, Nicolás.
¡No se olviden de Henry Fonda en C’era una volta il west! ¡Qué hijo de puta!
Otra contra lincahmientos, reales y simbólicos, el de un negro inocente y el de una puta que acaba de morir, de John Ford señores: Resplandece el sol, (The sun shines bright) que incluye el funeral más impresionante que yo he visto en el cine junto con el de Imitación de la vida de Douglas Sirk, si no me equivoco un poco posterior. Las marcas de los grandes clásicos perduran…
La tengo en Blue Ray y es el objeto más hermoso del mundo.