CRÍTICAS BREVES(184): ¿A DÓNDE? / ILA AYN
¿A dónde? / Ila Ayn, Georges Nasser, Líbano, 1957
Para un observador lejano la cordillera del Líbano es un paisaje de ensueño: los valles espaciosos, las montañas rocosas pero no enemistadas con las plantas y las flores, las vacas dispuestas a cooperar fielmente con los campesinos que trabajan la tierra como fuente exclusiva de supervivencia. Georges Nasser, el cineasta al que suele adjudicársele el título de “padre del cine libanés”, en ningún momento desmiente la hermosura de este ecosistema ni la discreta felicidad que puede intuirse en el hecho de vivir en una región alejada de las grandes metrópolis, pero tal convicción sí es cuestionada por dos de sus protagonistas, que sienten que en grandes ciudades lejanas tendrían un mejor destino. El primero es el jefe de la familia protagónica, dueño de su tierra aunque hastiado de trabajar solo para una subsistencia digna; el otro es su hijo menor, que tras veinte años sin saber nada de su padre, que vive en Brasil, también proyecta una esperanza abstracta en el gigante del Sur. Estos anhelos no son compartidos por el hijo mayor y todavía menos por la madre, que los ha criado a todos en una abnegada soledad desde que su marido se fue en barco a Sudamérica. Este drama inmigratorio y familiar de fines de la década de 1950 no deja de ser inesperadamente actual, a diferencia de la aproximación estética y antropológica: ¿A dónde? remite abiertamente al neorrealismo italiano y prodiga una amabilidad democráticamente compartida por cada uno de los personajes, influencias y cualidades extintas en películas del tipo. La proeza de Nasser radica en la simpleza de tono y en la circunspecta sofisticación formal, lo que puede verse en una escena que en términos formales no tiene mucho que ver con la poética de la película: el hermano menor planea en un bar el gran viaje al extranjero con dos amigos mientras un hombre sentado en una mesa cercana recita misteriosamente una poesía. Esta notable secuencia no desentona con tantas otras que se distinguen por una vitalidad asombrosa, como toda la ceremonia del casamiento, o por una nostalgia desgarradora, como cuando padre e hijo buscan sosiego en un paraje en las alturas en el que la contemplación del mar funciona como un alivio.
Roger Koza / Copyleft 2021
Gracias Roger. Se me hizo por momentos algo excesivamente discursiva, pero es un gran hallazgo. La escena del baile tradicional con la cordillera de fondo es al mismo tiempo una exacerbación de nacionalismo y de poesía naturalista de cautivadora belleza. Durante toda la secuencia tuve la mira escindida. Ahora pensaba en relación a lo que decías. El Libano aquejado por guerras intestinas que han destrozado no solo sus ciudades sino también sus reliquias arquitectónicas históricas y sus pueblos, los 7 millones de inmigrantes libaneses en Brasil buscando el «sueño americano» en medio de desestabilizaciones democráticas y pobreza extrema, entonces lo más trágicamente actual del filme me suena su título. Estamos arrinconados, atrapados en una pregunta que sabemos que no tiene respuesta. Ese es el signo de nuestra cultura desgarrada y pesimista que no nos permite enamorarnos. Esa es la verdadera cultura globalizada, la de la exclusión, la de la opresión, la que conecta al pequeño terrateniente argentino oprimido por los grandes latifundios o por dinámicas internacionales con el libanés que en aquel momento ni sospechaba lo que le esperaba. Cuando muchos críticos siguen pidiendo el romance y la honestidad de la cinefilia clásica reclamando películas que ya no se hacen, no puedo dejar de escuchar anacronismos. Esa «amabilidad democráticamente compartida» del neorrealismo que mencionas en tu análisis puede ser al mismo tiempo una postura valiente y significativa pero también una trampa que nos siga encerrando mientras los caminos de la subsistencia son innegablemente mas escuetos y excluyentes (Y digo de la subsistencia, ni siquiera pienso en la vieja promesa del ascenso de clase). Un abrazo.
El film es hermoso, sin duda. El mundo como es hoy y fue ayer es casi siempre inaceptable. Una síntesis: la amabilidad y la indignación política pueden ir juntas. Otro abrazo. R
Pensaba en tu última oración y se me vino «First Cow» de Reichardt.