CRÍTICAS BREVES (48): ESTO NO ES UNA PELÍCULA
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Esto no es una película / This Is Not a Film, de Jafar Panahi y Mojtaba Mirtahmasb, Irán, 2011 (****)
Por Roger Koza
Esto no es una película es una de las grandes películas del año, y quizás la primera obra maestra con varios pasajes rodados con un teléfono celular. Precisamente allí esta la gracia y el misterio del film de Panahi, pues esta home-movie, cuyo título niega su entidad cinematográfica, es un ejemplo de puesta en escena. Como es sabido, Panahi no podrá filmar por veinte años, quizás treinta. En el film todavía desconocía que le darían seis años de cárcel. El plano inicial consiste en la preparación de un desayuno. Sonará el teléfono un par de veces. Su mujer y su hija no están en casa. Aparentemente, alimentar a la mascota de su hija es un tópico central. Primero se la nombra, después se la verá, y en toda la película la mascota tendrá una función humorística. Como si fuera una tortuga punk salida de una alucinación psicodélica, Igi, la iguana de la casa, es una presencia cómica, la invención de una figura reptil de un gag fabuloso. Dado que la prohibición consiste en filmar, Panahi decide que se lo filme contando una posible película suya. Relatar un guión, después de todo, no forma parte de la interdicción escrita. Panahi materializa un topos imaginario y transfigura el living de su casa en una locación. Una cinta demarcará la habitación. Una silla funcionará como la ventana. Los objetos en este juego imaginario se transforman en mobiliario, su relato en imágenes en movimiento. Cada vez que Panahi cuenta su película se devela la pasión del cineasta, su sed por filmar, su urgencia por hacer cine. Rodada como si fuera un día completo en la vida del director (en verdad fueron cuatro días de rodaje), la cotidianidad de Panahi es un evento cinematográfico. Un viaje en ascensor, penúltima secuencia del film, puede transformarse en una comedia de situaciones, y resulta, además, una lección magistral de uso del fuera de campo. Y llegará el final: una reja, el fuego en las calles, las explosiones de una festividad popular y la espera infinita que jamás cesa. Los títulos dicen “un esfuerzo de” en vez de “dirigida por”. Los nombres de los actores y los agradecimientos serán imaginarios, aunque el film está dedicado a todos los cineastas iraníes.
Roger Koza / Copyleft 2014
Muchas de las buenas películas, se caracterizan por una estructura en apariencia sencilla pero que dispara reflexiones en varias direcciones.
Panahi, lo sabremos a través del propio filme si es que no lo conocíamos por la prensa, está censurado en Irán y procesado (a esta altura creo que ya condenado) con penas de prisión y prohibición de ejercer su profesión de cineasta por muchos años.
La película, entonces, es un testimonio del sufrimiento de un hombre injustamente castigado, por un gobierno que ejerce una dura censura sobre sus intelectuales. También el filme es un medio de abordar la forma de crear de Panahi, su relación con los espacios (cuando dibuja con cintas los escenarios en el living), con los técnicos (en este caso el camarógrafo) y con los actores (cosa que conocemos al evocar fragmentos de anteriores filmes suyos). Es un documento sobre la vida cotidiana del director, condenado a una prisión domiciliaria, mientras se sustancia el juicio. Su casa, que podríamos calificar de lujosa, es una especie de jaula de oro, de donde Panahi no puede salir. Cuenta con todas las comodidades, pero no puede tomar contacto con el exterior.
Panahi nos muestra su entereza al recurrir al último resquicio que le permite el gobierno, y que consiste en filmar en su propia casa un documental que él mismo, con un toque de ironía, titula que no es una película.
No sé porqué pero siempre me resultan particularmente interesantes este tipo de documentales testimoniales en los que la representación, y la forma en que se la lleva a cabo, pareciera ser uno de los ejes centrales. Esa característica, que es acción y reflexión todo en un solo movimiento, siempre me llamó poderosamente la atención. (No sé porqué pero mientras leía la crítica recordé a The Act Of Killing y a Z32, en las cuales también se reconstruye en una puesta en escena forzada o improvisada, lo que no se puede reponer documentalmente. Eso sumado a ese nebuloso límite entre lo real y lo ficcional, que se borra casi por completo en algunas películas iraníes, en las cuales lo real parece ficcionalmente creado, y la ficción parece mas real que lo real son elementos que convierten a estos documentales no solo en retratos de la situación política o social que viven los personajes del mismo, sino en verdaderas reflexiones sobre y desde el cine.
No vi la película de Panahi, asi que nada puedo decir sobre ella. Pero el texto me dejó pensando e intrigado. En la semana iré a verla.
Saludos!
Gracias Cristian por este comentario. Hay algo de eso que decís. Contame luego cuando la veas. Saludos. RK
Muy interesante: un film del que se habla pero no se filma ni se exhibe, y un comentario de alguien que no vio la película