1978, Luciano y Nicolás Onetti, Argentna, 2024.

Los hermanos Onetti son el mayor exponente de los límites del cine de género de terror en la Argentina: el copy/paste. Francesca (2015) y Abrakadabra (2018) son pálidas copias de  giallo, Los olvidados (2017) del slasher (más precisamente de lo que ya era un remake desangelado: The Texas Chainsaw Massacre 2). Ahora en 1978 deciden (guiados por el éxito de Argentina, 1985) intentar cruzar el cine de entes satánicos con la última dictadura. El resultado es mucho peor, porque a la mala copia estética suman la falta de tino ético. Uno de los personajes le enrostra a otro su falta de “ética médica”: que quien la pida sea uno de los integrantes del grupo de tareas de un centro de detención clandestino hace pensar que los Onetti ni siquiera están interesados en el verosímil. Que ese buen represor sea además salvado al final por uno de los detenidos, que se inmola en su lugar, demuestra que no están interesados en la verdad, ni siquiera la que trasmuta la fantasía cuando no puede invocar al horror por su nombre. No es extraño entonces que esa confusión ética sea solidaria con la estética. Si la segunda mitad de la película no puede dejar de reproducir todos los clichés del género que copia con desgano, tampoco es extraño que la primera parte sea un remake de films previos como Crónica de una fuga. Pero ahí donde Caetano sabía recurrir al género para potenciar lo ominoso, aquí sólo se da rienda suelta al “show del horror” que tuvo lugar en la peor TV y cine argentinos de la posdictadura, con sus gratuitas escenas de tortura. Lo que demuestra, pese al hartazgo de ciertos críticos, que nunca está de más releer “De la abyección”. Si la repetida apelación al sintagma “zurdos de mierda” (tan escuchada desde que la desempolvó nuestro presidente) quiere ser un comentario político, los Onetti también podrían aprender de Cuando acecha la maldad, que puede ser vista como verdadero cine de anticipación, sin necesidad de copiar exabruptos.

1978, Argentina, 2024.

Dirigida por Luciano y Nicolás Onetti.

Escrita por L, Onetti, N. Onetti y Camilo Zaffora.

Nicolás Prividera / Copyleft 2025