CRÍTICAS BREVES (73): PLANTA MADRE
Por Roger Koza
**** Obra maestra ***Hay que verla **Válida de ver * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor
Por Roger Koza
Planta madre, Gianfraco Quattrini, Argentina, 2014 (**)
El segundo largometraje de Gianfranco Quattrini (Chicha tu madre y Bosques, codirigida con José Campusano) gira en torno al duelo inacabado de un hombre que vive todavía la muerte de su hermano menor, acontecida décadas atrás, con un peso existencial intacto que lo convierte a él mismo en un fantasma entre los vivos. Leyendas del rock de la década del ‘70, los hermanos Santoro experimentaron, siempre movidos más por la curiosidad que por el exceso, esa época de liberación sin privarse de nada. Uno de los hitos fue el encuentro con un chamán en la selva peruana. Quattrini arranca su película con un flashback que remite al instante previo a la tragedia, y de ahí mantiene el relato entre el presente, momento en el que el sobreviviente intenta paliar su dolor tomando ayahuasca con el chamán de aquel entonces, y un conjunto de recuerdos tanto de juventud como de infancia. Algunas subtramas vinculadas al pasado exitoso del músico, como también lo que sucede con el amante de una vieja amiga de los hermanos (una Camila Perissé trilingüe e irreconocible) que ahora vive en Perú, introducen un tono cómico y policial que parecen extraños al clima requerido en el film, que llega finalmente a su punto más alto cuando la película se circunscribe a una exploración genuina del chamanismo amazónico. Lo que sucede entre el viejo chamán y el rockero extenuado conjura las debilidades de esta noble película dedicada a Luis Alberto Spinetta.
Roger Koza / Copyleft 2014
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