CINECLUBES DE CÓRDOBA (48): AGNÈS VARDA Y COMPAÑÍA
Por Roger Koza
Como sucede en diversas actividades sociales, las mujeres han conquistado tardíamente su derecho a ejercitar ciertas prácticas vinculadas a las ciencias, las artes y la esfera pública. Respecto del cine, no hubo, debido a su tiempo de invención, una interdicción explícita para la aparición de cineastas, lo que no significa que las condiciones de posibilidad para que una mujer pudiera empezar a filmar hayan sido sencillas.
Junto con su compatriota Chantal Akerman, Agnès Varda es una de las directoras más importantes de toda la historia del cine (hecho por mujeres). El nacimiento de su obra coincide con el surgimiento del cine moderno y está en sincronía con la aparición de la Nouvelle Vague. Si bien el mítico grupo era muy diverso política y estéticamente, estaba unido por una difusa pertenencia de género. En efecto, eran todos hombres, excepto Varda.
Quizás porque la política de los autores parecía estar más ligada a un linaje y a un club de hombres, el lugar que ocupó Cleo de 5 a 7 (1961) en el momento de su estreno, el segundo largometraje de la directora belga, resultó secundario, disminuido por el esplendor de otras películas del grupo. Lo cierto es que esta magnífica película contiene la ligereza, la frescura y la libertad que se le atribuyó a las primeras películas de Godard, Truffaut y Rivette, entre otros. Si se trataba de capturar la vida en la calle y convertirla en la materialidad de la puesta en escena, Cleo de 5 a 7 es la quintaesencia de ese objetivo.
El film comienza con unos misteriosos planos en picado sobre unas cartas de Tarot. La tarotista interpreta y la clienta escucha y pregunta. La presunta fiabilidad de la predicción de las cartas coincidirá con un dato irrefutable de un diagnóstico médico: Cleo (la bellísima Corinne Marchand), una joven cantante pop, espera por los resultados de un test; es posible que tenga cáncer.
Como el título lo indica, el relato se circunscribe a dos horas, y en este lapso breve de tiempo, toda una época de París brilla en la pantalla, pues si bien el tiempo delimita el título del film, Varda parece más preocupada por los desplazamientos de su heroína en el espacio, tanto en interiores como en las calles y los cafés: Cleo va de aquí para allá, y sus ansiedades y placeres se corresponden con todo ese exterior viviente que atraviesa la vía pública. De hecho, Cleo de 5 a 7 debe contar con las secuencias más hermosas jamás filmadas desde un automóvil, aunque su pasaje más memorable es aquel en el que el mismísimo Michel Legrand ensaya una canción con Marchand en el living luminoso de su casa. (Miércoles 24 a las 20 h, en el cineclub El séptimo, Museo Caraffa).
Los compañeros
Pasan los años y una cinematografía finísima como la húngara brilla por su ausencia en nuestra cartelera. En esta ocasión, los programadores de Cinéfilo Bar (Bv. San Juan 1020) han optado por desempolvar a un viejo maestro de la animación: Marcell Jankovics. La cita es este miércoles 24 a las 21 horas, cuando se exhiba Fehérlófia (1981), película también conocida como El hijo de la yegua blanca. Este relato inspirado en cuentos folklóricos tiene como protagonista al tercer vástago humano nacido de una yegua, quien tendrá, entre otras cosas, que luchar contra unos dragones para rescatar a una princesa. Sin embargo, no es el tema del relato lo que aquí importa, sino el despliegue multicolor de formas que se transforman sin detenerse de principio a fin, como si Jankovics se hubiera inspirado en la visión de un viejo caleidoscopio infantil para materializar a sus criaturas. Hay algo del concepto estético que puede remitir al Submarino amarillo de los Beatles, aunque el misterio de este film de Jankovics excede la cultura psicodélica de aquel tiempo.
La versión de Blancanieves de Pablo Berger, retomando la estética del cine silente, es un prodigio de encuadres enrarecidos que, en la lógica narrativa del film, funcionan perfectamente. Aquí, la vieja historia de la bellísima jovencita y los siete enanos se cruza con la tradición española de la corrida de toros, una combinación impensable pero que en el relato adquiere una ostensible coherencia. (Del jueves 25 al 28 de septiembre, en el Hugo del Carril, Bv. San Juan 49).
Cuando se estrenaba unos años atrás Los excéntricos Tenenbaum, Wes Anderson no contaba todavía con los fans que supo cosechar un tiempo después, y menos aún con que una película suya, como sucedió con El Gran Hotel Budapest, se fuera a transformar en un pequeño éxito de taquilla. El centro del relato pasa por las situaciones anímicas que están viviendo varios de los miembros de la familia; probablemente se trata de una de las mejores películas del director, y el último gran papel de Gene Hackman, quien es el jefe de esta familia de excéntricos. (Martes 23 a las 20.30 h, en la sala de prensa del Club Atlético Belgrano; ingreso por Arturo Orgaz esquina La Rioja).
Este texto fue publicado por el diario La voz del interior en otra versión en el mes de septiembre 2014
Roger Koza / Copyleft 2014
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