CRÍTICAS BREVES (09): TRES FILMS DE MI PERVERSO FAVORITO
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Koza
Las bodas de Dios / As Bodas de Deus, de João César Monteiro, Portugal, 1999 (****)
“¿Es creyente?”, le pregunta la madre superiora de un convento a João de Deus, una especie de Buster Keaton de la transgresión teológica interpretado por el singular João César Monteiro. El rostro de Monteiro simula una mueca de sorpresa, casi imperceptible, y responde: “No es una cuestión de creencia. Es una cuestión de confianza. Dios es oscuro”. La representante de Dios hablará luego del júbilo ocasionado en el reino de los cielos por una hazaña reciente de este vagabundo, y éste responderá de inmediato: “No transforme un pequeño impulso acuático en una orgía celestial”. Lo cierto es que antes del acto heroico de João un representante misterioso del Altísimo le ha traído una valija con una fortuna. En medio de un bosque, João, que alguna vez tuvo una heladería en Lisboa y que parece vivir ahora en una total pobreza, en un segundo se convierte en millonario. Donará parte del dinero al convento y para el cuidado de Joana, la mujer que rescató del agua. Luego comprará una mansión, gastará mucho en mujeres e incluso será participe de una rebelión fallida. Finalmente, encontrará a su verdadero amor. Pero el argumento poco importa porque en Monteiro las relaciones entre causa y efecto son débiles y secundarias. Esta obra maestra no se parece a nada; las obsesiones del director están a la vista: el catolicismo, la fijación con el pubis femenino, las instituciones de control social, el cuerpo como accidente. La hermosura pictórica del film y sus encuadres prodigiosos disimulan tenuemente cierto espíritu nihilista con el que Monteiro ve el mundo de los hombres, cuyas reglas absurdas no le impiden imaginar cierta redención materialista circunscripta a la belleza de las mujeres y los espacios naturales.
La comedia de Dios / A Comédia de Deus, de João César Monteiro, Portugal, 1995 (***)
¿Cómo filmar la perversión sin hacerla una mala formación anímica o un estado del alma pernicioso? ¿Son compatibles la dulzura y lo perverso? En el sofisiticado universo simbólico de Monteiro todo es posible, y si su personaje de João de Deus (una invención comparable con el Hulot de Tati o cualquier personaje de Keaton) colecciona vello púbico de jovencitas en un libro denominado “Libro de pensamientos”, lo que puede ofender al puritano (incluso a algunos liberales), lo extraño es que la perversión de Monteiro resulta ascética, casi religiosa. Dedicado al gran crítico de cine Serge Daney, el film de Monteiro cuenta la historia de un heladero y sus perversiones. Las chicas que atienden en la heladería son posibles visitantes nocturnas, aunque la acción propiamente dicha es siempre más simbólica que física. El helado es aquí un signo hedonista y también una cifra de la colonización cultural. En el pasaje en el que João debe dar un discurso sobre la fusión de su firma “Paraíso del Helado” con una compañía francesa liderada por Antoine Doinel (las citas cinéfilas y literarias abundan) el film alcanza su máxima autoconciencia: “rigor y fantasía”, dice Monteiro en su discurso, y es precisamente lo que caracteriza a este burlesco amoral; sus planos cerrados son formidables, sus encuadres perfectos, no menos trabajados que su concepción de sonido y el uso preciso de pasajes musicales. Monteiro es lo suficientemente consciente de que está trabajando sobre un tabú fundamental, y quizás por eso elija incluir una escena en la que la consecución del deseo sea retribuida con una herida de cuchillo.
Recuerdos de la casa amarilla / Recordações da Casa Amarela, de João César Monteiro, Portugal, 1989 (****)
La obsesión por el vello púbico atraviesa gran parte de la obra de João César Monteiro, uno de los genios del cine moderno europeo. Su alter ego João de Deus, interpretado por el mismo director, aparece por primera vez en la extraordinaria Recuerdos de la casa amarilla. Una leyenda, una voz en off en fundido en negro y un travelling glorioso por el puerto de Lisboa es el comienzo de un film cuyo relato difuso gira en torno a la obsesión de João por la hija de la dueña del hospedaje en el que vive. Tras un intento de poseerla físicamente, seguido por un pasaje notable en el que todas las mujeres del vecindario discuten sobre lo ocurrido, João quedará en la calle. El cosmos cinematográfico de Monteiro es lúdico y erótico, y su política general consiste en legitimar nuestro derecho a la rareza.
Roger Koza / Copyleft 2013
Hola Roger, gracias por estos breves textos sobre el gran Monteiro. De las dos primeras tengo un vago recuerdo de haberlas visto en MDP en los años ’90; la tercera no la vi y me dieron ganas de hacerlo. Pero quería comentar mi impresión sobre Vai e Vem, último opus de este portugués inclasificable, un film a caballo entre el jugueteo habitual de Monteiro (filosófico, sexual) y una melancolía propia de la finitud cercana del cineasta. La Lisboa fotografiada y entrevista a bordo de los colectivos y en los paseos de JM es sublime. Y ese ojo del final, que de tan conmovedor merece estar entre los grandes finales de toda la historia del cine. Un abrazo.
Estimado Gabriel: Vai e Vem es tan genial como las otras dos. Es así. Monteiro fue un genio. Su singularidad es ostensible, su comicidad gloriosa, su perversión religiosa (tal vez toda perversión es en principio religiosa) y su disimulado talento filosófico admirable. Un abrazo. RK
«Tal vez toda perversión es en principio religiosa». Sorprendente; hasta en un pequeño comment se puede ser brillante y estimular a los lectores.
…Buscando con paciencia, se consigue su obra en la web… no es lo mismo, pero…