DOC.BS.AS. 2014: DIVERSIDAD Y CALIDAD

DOC.BS.AS. 2014: DIVERSIDAD Y CALIDAD

por - Festivales
31 Oct, 2014 11:22 | 1 comentario

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Por Jorge García

Con una envidiable continuidad –ha llegado a su edición número 14- la Muestra Internacional de Cine Documental que se realiza todos los años en octubre, con la dirección general de Marcelo Céspedes y Carmen Guarini y Luciano Monteagudo como encargados de la excelente programación, ratificó que es uno de los eventos de ese tipo de mayor calidad de Latinoamérica. A lo largo de dos semanas y con una cantidad de películas manejable (como para demostrar que no siempre la cantidad es la mejor variable para aquilatar los méritos de un festival) se pudo ver una selección rigurosa y de muy buen nivel que permitió tener un variado panorama de lo mejor que se hace en el mundo dentro del género, algo que se pudo apreciar en las diversas secciones programadas, en las que se alternaron algunos nombres inevitables por su importancia con los de nuevos y promisorios realizadores. Fue así, que entre los focos más destacados estuvieron el dedicado a los 30 años de la productora francesa Les Films d´Ici, con la presencia de uno de sus fundadores, Richard Copans, quien también presentó su último film, o el dedicado al cine latinoamericano, que mostró la indiscutible fertilidad del género en el continente, sin olvidar la muestra de la obra del realizador austríaco Norbert Pfaffenbichler, un desconocido en nuestro país hasta ahora. Y algo que se debe señalar dentro de la programación es la permanente intención de mostrar muchas veces los difusos límites entre lo documental, lo ficcional y lo experimental, una situación que da lugar en ocasiones a obras inclasificables y de gran valor. Pasemos entonces a reseñar brevemente algunos de los títulos vistos, dejando de lado Maidan, de Sergei Loznitsa por ya haber sido comentado por Roger Koza y La muerte de Jaime Roldós, de Manolo Sarmiento y Lisandra I. Rivera, que fue reseñado en la nota sobre el festival Unasur 2014.

Para algunos críticos, Norbert Pfaffenbichler es la figura más importante de la vanguardia cinematográfica de Austria. Con una obra todavía escueta, sus films muestran a un director interesado en explorar las posibilidades del trabajo sobre found footage y experimentar con la banda de sonido. Entre los cortos vistos en el Doc.Bs.As., se destaca Conference, en el que recorre, a través de excluyentes primeros planos, a los 65 actores que representaron en el cine a Hitler desde 1940 hasta la fecha (como señala Christoph Huber, Hitler es, después de Jesús, el personaje más veces visto en la pantalla) y en apenas 8 minutos, el realizador ofrece un caleidoscopio de rostros que pasan de lo grotesco a lo patético, de lo dramático a lo ridículo y de la burda caricatura al horror. Un muy interesante cortometraje. En A Messenger from the Shadows, Pfaffenbichler recurre al menos a un plano de cada uno de los 46 films de Lon Chaney que pudo encontrar, mostrando la asombrosa capacidad para la caracterización del gran actor del cine mudo -realizó una sola película sonora- que llevó a que se lo llamara “el hombre de las mil caras” (hay un biopic dedicado a él con ese título, protagonizado por James Cagney). Utilizando intertítulos y con el inestimable aporte de la creativa música de Bernhard Lang, el director ofrece un retrato de Chaney como un actor prácticamente unipersonal, que asombra por la diversidad de sus caracterizaciones. Más elaborada todavía es A Masque of Madness, en la que el director -siempre recurriendo a found footage– se centra en la figura de Boris Karloff. Con una carrera de más de medio siglo y más de 200 películas en su haber de diversos tipos, Karloff –a pesar de no haber tenido nunca un protagónico excluyente- se ha convertido en un ícono del cine de terror y en una figura de culto para los amantes de ese género. En este film, Pfaffenbichler muestra una enorme cantidad de personajes interpretados por el actor, pero lo asombroso es la continuidad que ha logrado darle al material, mostrando escenas en que el actor dialoga con él mismo en diferentes películas y un momento insuperable en el que un Karloff lanza un escupitajo que lo recibe otro en un film distinto. Con un formidable trabajo en el montaje y la banda de sonido (a cargo de Christoph Amman), el director presenta un deslumbrante retrato del actor.

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Varios de los documentales de Edgardo Cozarinsky están entre los mejores realizados por un director argentino. Uno de ellos es Bulevares del crepúsculo (1992) en el que Cozarinsky regresa a la Argentina luego de una prolongada estadía parisina para investigar los últimos años de dos recordadas figuras actorales que murieron en nuestro país. Una de ellas fue Renée Falconetti, la inolvidable protagonista de La pasión de Juana de Arco, su única incursión en el cine, y la otra Robert Le Vigan un actor que trabajara con los mejores exponentes del llamado realismo poético y que fuera acusado de colaboracionista con el nazismo una vez finalizada la guerra. Como ocurre en varios de sus trabajos dentro del género, el director intercala con los ejes centrales de su relato y las diversas entrevistas -que incluyen desde Adolfo Bioy Casares hasta dos vecinas de Le Vigan- recuerdos personales (vg, los festejos por la liberación de Paris en la Plaza Francia), expuestos a través de su voz en off. Un film que en varios momentos alcanza un notable vuelo poético.

En Un viajero, Marcel Ophuls realiza su segundo film en tres décadas, un documental narrado en primera persona y con él omnipresente en la pantalla, en el que desgrana recuerdos y anécdotas de su vida. Ophuls es el realizador de, en mi opinión, uno de los más grandes documentales de la historia del cine, La pena y la piedad ( acerca del que escribí en este mismo blog) y de otro notable trabajo en el género, Hotel Terminus, sobre el asesino nazi Klaus Barbie. En este film, el director, con una envidiable lucidez a sus 85 años y un gran sentido del humor, profundiza en la relación con su padre, el notable Max Ophuls, y sus encuentros y desencuentros con varias figuras del cine, como Francois Truffaut, Jeanne Moreau (deliciosa escena con ella), Otto Preminger, Bertold Brecht o Woody Allen, sin descuidar los diferentes contextos políticos y sociales en que se producen cada uno de esos encuentros. Un muy atractivo film.

Richard Copans, según señalamos antes uno de los fundadores de Les Films d´Icy, ha desarrollado una carrera mucho más prolífica como productor que en el papel de realizador. Sin embargo, presentó en el Doc.Bs.As, un reciente trabajo, en el que recrea la relación amorosa entre sus padres ya muertos, ella una empleada de comercio francesa y él un estudiante norteamericano que luego se convertiría en figura importante de la radio y la televisión de su país. El documental, recurriendo a fotografías y una abundante correspondencia, equilibra con precisión el romanticismo de la historia personal con una tenue melancolía, consiguiendo algunos momentos de límpida emoción. Y como en el film de Ophuls, aquí tampoco se deja de lado el contexto político social en el que se va desarrollando la historia.

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Ernesto Che Guevara, Diario de Bolivia

Varios son los films que se han realizado alrededor de la figura de Ernesto Guevara, pero es posible que Ernesto Che Guevara, Diario de Bolivia, el documental que el suizo Richard Dindo, rodara en 1994, sea el mejor. Tomando como punto de partida los escritos del Che durante su campaña en Bolivia, Dindo elude cualquier acercamiento épico a su figura, transformando su film en una melancólica elegía sobre el inexorable trágico destino del foquismo guerrillero, algo que inevitablemente se va desprendiendo de los cada vez más desencantados textos del Diario. Volviendo a los lugares que recorrieran Guevara y sus compañeros y entrevistando a lugareños y testigos, el director desmonta minuciosamente varios mitos oficiales tejidos alrededor de su muerte. Un film profundamente político, de una austera y contenida belleza.

Habiendo dirigido previamente Caja cerrada y Mensajero, dos interesantes y poco vistos documentales en los que mostraba un estilo visual y narrativo de marcado ascetismo, Martín Solá comienza aquí una trilogía de neto tinte político (su siguiente trabajo será rodado en Chechenia). Hamdan está centrada en un veterano militante palestino que, a cargo de una peligrosa misión, fue detenido, permaneciendo en las cárceles israelíes durante quince años. El film reconstruye aspectos de la tarea encomendada y describe minuciosamente los padecimientos sufridos durante su prisión. Narrado en primera persona por el protagonista con una voz en off de tono   marcadamente monocorde, con el mencionado ascetismo llevado en muchos momentos al extremo y los fundidos en negro más largos que se hayan visto en los últimos tiempos, la película tiene un tono distanciado y reflexivo que conlleva, como contrapeso, que en varios momentos roce la frialdad.

El catalán José María Berzosa es uno de los secretos mejor guardados del documental español. Exilado en París desde 1956 por su militante antifranquismo, ha realizado numerosos trabajos dentro del género, sobre todo para la televisión. En 1977 fue comisionado para realizar un film sobre distintos aspectos del Chile de la dictadura pinochetista y entre las cosas que filmó estaban unos reportajes a Pinochet y los integrantes de la Junta Militar. Lo notable es que tras las entrevistas, realizadas en sus opulentas mansiones y aparentemente naif e ingenuas – en la que los militares hablan de sus hobbys, la felicidad, la cultura y sus ideas sobre la democracia (desde luego que autoritaria) y se los muestra en su rol de esposos y abuelos “ejemplares”- esporádicamente, sobre todo en Pinochet y el siniestro Toribio Merino, aparecen reflejadas sus ideas reaccionarias, clasistas y racistas. En el año 2004, Berzosa remontó el material y el resultado es esta muy interesante Pinochet y sus tres generales.

Las imágenes subidas a internet de distintos sucesos se han convertido en los últimos tiempos en elementos de trabajo e investigación para varios cineastas (el argentino Mauro Andrizzi en la interesante Iraqi Short Films fue un precursor en ese terreno). En este caso. el director sirio exiliado en Francia Ossama Mohamed, tras una comunicación con la joven cineasta kurda Wiam Simav Bedirxan, decide montar con ella imágenes subidas a You Tube por víctimas y victimarios de la guerra en Siria. Agua plateada, autorretrato de Siria es un film apabullante, de una inusual crudeza en el que se pueden ver algunas imágenes no fáciles de soportar. Esas imágenes, glosadas por los intercambios epistolares de los dos cineastas es no solo un descarnado testimonio del conflicto bélico sino que también plantea numerosos interrogantes sobre cuál es el papel de un realizador frente a este tipo de materiales.

Jorge García / Copyleft 2014