CRÍTICAS BREVES (157): LUZ OBSCURA
Luz obscura, Susana de Sousa Dias, Portugal, 2017.
Nunca está de más trabajar sobre la memoria política, mal que les pese a todos aquellos que decretan la caducidad de los recuerdos, como si las experiencias fascistas y autoritarias pertenecieran al siglo XX y la agenda de quien así lo cree fuera muy distinta a la de aquel tiempo que parece lejano. En Naturaleza muertay 48, Susana De Sousa Días, la mayor cineasta política lusitana en la actualidad, vuelve sobre los efectos del régimen de António de Oliveira Salazar concentrándose en la intimidad de tres hermanos que retoman su infancia y la dolorosa situación con sus padres encarcelados por la cruenta dictadura que finalizó en 1974. La delicadeza de Sousa Días se detecta en cada una de sus ideas cinematográficas para desterrar del olvido una experiencia traumática: los hijos de Octávio Patio, miembro del partido comunista portugués, dan sus testimonios casi sin salir frente a cámara, siempre resguardados en un cuidadoso fuera de campo, mientras varias fotografías, material de archivo fílmico y algunas tomas sobre los escombros de las viviendas de los padres funcionan como un contrapunto semántico del relato. El descubrimiento más poderoso de Luz obscura es advertir cómo el tenebroso pasado, sentido como fragmentos dispersos que la propia puesta en escena duplica, es más una huella sonora dilatada que aún pervive en las víctimas que una colección de imágenes que estas pueden recuperar para exorcizar.
Roger Koza / Copyleft 2018
*Se puede ver el viernes 7 a las 00hs en el Malba
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