CINECLUBES DE CÓRDOBA: GENIOS Y PROMESAS

CINECLUBES DE CÓRDOBA: GENIOS Y PROMESAS

por - Cineclubes de Córdoba, Críticas breves
08 Jun, 2015 03:37 | comentarios
Étaix

Mientras haya salud

Por Roger Koza

 La última vez que se lo vio fue en un papel hermoso y secundario en un filme de Kaurismäki titulado El puerto. El viejo cómico Pierre Étaix, como director, hacía cosas geniales en la década de 1960. Yoyo (1965) fue siempre su filme más conocido, pero en ese filme, como también en su posterior Mientras haya salud (1966), este hermano menor estético del gran Jacques Tati evidenciaba una virtud para el gag sostenido en cualquier tipo de incidente que se estableciera a propósito de las acciones cotidianas y sus efectos en cadena fallidos y por consiguiente humorísticos. El cuarto episodio de Mientas haya salud, en el que varios personajes se cruzan durante todo un día en el campo es una prueba. Véase si no el chiste visual y sonoro que se origina con un alambrado.

El primer capítulo, llamado “Insomnio”, es particularmente genial: un hombre no consigue dormir y se pone a leer un libro de vampiros. Étaix se limita a ilustrar cómo imagina la historia leída el insomne (interpretado por él mismo), pero lo que resulta más interesante aún es la intersección y continuidad entre libro (en blanco y negro) y conciencia (en color). En otro de los capítulos, Étaix es un espectador que no consigue un lugar apropiado en un cine, lo que determina varias secuencias muy graciosas en las que la incomodidad perceptiva del personaje es visualizada a través de varias subjetivas mientras se descubren cómicamente las conductas del resto de la audiencia en la sala. El mejor capítulo es el tercero, que le da nombre a la película y que arranca con un gag sonoro magistral producido por los taladros que utilizan los operarios en una obra. La propagación de ese ruido infernal e incesante, además del movimiento que ocasiona alrededor, pone en marcha un conjunto de acciones cómicas tan disparatadas como poéticamente verosímiles. Lo mejor de ese segmento está relacionado con una calcomanía pegada en las ventanas de los autos en la que se invita a la gente a sonreír. Étaix ridiculiza el mandato social de felicidad permanente orquestando cruces callejeros de gran ingenio, un numeroso repertorio lúcido sobre las paradojas de la vida moderna. (Lunes 8, a las 21 h, en el Cineclub Juan Oliva, Bv. Chacabuco 737, 4.° piso)

Violencia americana

Antes de Green Room (2015), su última película, que se estrenó recientemente en Cannes, Jeremy Saulnier había sorprendido en el mismo festival con Cenizas del pasado (2013), una película que, como tantos relatos estadounidenses, gira en torno a la venganza, el uso naturalizado de armas y la violencia doméstica. La diferencia de este filme, cuyo relato se centra en un vagabundo solitario que vive en un automóvil estacionado al lado del mar, quien se entera de que el presunto asesino de sus padres ha salido anticipadamente de la cárcel, reside en su poética sostenida en deliberados silencios, actores desconocidos (y notables) y algunas secuencias muy elegantes, como la que abre el filme. La venganza es aquí un móvil del personaje interpretado por Macon Blair, pero no un valor que el filme exalte y glorifique. Saulnier es una promesa del cine indie de su país. (Del jueves 11 al domingo 14, en Cine Arte Córdoba, 27 de abril 275).

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A propósito de Niza

Los movimientos de Vigo

Murió demasiado joven de tuberculosis (29 años) y es difícil saber hasta dónde hubiera llegado como cineasta si su tiempo de vida hubiera sido normal. Su última película, L’Atalante (1934), es una de las obras maestras indiscutibles de la historia del cine. Jean Vigo fue un grande. Sus dos primeras películas ya despuntaban una curiosidad sobre el movimiento como fenómeno que el cine puede capturar como ningún arte precedente. En Taris (1931) el joven cineasta se concentraba en explorar el cuerpo y sus movimientos en el agua tomando como modelo al campeón mundial de natación Jean Taris. Algunos planos medios en ralentí sobre el cuerpo del deportista anticipan el uso (desmedido) de ese recurso en el registro deportivo televisivo del futuro, aunque aquí el sentido es más científico que un recurso acrítico de estimulación a secas. Más alucinante todavía es A propósito de Niza (1930), cortometraje magistral en el que Vigo ofrece un retrato sociológico y topológico de la ciudad ubicada al sur de Francia. Sin recurrir a sonidos e intertítulos, Vigo combina panorámicas de la ciudad vistas desde las alturas con planos generales y medios de los edificios, las calles, las playas y las distintas actividades de la gente que revelan las diferencias de clase existentes en ese emplazamiento galo. Los planos medios en contrapicado y en ralentí sobre unos bailarines en la playa dirigen una vez más la atención sobre los movimientos del cuerpo humano, fascinación estética comprensible cuando un director sensible piensa en el instrumento con el que cuenta, que no es aquí otra cosa que un dispositivo novedoso de observación. (Sábado 13, a las 19 h, en el Cineclub Pasión de los fuertes, Bv. San Juan 49).

El rap de la periferia

En la mejor película brasileña de los últimos años, Branco sai, preto fica (2014), el espacio es una categoría que organiza secretamente la película: centro y periferia significan aquí las zonas en donde viven los blancos y los negros respectivamente. Dos sobrevivientes –ambos lisiados– de una razia policial en un local bailable popular en Brasilia durante 1986 reviven parcialmente ese episodio en nuestro tiempo, mientras un agente del 2070 viene del futuro a corroborar que se haga justicia con ellos. Éstas son las coordenadas esenciales de un filme inclasificable en el que el rap, la ciencia ficción y la iracundia política se entrecruzan como elementos constitutivos de un discurso crítico acerca de las asimetrías de clase y el ejercicio del poder. Su director, Adirley Queirós, es la figura reciente más interesante de esa cinematografía. (Martes 9, a las 20.30 h, en el Cineclub La Piratería, Arturo Orgaz y La Rioja, barrio Alberdi).

Este artículo fue publicado en otra versión por el diario La voz del interior en el mes de junio 2015

Roger Koza / Copyleft 2015