CRÍTICAS BREVES (150) / MES FICUNAM 2017 (01): EL ORNITÓLOGO / O ORNITÓLOGO
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Este es un film sobre la fe de un auténtico creyente. Rodrigues es nuestro predicador predilecto: filme lo que filme, cuente lo que cuente, todos nosotros creeremos en sus imágenes (y sonidos). La fe en cuestión no es estrictamente la cristiana, que es invocada en un relato insubordinado sobre un legendario personaje religioso portugués, San Antonio de Padua. La fe es aquí la que el director profesa por el cine. Solamente en el cine uno puede creer en los misterios del espíritu y en los milagros. La libertad secular de Rodrigues así lo entiende y por eso puede adentrarse en una tradición antigua y medieval y combinar el espíritu científico con la superstición. En principio, nada más lejos de un teólogo que un ornitólogo: el primero quiere contemplar lo inobservable, el segundo se atiene a las maravillas que le puede dispensar su visión auxiliada por unos binoculares.
¿Un sueño? La gramática del film procede por asociación, bastante cercana a la que suele imperar en la vida onírica. Fernando, el ornitólogo, empieza observando aves en un paraje donde no se sienten los signos de la civilización; después tiene un accidente, se encuentra con dos perversas creyentes cristinas de China, más tarde con un pastor mudo y homosexual. Hay más sorpresas, cuyo telos no es otro que la conversión de un hombre en santo. Esta transformación es anunciada varias veces por una mirada inhumana, la de las aves, que ven lo que los hombres no (las subjetivas enrarecidas son esenciales para la poética del film).
Los obsesivos del sentido podrán postular interpretaciones diversas. Hay desde secuencias de homoerotismo y rituales paganos hasta un capítulo en el que se escucha latín y una breve escenificación del famoso discurso de San Antonio dirigido a los peces. Pero el film no podría ser más objetivamente materialista (en un sentido filosófico), pues su puesta en escena es la de un cineasta ornitólogo que está fascinado por las superficies del mundo: los animales, los cuerpos, las montañas, el bosque, los ríos son venerados por el lente de la cámara y transfigurados en un placer estético que tiene mucho de religioso.
(Competencia internacional)
Roger Koza / Copyleft 2017
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