DOC BUENOS AIRES 2021 (02): PRINCIPIO Y FIN
Caricaturana, Radu Jude, Rumania, 2021
Radu Jude retoma un deseo de Sergei Eisenstein relacionado con los gestos de Frédérick Lemaître en su interpretación de Robert Macaire y representados en la litografía de Honoré Daumier. El cineasta rumano parte de una conjetura de su par letón: el movimiento de los gestos en la litografía depende de una insuficiente sincronización del movimiento de los pies, las manos y la cabeza. Jude acopia evidencia y prueba la intuición de su colega, pero no le resulta suficiente. El valor estético en sí de la litografía y su potencial literario merecen reconocimiento. Es por eso que se dispensan algunos minutos a recuperar breves episodios humorísticos provenientes de las litografías, puesta en práctica del espíritu lúdico de un cineasta que se permite ironizar sobre el mundo contemporáneo aplicando el pretérito efecto Kuleshov a las litografías y en relación con una noticia de ostensible banalidad, aunque también de actualidad política. (Roger Koza)
AI at War, Florent Marcie, Francia, 2021.
Toda la obra cinematográfica de Florent Marcie se circunscribe obsesivamente a un fenómeno crucial: la guerra. Hasta acá, el solitario cineasta se inmiscuía en el campo de batalla de diversos conflictos bélicos desplazados del interés mediático y recogía la experiencia concreta de los soldados y los civiles sin tomar partido por ningún ejército, aunque tampoco prescindiendo de una lectura política. La novedad acá reside en que ya no está solo: Marcie vuelve a filmar todo lo que observa en Irak y Siria y también en París cuando regresa a su país y las calles de la ciudad son escenarios bélicos de una lucha de clase imprecisa, pero ahora interactúa constantemente con un pequeño robot llamado Zota, adquirido en Malasia y al que suele programar con el afán de que la máquina pueda llegar a conquistar su propia autonomía y asimismo comprender el significado de la guerra. La relación entre la entidad no orgánica y el cineasta es propia de una alucinación, sobre todo cuando una bala atraviesa el pómulo derecho de Marcie en una de las manifestaciones parisinas y Zota resulta decisivo e irreemplazable para el sostenimiento de la puesta en escena. (RK)
3SCOMBRO5, Raúl Perrone, Argentina, 2021
Un conjunto de figuras entrevistas por el fantasma fugaz de un Caravaggio blanco y negro habitan en Ituzaingó las ruinas de un edificio a punto de ser derribado. El cine de Raúl Perrone es enemigo de las sinopsis, por lo que la anterior aserción queda aniquilada por la experiencia. Ver y oír 3SCOMBRO5 es otra cosa. Podría haberse tratado de un edificio del cine de Coutinho en el que las ánimas invocan amores esperados de hace mucho y entonan canciones con las que buscan traducir su inquietud. Perrone en cambio se sumerge en el oscuro espeso de un tiempo suspendido en el que se topa continuamente con milagros: el milagro de la luz que hace estallar el marco de una ventana, el de los infinitos matices del plateado, el sobresalto del color moreno de unos talones deseados, el polvo rosa del ladrillo que tiñe la luz celeste. Las pieles obradas por el tiempo surgen apenitas del fondo negro y la devoción a la Virgen se dice en ritmo de rap. El delicado tejido sonoro –rumores, ladridos, pasos, gritos lejanos, cumbias, la voz que de vez en cuando narra, el jadeo del amor- le da volumen a la superficie plana de la pantalla. En un espacio desolado, todo es milagro. Perrone es renuente también a las generalizaciones, por lo que en su filmografía innumerable ninguna fórmula sencilla puede abarcarlo. Pero como creador de una época en la que la cosa antes llamada cine atraviesa una mutación de su sintaxis con final aún incierto en cada una de las estaciones de su viaje hay una marca de este temblor. Para ver 3SCOMBRO5 hay que aprender a no saber casi nada. (Oscar Cuervo)
Plastic Semiotic, Radu Jude, Rumania, 2021
Los juguetes constituyen un formidable entrenamiento simbólico en el que sus inocentes usuarios aprenden sin darse cuenta un orden integral del mundo y su naturalización. El juego estético de Jude consiste en desnaturalizar a través de la puesta en escena la eficiencia de los objetos revestidos de estereotipos diversos y reconocibles, acentuando con primerísimos planos el diseño y empleando el sonido con un sentido irónico y crítico sobre la función de cada juguete en relación directa con una ideología subyacente que lo significa. Las miniaturas responden a series específicas: pueden ser animales (de granja y selva, de eras prehistóricas), arquetipos (vaqueros, indios, soldados, modelos), edades (niñez, adolescencia, juventud, adultez y vejez); por cada plano se representa alguna acción o situación propia que reverbera en una época de crecimiento y que tiende a complejizarse moralmente a medida que la edad de juego se abandona. El resultado es siniestramente lúdico y políticamente revelador, y está a la altura de las fuentes literarias que Jude adjunta al inicio de la película. (RK)
Ojos Abiertos / Copyleft 2021
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