CRÍTICAS BREVES (185): NI UN PASO EN FALSO / NO SUDDEN MOVE
Ni un paso en falso / No Sudden Move, Steven Soderbergh, 2021
Como tantos otros cineastas, alguna vez Steven Soderbergh anunció su retiro. Por suerte, incumplió su palabra y como en toda su extensa carrera la variedad como estilo y la voluntad de experimentación formal siguen definiendo sus películas. Las razones por las cuales en esta ocasión comenzó muchas escenas con paneos que curvan ligeramente el espacio en ambos extremos del plano son insondables; aunque el efecto óptico está completamente desligado de la trama, tiene su encanto perceptivo. Como Ni un paso en falso es un policial negro cuya trama se desenvuelve en Detroit en la década de 1950, Soderbergh podría haber optado por el blanco y negro como conmemoración de un género que coronó la fotografía desprovista de color. La textura cromática de la película es notable: los rojos y azules parecen extraídos de la piel de un diminuto neón y cuando recurre al típico plano holandés la combinación es hermosa. Lo que se precipita después de que tres matones de segunda línea son contratados para obtener un documento clave que descansa en la caja fuerte de un directivo de General Motors no es otra cosa que el desglose del funcionamiento de la corrupción diseminada en capas diversas del empresariado, la policía y el hampa. La proliferación de personajes y sus intrincados vínculos constituyen una marca registrada del género y si bien la presencia femenina es ostensible ninguna intérprete llega a transformarse en la icónica femme fatale del noir, sin por eso devenir en figuras decorativas. Aunque el relato tiene esa cualidad atmosférica que emparenta al noir con la experiencia literaria del género policial, paradójicamente tan inverosímil como imitada de una realidad clandestina, el trasfondo de todo trasciende la ficción y recupera uno de los tantos episodios de desprecio sistemático por el medio ambiente por parte de las compañías de automóviles. Benicio del Toro, Don Cheadle, Jon Hamm, David Harbour, Julia Fox, Amy Seimetz y Ray Liotta se lucen por igual, pero el actor que resplandece como ninguno es un irreconocible Brendan Fraser, cuyo parecido con el Orson Welles de Sed del mal tal vez no sea una casualidad.
Roger Koza / Copyleft 2021
Tal vez el término insondable que empleo para caracterizar la curvatura del espacio con la que abren muchas siga teniendo un sentido semántico justificado al pensar ese efecto visual respecto de la trama; sin embargo, mi amigo y colega Diego Brodersen tiene razón al indicar que el lente elegido para conseguir ese efecto resulta una posible evocación a un lente específico fabricado y utilizado en el tiempo en el que la historia de la película transcurre.
Acá se puede leer el intercambio: https://twitter.com/D_Broder/status/1411450945209311233