**** Obra maestra ***Hay que verla  **Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

The Master

The Master, Paul Thomas Anderson, EE.UU., 2012 (****) 

El golem, Paul Wegener y Carl Boese, Alemania, 1920 (***)

Por Roger Koza

Extraña paradoja: las mejores películas, aquellas que toman riesgos y permiten que el cine avance y conjure su estancamiento, duran una semana en cartelera. Es una evidencia, una maldición. Un caso escandaloso: ¿cómo puede ser que una obra maestra como The Master, la extraordinaria película de Paul Thomas Anderson, con Joaquin Phoenix en el papel protagónico, no pueda reunir una masa crítica de espectadores? Aunque en la ficción lleve otro nombre, el film gira en torno a una figura carismática y seductora, un maestro espiritual de estrellas de cine: Ron Hubbard (fundador de la cienciología, cuyos adeptos más conocidos en Hollywood son el legendario John Travolta y el simpático Tom Cruise). Por otra parte, pocas películas retratan tan bien el delirio estadounidense, una cultura sostenida en supersticiones diversas. Pero no faltará el espectador que, acostumbrado a un régimen audiovisual en el que todo se explicita, exprese su descontento o, en el mejor de los casos, su extrañeza. The Master es un relato clásico pero su estructura y su forma son radicalmente modernas. El tema de fondo es filosófico, no porque el gurú de turno parezca un miembro selecto de la secta de Platón (él se ve a sí mismo como un científico, un psicólogo, un artista y un elegido), sino porque pocas veces el cine ha retratado la famosa dialéctica del amo y el esclavo (hegeliana y marxista) con tanta precisión: el enajenado Freddie, veterano de guerra y proletario, sentirá fascinación por Lancaster, que ha concebido una cosmología y una psicoterapia que tienen a Freddie como una prueba de su eficacia. Pero a lo largo del film se invertirá el poder, y la magia reside en esa inversión. El último encuentro entre los dos personajes es inolvidable: el rostro de Freddie es el de un desesperado que ha entendido con dolor el fraude de los profetas e iluminados.

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El golem

¿Habrán visto Stan Lee y compañía El golem (1920), de Paul Wegener y Carl Boese, cuando pusieron en el centro del pecho de su superhéroe Iron Man un plus energético que lo mantiene vivo y vigoroso? En El golem, el famoso monstruo creado por un rabino desesperado (porque las estrellas anuncian una maldición contra el pueblo judío) también tiene en el pecho una válvula que lo conecta a la vida o lo mantiene inerte a la espera de un clic. Mientras que Iron Man 3 arrasa en las salas del país y en el resto del mundo, en 3D, 2D, IMAX, etc, un cineclub como La Quimera transgrede el imperativo de lo nuevo y, con ayuda del Goethe-Institut de Córdoba, proyecta en 16mm este clásico alemán donde la teología y la política atraviesan un relato de naturaleza decimonónica sobre máquinas y monstruos pero en clave medieval. La trama tiene lugar en Praga y el tiempo histórico es el siglo XVI. Los escenarios recuerdan a El gabinete del Doctor Caligari, también de 1920, y lo que sucede anticipa la Alemania de Hitler. En El golem se habla de persecución y de guetos y, si bien al final la inocencia de los niños salva al pueblo de la catástrofe mientras la estrella de David brilla en el firmamento, la película resultó una premonición y un anuncio de un delirio colectivo que iba a tener su hiperbólica puesta en escena directamente en la Historia.

*The Master: del jueves 9 al domingo 12 en el Cineclub Municipal

* El Golem: jueves 9, a las 20.30hs, en Teatro La Luna, Pje. Escuti esq. Fructuoso Rivera)

Roger Koza / Copyleft 2013