CRÍTICAS BREVES (86) / MES FICUNAM (15): TIEMPOS DE VIDA
Por Roger Koza
Man Follows Birds, Ali Khamraev, Unión Soviética, 1975
Extraordinaria película del género coming of age situada en un tiempo pretérito, probablemente en algún siglo correspondiente al Medioevo, cuando Uzbekistán aún formaba parte del Imperio corasmio. La distancia epocal es tan manifiesta como la misteriosa y paradójica actualidad del relato. El joven Farukh, cuya madre murió al darlo a luz, todavía vive con su padre alcohólico, el cual nunca pudo recuperarse de la muerte de su esposa. Farukh se enamorará de una joven hermosa que le corresponde, aunque pronto aprenderá que ella ha sido escogida para contraer matrimonio con un aristócrata. No será la única pérdida que habrá de enfrentar, pues vendrán otros eventos no menos desgarradores. Lírica y visualmente hipnótica, Man Follows Birds ha sido asociada cómodamente a un universo mítico y místico, aunque las ensoñaciones del protagonista que habilitan esa interpretación remiten perfectamente a un trabajo onírico propio de una actividad libidinal exacerbada, sugerida a menudo por la yuxtaposición semánticamente explícita de las figuras de la madre y la prometida. Las magníficas superposiciones para denotar ese cruce constituyen uno de los tantos momentos en los que se puede apreciar el completo dominio estético de Khamraev, aunque hay una secuencia antológica, que también involucra a la madre, cuya gramática es de otro orden: la escena empieza con un travelling lateral hacia la izquierda que descubre a la joven madre en el bosque, seguido por un plano en contrapicado con el rostro del joven. Escritura perfecta. La sofisticación formal, no obstante, trabaja siempre en consonancia con el relato, que alcanza su mayor esplendor en los últimos treinta minutos, cuando Farukh y otros dos jóvenes experimentan un sentido cósmico de orfandad y, para el héroe en cuestión, un primer atisbo de autonomía.
I Remember you, Ali Khamraev, Unión Soviética, 1985
Una mujer mayor mirando a cámara, como si se tratara de un documental, dice que habrá de homenajear a su marido que, de estar vivo aún, tendría unos 76 años. En algún momento se fue a la guerra y fue asesinado. Un poco después, la madre agonizante le pide a uno de sus hijos ir hasta a la ciudad de Vyazma en busca del lugar en donde su esposo está enterrado. Deberá traer consigo un poco de tierra para ser arrojada más tarde en su propia tumba. De allí en adelante, I Remember You yuxtapone viajes imaginarios y oníricos de la madre con el viaje real de su hijo que, a regañadientes, obedecerá y cumplirá la voluntad de quien le dio la vida. El resultado es del orden alucinatorio, en especial cuando Khamraev concentra el relato en lo que sucede en el viaje en tren. Las diferentes situaciones que ocurren entre los pasajeros y el hijo componen un mosaico extraordinario en el que asoma una idiosincrasia y una época. Y es justo ahí cuando, en plena misión materna, el protagonista empieza a recordar su infancia. La recurrente puesta en abismo es de un refinamiento propio de los films de Raúl Ruiz, y la remembranza del pasado pone en juego recursos formales geniales: las superposiciones, también la evocación a través de primerísimos planos de ciertos objetos que suscitan la memoria. Escrita y dirigida por Khamraev, es evidente que el material tiene un carácter autobiográfico, y si bien eso nunca se emite como enunciado, la forma elegida para romper con el código de representación en el final del film resulta una declaración oblicua del carácter personal del relato. Un film inagotable, pletórico de ideas cinematográficas.
Roger Koza / Copyleft 2015
Últimos Comentarios