CRITITWEET (03): VALIENTE / BRAVE
Valiente / Brave, de Mark Andrew, Brenda Chapman y Steve Purcell, EE.UU., 2012
Por Roger Koza
La princesa quería vivir, pero la monarquía y sus reglas le exigía obediencia. El deseo se contrapone con el deber, evidente motor narrativo de Valiente.
Resolución: Pixar asume de lleno la metafísica de Disney: el destino se decide en la interioridad. Un poco de gnosis, de misticismo celta y de brujería pagana; en el Yo está el secreto y en el corazón su desciframiento.
Tensión narrativa: la reina deviene en oso (y resulta mucho más agradable que su versión humana) debido a un conjuro. La heroína pelirroja tendrá que recuperar a su madre, pero también estará obligada a resolver la división del reino, dos obstáculos caprichosamente unidos.
Etología primaria: si mamá oso está erguida es todavía humana, si pierde su rectitud y camina en cuatro patas lo bestial hasta podría sobreponerse a lo humano. La transacción entre especies es puro conductismo, excepto si uno se llama Timothy Treadwell.
Etología cómica: mamá oso devora peces; es mejor dejar los cubiertos y los modales cuando el instinto predomina. El gag funciona y refuerza su lección etológica: quienes cuecen sus alimentos son también aquellos que hablan.
Etología respetuosa: mamá oso sí entiende cuando le hablan pero no puede pronunciar ninguna palabra. Que los animales pierdan el habla en el universo animado es, en el paradigma dominante, una transgresión.
Un fondo musical espantoso, que oscila entre Enya y los acordes introductorios a un tema de Celine Dion se combinan con una iconografía pletórica de elementos del druidismo. La estética Stonehenge prevalece y se multiplica.
Tres canciones espantosas constituyen el engrudo con el que se hilvanan algunas incoherencias de un relato con poco matices. Tres temas, además, equivalen a 12 minutos. Suma, todo suma. En español, por otra parte, no se entiende nada.
Discreta virtud de un dibujito: la crueldad no asoma por aquí, el punto más débil de la factoría Pixar, no siempre visible pero casi presente. Aquí, ningún oso se comporta como el mafioso de Toy Story 3; el más malo de todos los osos está hechizado; es peligroso, pero no perverso.
La primera incursión de Pixar en el universo femenino no es del todo satisfactorio. El contexto monárquico no es precisamente el mejor para aventurarse en los misterios del “sexo débil”.
Una reina demasiado fálica, una hija desobediente y amante del arco y la flecha, una sirviente asustadiza y una bruja simpática, capaz de estetizar sus servicios en un menú holográfico es todo lo hecho hasta aquí por Pixar a la hora de dibujar a sus mujeres.
Valiente no será la película por la que recordaremos al estudio responsable de maravillas como Wall-E, Monster Inc, Ratatouille y Buscando a Nemo; ni siquiera La luna, el cortometraje que precede a esta fallida introducción al universo matriarcal (un corto vistoso pero demasiado deudor del platónico El principito) compensa noventa minutos de dulzura prefabricada no exenta de buenas intenciones.
Roger Koza / Copyleft 2012
Últimos Comentarios