CRÍTICAS BREVES (187): BLACK WIDOW
Black Widow, Cate Shortland, Estados Unidos, 2021.
En nuestra época de ineludible vindicación de la mujer en todos los espacios imaginables no podía faltar que el ubicuo género de superhéroes se alinee con este imperativo cultural y dé un giro decisivo en la mayor usina contemporánea de la imaginación mitopoética. Hace un tiempo fue Mujer Maravilla, ahora Viuda Negra. Que no sea Tom Cruise subido a una moto el que se desliza por las calles de Budapest, o Matt Damon el que reparte golpes cortos y patadas certeras, y sea Scarlett Johansson y otras cuantas mujeres las protagonistas que tienen a su cargo los tiros y las proezas físicas constituye la asequible y bienvenida prueba del espíritu del tiempo, como también sucede detrás de cámara, donde Cate Shortland es la última responsable de coordinar explosiones, escapes, peleas y diálogos. El punto de partida no es otro que la temible manipulación química del libre albedrio en un contexto de posguerra fría y sus transformaciones concomitantes que alcanza hasta nuestros días. Ray Winstone es Dreykov, villano que vive en una ciudad flotante en el espacio llamada “El cuarto rojo” y que cuenta con un ejército internacional de mujeres que obedecen sus órdenes; Natasha Romanoff (Johansson) fue instruida en esa milicia antes de devenir en staff de Los Vengadores y no solo pelea contra aquel para salvar el destino de la humanidad. La forzada relación entre la Historia y la historieta obliga a citar tanto a Carter, Clinton y Yeltsin como al Capitán América o a Iron Man, intersección simbólica que nunca se resuelve lúdicamente, del mismo modo que el registro siempre resulta equívoco: Viuda Negra es un poco un drama familiar, un remedo de una de espías del siglo XX, una de superhéroes, una comedia para toda público, un thriller político y una película del espacio, lo que permite conjeturar problemas estructurales evidenciados por una trama cuyas secuencias aisladas pueden funcionar autónomamente pero jamás conquistan la amalgama entre sus partes en dirección a un todo. Lo que también es manifiesto es que la familia es acá un valor absoluto, y que la sexualidad de las protagonistas, de no estar elidida, se cifra exclusivamente en el deseo de maternidad.
Roger Koza / Copyleft 2021
Amo a Scarlett johansson por lo que me resulta injusto que su película en Marvel sea tan retrógrada, tan reaccionaria. Repitieron la palabra «familia» como 8 veces. Pudieron haber hecho un thriller adulto y eligieron esta mezcla de todo con malos efectos especiales.
Hola Roger, no es una elipsis lo del principio del film, es que los engañó. Siempre estuvo en el barco, incluso luego los «policías» traen su ropa y el localizador. Se ve que la viste medio dormido, jajaja.
Está bien, entonces. Me engañó a mí también. R
Gino, que dejó un comentario, me hizo advertir un problema de interpretación de mi parte. Tiene razón. Si bien no estaba dormido, sí cansado, no supe detectar el engaño; tal vez porque el baño en el que estaba BW no parecía justamente el de un barco, aunque la escena transmite la premura del personaje de SJ, y este procedimiento torna confusa la escena. El problema de los enlaces de las secuencias, no obstante, persiste.
Lo que borré decía: «Este déficit holístico se puede corroborar en la escena inicial, en la que Natasha escapa del baño de un edificio y aparece de inmediato en la superficie de un barco, elipsis disimulada con una impericia ostensible». Como Gino está en lo cierto, mi apreciación inicial estuve completamente errada; es justamente lo opuesto: la pericia es ostensible.
Volví a ver la escena; es una secuencia doblemente tramposa: diegética y extradiegéticamente. Lo primero corresponde, lo segundo es una impericia narrativa, no de montaje, pero da como resultado, si no es está atento, se puede percibir como una elipsis. R