CRÍTICAS BREVES (82) / MES FICUNAM 2015 (11): EXPERIMENTOS OBSERVACIONALES Y NARRATIVOS EN TIERRAS LEJANAS
J’ ai oublié, Eduardo Williams, Francia, 2014
Teddy Williams nos envía regularmente un nuevo film por año desde ese planeta todavía sin cartografías precisas que surge de su imaginación. Por ahora, neurólogos, antropólogos y geógrafos coinciden en determinar un conjunto de elementos que se repiten en sus películas: a) grupos de jóvenes de género masculino van de aquí para allá sin dirección; b) el movimiento perpetuo define la conducta del grupo; c) el espacio por recorrer jamás mantiene una referencia precisa; d) la trabazón de las escenas se asemeja (o más bien reproduce) los mecanismos imprevisibles de la asociación libre. Hanoi es aquí la ciudad elegida. Hoa es el protagonista: empieza buceando, después va al supermercado, más tarde a una obra en construcción y luego recuerda que olvidó encontrarse con un amigo, siempre desplazándose en una moto. En el final, Hoa se suma a unos acróbatas callejeros que desconocen las reglas de gravedad: trepan los edificios y saltan de un techo al otro como si el cuerpo no existiera y el riesgo se hubiera conjurado gracias a otras reglas físicas que solamente conocen los arriscados funámbulos del vacío. El despegue subjetivo visual con el que cierra la película, en el que la perspectiva vuela al cielo alejándose de los jóvenes que están en una azotea mientras el sonido permanece en la Tierra, es la síntesis de la poética de un director sin parangón entre los de su generación.
El ministerio de hierro, J. P. Sniadecki, China-EE.UU., 2014
Cualquier película sobre China en tiempo presente avizora un posible futuro global; lo que sucede en ese territorio inmenso y superpoblado, en el que evoluciona una forma general de organización socioeconómica desarticulada de una experiencia democrática y que aún depende de un comité central asociado al vocablo comunista, constituye un signo excluyente del siglo XXI: el capitalismo asiático. La fascinante obsesión de J. P. Sniadecki por ese país es la de un etnógrafo que se mezcla con los habitantes de un lugar, aprende su idioma y observa. Aquí no se trata de un acrobático plano-secuencia que atraviesa la totalidad de un espacio público como en People’s Park, sino de un recorrido permanente por los pasillos claustrofóbicos de varios trenes, sistema de transporte ahora renovado, como informa uno de los personajes. Sniadecki concibe el tren como un microcosmos caleidoscópico en el que se cruzan clases sociales y distintas generaciones, acaso un holograma antropológico integral del país: el registro de una conversación entre jóvenes en el final revela las paradojas e incógnitas de vivir en una nación superpoblada y los cambios de mentalidad, secuencia que se combina simbólica y dialécticamente con una secuencia inicial en la que el propio director participa intercambiando unas palabras con un practicante chino del Islam, en donde se vislumbra el adoctrinamiento nacionalista propio de una generación pretérita. Pero aquí las imágenes son entendidas como un discurso polifónico, y la destreza de Sniadecki pasa entonces por acumular situaciones que resulten autosuficientes. Un hombre solo consigue que un país cuente su presente. Notable.
Roger Koza / Copyleft 2015
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