CINECLUBES DE CÓRDOBA (43): LOS MONSTRUOS
Por Roger Koza
El crítico de cine cordobés Miguel Peirotti suele hablar de “monstruos” cuando menciona a sus héroes del séptimo arte. Uno de sus monstruos favoritos es Abel Ferrara, quien en su último film, Bienvenidos a Nueva York (2014), tiene a un monstruo absoluto del cine como protagonista: Gérard Depardieu. En unos de los mejores papeles de su carrera, el gran actor francés, ahora también ciudadano ruso, interpreta a un verdadero monstruo, pero no del cine sino de la Realpolitik: Dominique Strauss-Kahn, el famoso presidente del FMI y presunto candidato a presidente de Francia. En mayo de 2011, Strauss-Kahn fue detenido en el aeropuerto JKF de Nueva York por abuso sexual a una mucama del lujoso hotel en el que se hospedaba, y esto es lo que cuenta el film de Ferrara.
La película arranca con un toque de genialidad: Depardieu, más o menos interpretándose a sí mismo, explica, en una suerte de entrevista sobre su papel en la película, el desprecio que siente por todos los políticos: “Los odio”, y asocia ese sentimiento a una declaración de principios: “Soy un individualista, un anarquista”. Elegir a un actor que odia a quien debe interpretar, y que en cierto sentido tendrá que dignificar, es una excelente estrategia dialéctica: lo odioso se transforma aquí en una fuerza de descubrimiento y reconocimiento. De ese modo, el hedonismo hiperbólico del actor francés impregna su composición del funcionario: su gordura, sus excesos y su cansancio ontológico que se expresa bufando cada dos por tres son algo más de Depardieu que de Strauss-Kahn, aquí rebautizado como Georges Devereaux.
Bienvenidos a Nueva York reconstruye el escándalo (Devereaux masturbándose sobre el rostro de una mujer negra del servicio de limpieza del hotel), la detención, el juicio y la absolución, pero el valor agregado pasa por el contexto y las situaciones secundarias: las fiestas sexuales de los altos funcionarios del poder económico, la relación de Devereaux con su hija y su esposa millonaria humanizan al monstruo sin por ello justificarlo. Ferrara mantiene una mirada distante del personaje y jamás desestima el lugar de la víctima del caso.
El descontrol en Ferrara no está nunca al margen de cierta redención. Hay una escena precedida por un diálogo entre un terapeuta y Devereaux, en el que un monólogo interior shakespereano revela el “ADN” del monstruo y su pretérito sentido de justicia por un mundo arrasado por lo que él entiende como un tsunami simbólico y económico. Para Ferrara ese fenómeno impío tiene un nombre preciso: el capitalismo, y es por eso que ese parlamento se verbaliza en contraste con unos planos nocturnos en contrapicado de los rascacielos de Nueva York. Extraordinaria película de Ferrara, inolvidable composición de Depardieu. (Miércoles 20, a las 20.30hs, en Cinéfilo Bar, Bv. San Juan 1020)
Otro film político
Debe ser uno de los mejores títulos a lo largo de toda la historia del cine: En el camino, de cuando en cuando, vislumbré breves momentos de belleza (2000). Este film de Jonas Mekas de 320 minutos de duración (el cineclub La Quimera lo exhibirá en dos funciones separadas y consecutivas) es, como la mayor parte de sus películas, un ensamble poético de planos caseros registrados con su cámara de 16 mm a lo largo de los años: “Las imágenes y los sonidos son inocentes”.
El tema general es la belleza de la cotidianidad, fenómeno perceptivo que pasa frente a nuestros ojos pero que no es necesariamente percibido; los subtemas, a su vez, se yuxtaponen al tópico elegido: el cine, el tiempo, el azar y la amistad son preocupaciones constantes del realizador lituano. Una de las curiosidades del film pasa por la aparición constante de un cartel en el que se lee: “Esta es una película política”. En líneas generales, no hay ningún signo directo que remita a lo político como tal, lo que no impide arriesgar una respuesta al enigma: todo lo que se ve y se escucha pertenece a una forma de existencia improductiva, como si la belleza fuera posible en la medida que los hombres pueden validar el ocio como una legítima experiencia. Es justamente aquí en donde reside lo político del film. (Jueves 21, a las 20.30hs, en Teatro La Luna, Pasaje Escutti y Fructuoso Rivera)
El color del dinero
La bicicleta verde (2012), la ópera prima de Haifa Al Mansour, cuenta la historia de una niña de diez años que quiere comprarse una bicicleta. ¿Qué puede impedir, si no es solamente una cuestión de dinero, la adquisición de ese vehículo? Ser mujer en Arabia Saudita. Sin embargo, lo más interesante de este film no pasa justamente por su legítimo sentido de indignación respecto de las privaciones múltiples en las que viven las mujeres, sino en cómo el dinero orquesta la totalidad de las prácticas sociales, aun las religiosas, como se puede ver en la organización de una competencia de recitado de versos del Corán con premio económico incluido. (Del jueves 21 al domingo 24, en el Cine Teatro Córdoba, 27 de abril 275)
Este texto fue publicado por el diario La voz del interior en el mes de agosto 2014
Roger Koza / Copyleft 2014
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