EL BAFICI ANTES DE BAFICI 2016 (08): EL DESEO DE FILMAR. UN DIÁLOGO CON ROSENDO RUIZ, DIRECTOR DE MATURITÀ

EL BAFICI ANTES DE BAFICI 2016 (08): EL DESEO DE FILMAR. UN DIÁLOGO CON ROSENDO RUIZ, DIRECTOR DE MATURITÀ

por - Entrevistas, Festivales
12 Abr, 2016 03:07 | Sin comentarios
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Maturità

Por Roger Koza

Después del estreno de De caravana en 2010, primero en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y más tarde en las salas comerciales, Rosendo Ruiz hizo una pausa de dos años y luego filmó prácticamente una película por año. Su segundo filme, Tres D, fue una película muy diferente en cierto sentido, pero no menos popular y exitosa: se estrenó en el Festival de Rotterdam y luego en el Bafici. La sustitución del universo del cuarteto por una amable cinefilia corría el riesgo de convertirla en un filme para entendidos. Resultó ser lo opuesto: amantes del cine, cineastas y críticos eran los protagonistas de la película, que transcurría en un festival de cine, y se acoplaban orgánicamente al retrato perspicaz de la vida cotidiana en Cosquín. Hasta ahí, Ruiz filmaba pequeñas comunidades, la ciudad era el escenario y los intérpretes pertenecían a distintas generaciones.

Más tarde, Ruiz inventó algo. Hace unos tres años, el realizador fue convocado por un colegio privado de la ciudad de Córdoba para realizar un taller de cine. El desafío consistía en hacer una película con los estudiantes y toda la comunidad educativa. De ahí nació primero Todo el tiempo del mundo y recientemente Maturità. Entre esas dos películas, Ruiz experimentó con otro modelo de taller y terminó haciendo otro filme: El deportivo. La naturaleza popular de sus relatos siguió intacta y el espíritu amateur de esos tres filmes no le impidió apropiarse profesionalmente de estos. Eso explica que todas iniciaran su recorrido en festivales.

Lo primero que se escucha en Maturità (que se estrena en el Bafici, en la sección no competitiva Hacerse Grande) es una pregunta cuya repuesta podría cambiar el destino del país. “¿Qué es el peronismo?”. Si bien la política partidaria está presente a lo largo de todo el filme, Maturità empieza con un secreto conflicto amoroso dentro de una institución: Canu, una joven estudiante a punto de terminar sus estudios, se enamora de su profesor más joven y sensible. A Ruiz le interesa ese amorío prohibido en tanto que es parte de un camino de maduración y descubrimiento en la vida de la protagonista. El filme no es otra cosa que un probo retrato del pasaje subjetivo a través del cual una adolescente empieza a percibir que el mundo no se circunscribe ni al microcosmos familiar ni a la comunidad escolar que la ha contenido. Las escenas más hermosas del filme, que tienen lugar en el Mercado Norte, son las que transmiten los primeros pasos hacia una vida adulta.

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Rosendo Ruiz

Roger Koza: Es su segunda película-taller nacida en una institución educativa, y una vez más con el auspicioso estreno en el Bafici; usted parece haber encontrado un camino posible. ¿Por qué elige estrenar películas como esta?

Rosendo Ruiz: Las posibilidades de hacer una película, por suerte, se han democratizado. Ya no hace falta ser un elegido para acceder a grandes presupuestos para hacerlas, como sucedía años atrás. Nos propusimos comunicar esto, hacerlo saber a quienes tenían la posibilidad de producir películas y entendieran que hacerlas puede ser una experiencia extremadamente enriquecedora, como sucedió con los directivos del Colegio Dante Alighieri. Nuestro anhelo es que el sector privado apueste cada vez más a la producción, de manera tal que no dependamos siempre, y solamente, de fondos públicos y de los tiempos que corran.

RK: ¿Cómo se trabaja en una película de esta naturaleza?

RR: El trabajo que implica hacer una película es igual para todas, estén hechas bajo el modelo de producción que sea. Nuestra exigencia es siempre la misma, si uno acomoda y entiende los medios de producción de los que dispone, las posibilidades creativas son realmente inmensas.

RK: Eligió un tema controversial: la relación entre una menor a punto de egresar y su profesor de arte, relación que tiene lugar en el seno de la institución. ¿A qué se debe esta elección como conflicto inicial?

RR: Había leído en un diario la noticia de que habían despedido, y denunciado, a un profesor por haber iniciado una relación con una alumna, lo cual le implicó no poder volver a dar clases nunca más. Indagando un poco sobre la historia, me enteré de que la alumna tenía 17 años, a 4 meses de cumplir los 18, y el profesor 24 años, y que cuando ella egresó se casaron y se fueron a vivir juntos. Me pareció un buen puntapié como para dar inicio a la película, así que se lo propuse tanto al grupo de alumnos guionistas con los que estaba trabajando, como a los directivos de la Dante. Los pibes se entusiasmaron al toque y por suerte las autoridades aceptaron el desafío y el compromiso que exigía tratar dicho tema.

RK: Es cierto que el filme va más allá del nudo narrativo.

RR: También intenté sugerir que este conflicto no era tan importante; de ahí que lo trabajé como un “falso conflicto” en la película, ya que esta da un giro a partir del cual el problema real de la protagonista pasa a ser otro, mucho más importante que la relación.

RK: Hay una voluntad de que la vida política partidaria esté presente en el filme. Ya en el inicio hay una manera inteligente de incorporar el peronismo y su resistencia a ser codificado unívocamente. ¿Por qué tomó esta decisión y cómo se las ingenió para equilibrar los discursos políticos que se enuncian, sin tomar partido por ninguno?

RR: Mientras escribíamos el guión, estaban sucediendo las campañas por las elecciones PASO en Argentina. El clima político estaba bastante caliente y lo inundaba todo. Los medios de comunicación nos asqueaban con la falsedad publicitaria de los candidatos, y tomamos la decisión de que la película se incrustara en la realidad social que estábamos viviendo. Con esta base, sostuvimos la idea de dar espacio a distintas voces políticas, y a las discusiones y “chicaneos” que vivíamos (vivimos) a diario, de fanáticos que no pueden ver nada positivo en las propuestas o acciones del “adversario”.

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RK: ¿Cómo trabajó en el casting de actores y cómo dirige a actores sin experiencia?

RR: La consigna con los actores era la misma que sostuvimos para la película anterior realizada también con la Dante Alighieri: el elenco debía estar compuesto por alumnos, docentes y no docentes del colegio, con las excepciones que el guión pedía. Una vez realizado el casting trabajamos en el acercamiento a los personajes con ejercicios teatrales, compuestos básicamente por juegos actorales. Fue una instancia muy hermosa la de los ensayos, ya que tanto alumnos como profesores y no docentes se encontraron en un lugar de igualdad y de riesgo que los colocaba en un mismo nivel de exposición y compromiso no vivido el resto del año.

RK: Cuénteme un poco sobre las dos secuencias oníricas en donde Canu parece estar trabajando sobre sus propios impedimentos para avanzar en su vida.

RR: Escribiendo el guión con el grupo de alumnos nos dimos cuenta de que ellos estaban en una edad en la que los sueños y los deseos más profundos son vividos de una manera más onírica y libre. Tienen una relación con el inconsciente más fluida, menos prejuiciosa que los adultos. Razón por la cual dichos momentos debían verse en el filme.

RK: Hay varias secuencias hermosas en que se puede ver la ciudad de Córdoba en la noche. Usted vuelve a filmar las calles de Córdoba. ¿A qué se debe esta necesidad de registrar el presente de un espacio público?

RR: El cine que disfruto, el que me gusta y me enseña, es el cine que además de contarme historias me muestra dónde suceden, sea un pueblo, una ciudad, un barrio; están inscriptas en una cultura determinada. Me interesa el cine que se abre a la comunidad y al espacio público enmarcando a los personajes y sus conflictos.

RK: En sus películas siempre suele haber una preeminencia de lo colectivo respecto de lo individual. Usted parece atraído por el retrato de pequeñas comunidades. Los cinéfilos en Tres D, los amantes del cuarteto, los personajes nocturnos en De caravana. ¿Por qué cree que le atraen los grupos?

RR: Las experiencias más ricas de mi vida me sucedieron con alguien. Pienso que los vínculos, los amigos, la familia, los compañeros, el barrio, el almacenero y la red social en la cual nos movemos son algo muy importante en nuestras vidas. Es por esta razón que elegí el cine como medio de expresión; es el equipo de trabajo el que da riqueza a una película. Las películas que hice, y hago, no son mías sino del equipo, con el que nos juntamos, discutimos, nos enojamos y enfrentamos y resolvemos los problemas creativos de manera conjunta.

RK: Usted vuelve a privilegiar el plano sostenido y evita el plano-contraplano canónico. ¿Esto responde a alguna inquietud formal en particular?

RK: Los planos secuencia en el cine me dan más sensación de estar ahí junto a los personajes, ahí metido en la escena sin sentir tanto el artificio del cine. Las películas o escenas en las cuales hay muchos planos me alejan de la realidad del momento que se está filmando. Otra razón es que para el actor es una gran oportunidad para darle a la película sus mejores interpretaciones. Cuando fraccionamos tanto las escenas, los actores terminan siendo casi títeres del director, repitiendo las frases cortas que están en el guión. En cambio, cuando el actor debe estar más tiempo sin cortes, debe él mismo sostener su personaje, “respirar la escena”, como solemos decir, y vivirla entre dos palabras que marcan la magia de la vida escénica: “acción” y “corten”.

RK: Usted es un director profesional y con cierto reconocimiento. ¿Cómo evalúa este filme en el cuerpo de su obra?

RR: Maturità es mi quinta película. Siento que tiene un vínculo directo con De caravana en cuanto a la presencia de ciertos sectores geográficos, temáticos y sociales. Es también una película con la cual me he permitido probar nuevas formas y nuevos cruces cinematográficos. Es una experiencia que me da confianza para seguir probando y recorriendo distintos caminos formales, como también maneras de abordar las producciones.

RK: Usted está trabajando en dos proyectos importantes. A su vez sigue con la escuela-taller. ¿Por qué esta exigencia?

RR: Mi profesión es el cine y me completo en la transmisión de mis conocimientos y experiencias al realizar las películas enmarcadas en el proyecto “Película Taller”. Es muy enriquecedor transitar el camino de hacer una película con personas que nunca pasaron por esa experiencia. En este camino, debo revisar paso a paso los diferentes momentos del proceso de hacer un filme, que en los proyectos tradicionales son resueltos por los profesionales de las diferentes áreas. O sea, es en estos proyectos en los que vuelvo a los momentos y preguntas esenciales sobre por qué y cómo se hace una película.

Esta entrevista fue publicada en otra versión por el diario La voz del interior en el mes de abril 2016

Roger Koza / Copyleft 2016