CINECLUBES DE CÓRDOBA (44): CUESTIÓN DE GÉNERO
Por Roger Koza
La sorpresa del año se llama 7 cajas, un filme paraguayo en el se habla prácticamente en guaraní y que como thriller funciona de inicio a fin. Así lo entendió el público que lo ha visto en salas y lo ha transformado en un pequeño éxito de taquilla; por eso vuelve por tercera vez a nuestros cines.
Después del mediometraje Cándida, Juan Carlos Maneglia y Tana Schembori toman como epicentro general de su relato a un gigantesco mercado de Asunción. Si bien la trama pasa por un secuestro express (fallido) y el intérprete principal es un joven de 17 años fascinado por el universo televisivo en el que proyecta su identidad y sus fantasías, 7 cajas puede ser visto como un filme sobre una localidad específica. El gran protagonista del filme es en verdad el mercado, un microcosmos laboral que reúne a la heterogénea sociedad paraguaya y que permite, entre otras cosas, detectar incluso nuevos flujos migratorios en ese país (los asiáticos son una presencia en el filme).
El famoso “Macguffin” que pone en funcionamiento el relato pasa por la custodia de siete cajas que el joven Víctor debe entregar. No sabe qué mercancías acarrea, pero sí sabe que le esperan unos 100 dólares si todo sale bien, una suma que no es bajo ningún punto de vista despreciable, según deja entrever el relato. El peligro acecha, aunque tal vez la recompensa mayor no esté cifrada en el dinero.
A pesar de ciertos subrayados formales y narrativos, 7 cajas es una película consistente en sus propios términos y una nueva vía para el cine paraguayo, que hasta aquí sobresalía por obras radicales y personales como Hamaca paraguaya y Cuchillo de palo y no por su apuesta al cine de género. Hay aquí dos directores a tener cuenta. (Del jueves 28 al domingo 31, en el Cine Teatro Córdoba, 27 de abril 275)
Otra película de género que llega a los cineclubes es Motorway, de Soi Cheang, un director hongkonés con una trayectoria sólida, que en esta ocasión cuenta con la producción de un genio del cine de la isla: Johnnie To. La línea narrativa –como debe ser en estos casos– es mínima: un joven policía que pertenece al “Escuadrón invisible”, un destacamento policial dedicado a perseguir delitos vinculados con automóviles, perderá su reputación en cierto momento para posteriormente rehabilitarse cuando le toque atrapar a un mafioso que se ha escapado de la cárcel con la ayuda de un socio. Lo que cuenta aquí es la acción, pero para Cheang esto no se circunscribe a caprichosos tiroteos, persecuciones y un par de choques espectaculares. En ciertas secuencias, los automóviles parecen cobrar vida: “bailan”, saltan, giran, como si fueran animales mecánicos y sus conductores fueran jinetes. (Miércoles 27, a las 21hs, en Cinéfilo Bar, Bv. San Juan 1020)
Si no es ahora es nunca
No habrá muchas más oportunidades para ver en una sala El tercero, de Rodrigo Guerrero. Este filme de cámara, con menos de veinte planos pero concebidos con notable elegancia, cuenta la historia de un encuentro sexual concertado en un chat de la web entre una pareja gay estable y un pibe más joven que los miembros de la pareja. Guerrero no teme filmar el deseo masculino en clave homosexual, pero éste no es finalmente el centro de su película, en la que señorea una inesperada ternura que predomina como tono del filme y define las relaciones entre los personajes. El trabajo de los actores es magnífico, y las decisiones de puesta en escena de Guerrero permiten entender que tiene una idea precisa de lo que quiere como director. Es un film pequeño, casi sostenido en una anécdota, pero suficiente para filmar un relato amable, acaso una excepción a la regla dominante. (Del jueves 28 al domingo 31, en el Cine Teatro Córdoba)
Este artículo fue publicado en el diario La voz del interior durante el mes de agosto 2014
Roger Koza / Copyleft 2014
¡Qué raro que te haya gustado «7 cajas», a mí me pareció muy influida por la abominable «Amores perros», con muchísimos subrayadados (no sólo «ciertos») y con varios (varios) planos de más. Lo del guaraní no me pareció un mérito sino una apuesta bastante chota al pintoresquismo linguístico. En fin, no la soporte.
Saludos,
P.
No, no me gustó mucho, y cuando leí lo que escribí tuve la sensación de que no quedaba del todo claro. La diferencia con AP es que veo grandes lecciones y cosas por el estilo. Lo que realmente me gustó es su concepto de espacio. El resto, en lo personal, me es indiferente. Saludos. RK
Ah, ya me parecía raro. Sí, tenés razón, es menos enfática que AP, pero me parece que es un filme que tiene ese cine como norte o modelo.
Saludos,
L.
7 cajas me pareció entretenida y parcialmente lograda cuando asume un tono menor y más bien inofensivo. Pero se se desborda para mal con dos muertes innecesarias y muestra la hilacha en una serie de guiños que parecen golpes de efecto sin sentido, como toda la línea de relato que involucra a la mujer a punto de parir. A su favor hay que decir que explica poco y que queda bastante redonda, pero su aparente simpatía se pierde entre tanta apuesta a maniobras efectistas al gusto de cierto gran público. Ahora bien, viéndola en contexto, pensando que se trata de un film de un país con una cinematografía escasísima, muestra a un par de directores bastante solventes.
Saludos
Scotti: lo que decís y escribís es exactamente lo que quise decir. Gracias. RK
Sobre «7 cajas»:
Un dato que no es menor, es que los protagonistas, Vistor, su amiga y la mayoría de sus personajes secundarios, son seres pertenecientes a las clases populares. Que un simple changarín se transforme en gran protagonista de un filme de este género, no es un dato menor. Lástima que los directores no quisieron o no pudieron explotar más esta arista interesante.