EL CANON DE LUCÍA SALAS

EL CANON DE LUCÍA SALAS

La joven crítica argentina elige sus películas favoritas (de hoy); un canon sorprendente y de posibles descubrimientos.

Tiene 30 años, pero como colega ya me parece una veterana. Es que la he leído tantas veces: he consultado sus textos sobre películas clásicas de Hollywood como si fueran los de Jorge García, también busqué en sus notas la clave de lectura del cine contemporáneo, porque Salas se mueve dialécticamente entre el pasado y el presente sin que ni siquiera se puedan observar las diferencias, como si en ese movimiento de ida y vuelta estuviera cifrando su posición como crítica. Genealogía y presente. En ocasiones, leyéndola olvido su juventud, quizás porque la eficacia retórica de lo que publica tiene el rigor que supo extraer de su paso por la academia, sin por ello debilitar la necesaria discordancia que proviene del espíritu de rebeldía característico de una edad en la que la plasticidad reflexiva no ha sido sustituida por las rigideces de la certeza o las comodidades intelectuales encalladas en el tiempo y las tradiciones museísticas.

Conozco a Salas desde hace al menos diez años, y por lo dicho hasta aquí es evidente mi admiración intelectual, la cual está disociada de mi cariño por su persona. He compartido cafés, charlas y conferencias; a propósito de esto, su participación en el panel de crítica cinematográfica en la última edición de la Viennale fue memorable. Discutió con sus colegas y cuando un sutil paternalismo machista rondó en el auditorio, Salas, sin perder la compostura, sacó a relucir sus dones de polemista y confrontó a un colega alemán disputándole el lugar de enunciación, que no era otro que el del poder de los hombres. Lejos está Salas de circunscribir obstinadamente su lugar como crítica de cine al feminismo, pero de ningún modo ese discurso le es ajeno. Por eso puede leer a Farber y a Laura Mulvey por igual y sentirse enteramente cómoda al hacerlo. Ningún dogma aprisiona su mirada, lo que no significa un desconocimiento de que toda enunciación es una posición frente al mundo y al cine.

Me pregunto cómo será el canon y las películas elegidas por Salas dentro de 22 años, cuando tenga mi edad. Lo que sí sé es que yo a su edad jamás hubiera podido confeccionar una selección de películas como las que ella destaca aquí; su festivo enciclopedismo cinéfilo me supera incluso ahora. ¡Qué alegría me produce haberla convocado para esto! ¡Qué placer constatar los títulos de su lista y las razones detrás de estos! 

No hay muchas Lucías Salas por ahí. Seguro filmará nuevas películas (sí, también ha hecho películas), publicará textos y libros y no dejará de dar conferencias y clases. Mientras me dedique a esto, siempre estaré atento a todo lo que lleve su sello. Mi aprendizaje está garantizado. (Roger Koza)

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Una programadora que admiro me dijo una vez que programar era doloroso porque implicaba más sacar que poner, como en Giacometti. Es igual con las listas. Mi excusa: El sujeto es actividad y en tanto tal no es pasivo ni activo: es proceso. Un canon de estos no es eterno, sino más bien un inventario de momentos y procesos. Sus factores son el tiempo y la disponibilidad: sólo se puede ver lo que se ha hecho y no se ha perdido; lo que se quiere ver y se ha conseguido. Sus mediadores son muchos, algunos héroes y varios villanos. Mi privilegio: nací en una época en la que puedo esquivar a los unos y los otros, vivir más entre pasadores y piratas que entre guardias. El mundo es grande y no lo conozco bien. Argentina también, y el límite más grande para su historia es que mientras esperamos la implementación de la ley para una cinemateca nacional (gobiernos y pandemias mediante) las películas se hacen polvo. La mayoría de las películas argentinas de mi lista fueron vistas gracias al trabajo de mucha gente a quienes debo gran parte de mi educación político-sentimental con las películas, como Fernando Martín Peña, el Museo del cine Pablo Ducrós Hicken, el Festival de Mar del Plata, el BAFICI y el cine Gaumont). Muchas de estas películas circulan poco, y el objetivo de esta lista (y de toda lista) es que algún día circulen más. En cuanto a las internacionales, no me salió una lista, así que hice un inventario de procesos, problemas, ideas, mutaciones. Copiando lo que dijo Luis Ospina al responder a esta encuesta: hoy, martes 1 de Julio de 2020 al mediodía, son estas. Mañana podrían ser otras. Aunque si así fuera, conversarían. (Lucía Salas)

10 películas de Argentina + 1

Gente de Buenos Aires

La cabalgata del circo (Mario Soffici, 1945)

Gente de Buenos Aires (Eva Landeck, 1974)

Habeas Corpus (Jorge Luis Acha, 1986)

Fango (José Celestino Campusano, 2012)

¡Qué vivan los crotos! (Ana Poliak, 1995)

Ocurrido en Hualfin (Jorge Prelorán / Raymundo Gleyzer, 1966)

Sip’ohi, el lugar del manduré (Sebastián Lingiardi, 2011)

Horizontes de piedra (Román Viñoly Barreto, 1956)

La idea de un lago (Milagros Mumenthaler, 2016)

Breve Cielo (David José Kohon, 1969)

Una de la frontera para allá:  O Menino e o Vento (Carlos Hugo Christensen, [Brasil] 1967)

El mundo en 11 estaciones

Tres comienzos (trabajos de amor en vano) 

Something Good – Negro Kiss (William Selig, 1898) / Salida de la fábrica de cigarrillos «La sin bombo» (1904-11, autor desconocido) / La Petite Fille Et Son Chat (Louis Lumière, 1899)

Nacer, para qué 

De bruit et de fureur (Jean-Claude Brisseau, 1988) / I Was Born, But… (Yasujirō Ozu, 1932)

Terror de te amar num sítio

One Week (Buster Keaton, 1920) / They Live by Night (Nicholas Ray, 1948) / Frágil como o mundo (Rita Azevedo Gomes, 2001) 

Últimos días en unos barrios, la tierra por ser aplanada 

No cuarto de vanda (Pedro Costa, 2000) / The Exiles (Kent Mackenzie, 1961)

Parada sobre una montaña de casas / parada sobre una montaña de carbón 

Copacabana mon amour (Rogério Sganzerla, 1970) / Wanda (Barbara Loden, 1970)

El material sensible de las historias / de los relatos 

Soft Fiction (Chick Strand, 1979) / Standard Gauge (Morgan Fisher, 1984)

Esqueletos en la cama de mi amiga

Celine et Julie vont on Bateau (Jacques Rivette, 1974) / Night Nurse (William Wellman, 1931)

El amor según nuestros cuatro historiadores

Liberté et Patrie (Anne-Marie Miéville, Jean-Luc Godard, 2002) / Von heute auf morgen (Danièle Huillet, Jean-Marie Straub, 1997)

El nombre del juego es 

U samogo sinego morya (Boris Bartnet, 1936) / Ich möchte kein Mann sein (Ernst Lubitsch, 1918)

Dos despedidas, entre la nieve y la lluvia

Mountains may depart (Jia Zhangke, 2015) / Goodbye Dragon Inn (Tsai Ming-liang, 2003)

Mis dos favoritas (la medida del amor es amar sin medida) 

Grapes of Wrath (John Ford, 1940) / Ordet (Carl Theodor Dreyer, 1955) 

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Fotogramas de portada: Man’s Favorite SportHabeas Corpus-Breve cielo-U samogo sinego moryaNo cuarto de vanda 

Lucía Sala-Roger Koza- Con los ojos abiertos / Copyleft 2020