CONTRACAMPO: SOLO QU3R3MOS UN POCO DE AMOR

CONTRACAMPO: SOLO QU3R3MOS UN POCO DE AMOR

por - Festivales
20 Nov, 2024 03:39 | Sin comentarios
El cineasta más independiente de los nuestros no podía faltar a la cita: Solo qu3r3mos un poco de amor se estrena mundialmente en Contracampo.

Todo lo que no podés tocar, oler y saborear grita ROBAME”, le sentencia convencido uno de los chicos de Perrone a su amiga. El tacto, el olfato y el gusto, tres sentidos que quedan fuera de las posibilidades del cine, por lo menos de manera literal. Si el robo es la única manera de apropiarse de aquello que permanece velado, la cámara de Solo qu3r3mos un poco de amor nos devuelve un retrato intervenido, inaccesible, opaco. Ituzaingó es filmado a través de una cámara estenopeica, una cámara fotográfica sin lente, que devuelve imágenes como pasadas por agua, borrosas, sin definir, pero donde lo crucial encuentra espacio para ser reconocido: las caras, los cuerpos, un local de ropa, el tren. 

Al mismo tiempo, los jóvenes que se juntan en la plaza y que patean la calle hablan entre ellos en un idioma inventado, un idioma robótico, desordenado. Suena como si todas las palabras hubiesen sido separadas en sílabas, mezcladas en una bolsa y reorganizadas al azar. Eso hace posible identificar pequeños rastros de una vida en común, o identificar solamente una parte del todo, pero jamás comprender el todo completo. Como la vida de aquellos adolescentes, podemos verla, oírla, intentar asimilarla, pero su lenguaje permanecerá para siempre entre ellos, y nosotros obtendremos lo que ellos quieran darnos de sus vidas. A pesar de formar parte de un mundo donde la droga, la violencia y el robo son moneda corriente, el cariño, el afecto y la conversación serán las armas con las que esos jóvenes combaten una realidad tan diezmada como genuina. “El mundo es nuestro y vamos a agarrar todo lo que queramos”, se le escucha decir a uno de ellos. 

La tentación es de que aparezcan para describirlo las palabras “experimental” e “independiente», pero, con más de sesenta películas desde los noventa hasta hoy, el nombre Raúl Perrone es sinónimo de riesgo e imaginación dentro del vasto diccionario de cine argentino. Como una célula que sólo sabe reproducirse, su filmografía continúa encontrando nuevas formas paralelas de narrar lo que está acá nomás, pero que aún en gran parte del cine del territorio, permanece inexplorado, y por lo tanto, invisible. 

Lucía Requejo / Copyleft 2024